«A los espectadores de comedia les gusta ver sufrir a los personajes»

–Representa en Santander 'Volvió una noche', una divertidísima comedia con apariciones desde el más allá. ¿Es una manera de desmitificar la muerte?

–Obviamente la dismitificación de la muerte es una parte importante de la función porque es bueno afrontar los temas importantes con humor. Es una forma de que entren mejor y se lleven mejor. En este caso mi madre en la obra, la actriz Beatriz Carvajal, vuelve de la tumba para pedirme explicaciones, pero, sobre todo, esta es una comedia con mucho corazón y que aborda las relaciones paterno filiales de una forma que cualquier espectador, tanto las madres como los hijos que acudan al teatro, se sienten identificados. Esta obra reivindica lo que yo entiendo como la 'felicidad pequeña' porque muchas veces los padres esperan que sus hijos tengan grandes carreras y no se dan cuenta de que se puede ser feliz con cosas más modestas, trabajando en un pequeño negocio de barrio y con la novia de toda la vida.

–¿Qué fue lo que más le llamó la atención de la obra para aceptar este papel?

–Muchas cosas. Yo ya había dirigido dos espectáculos para esta compañía, Bonjour mon amour, y casi 'me obligaron' a subir al escenario en la siguiente obra. Nos pusimos en contacto con César Oliva, maestro y amigo desde hace muchos años de Murcia con el que ya trabajé en el Aula de Teatro de la Universidad hace 25 o 30 años y con el que tenía muchas ganas de volver a encontrarme. Él nos planteó una serie de texto y este nos cautivó. Tiene todos los ingredientes de una comedia muy bien escrita que va de escenas muy cotidianas a otras que son casi de vodevil. Es una obra de teatro con fantasmas, como puede ser 'El fantasma de la señora Muir', pero lo que más nos gustó fue la relación de madre e hijo. Eduardo Rovner, de hecho escribió el texto como una especie de ajuste de cuentas y reconciliación con su madre que había muerto y con la que también soñó una noche.

–¿Cómo se puede sorprender y hacer reír a un público que cada vez va más al teatro y cuenta con más ofertas en otros canales como televisión o cine?

–La comedia que mejor funciona, y con esto no no voy a descubrir la pólvora, es aquella en la que los personajes son muy de verdad, muy creíbles, con los que el publico se identifica y, sobre todo, que sufran. Al espectador de comedia le gusta ver sufrir a los personajes porque muchas veces son el espejo de si mismos. Cuanto peor lo pasa el personaje y más se agobia más se ríe el espectador. Esta es una fórmula que se mantendrá toda la vida. Sobre todo en la comedia clásica que es en la que nosotros nos movemos. Acordaos si no de 'El apartamento' y Jack Lemmon. El éxito de una comedia está en que el espectador se identifique con un personaje y le vea sufrir porque eso les va a hacer reír mucho.

–Aunque nunca ha dejado el teatro de todo regresa a los escenarios que es donde comenzó su carrera de actor. ¿Qué significa para usted?

–Es cierto que en los últimos años muchos compañeros y compañeras pasan directamente al medio audiovisual sin haberse subido a las tablas de un escenario, pero la inmensa mayoría de los que nos dedicamos a esto descubrimos la interpretación a través del teatro. Yo empecé en las funciones del colegio y para mí, el teatro es como una casa que a veces alquilas y otras tienes cerrada por vacaciones pero a la que siempre vuelves. El contacto directo con el espectador es una experiencia única y mágica. Es el alma de la profesión.

–¿Profesionalmente le ha cambiado mucho la vida el Goya que le concedieron por su interpretación en 'El hombre de las mil caras'?

–Si me hubieras preguntado que si me ha cambiado en casa te diría que sí porque ahora tengo un bulto más y la gente cuando viene a cenar se hace selfies con él (ríe). Pero profesionalmente no. Es cierto que ese año y con la repercusión que tuvo la película estuve un poco más eufórico porque todo el mundo te identifica como el ganador de un Goya. Pero luego eso se pasa y lo que importa es que siga sonando el teléfono y te ofrezcan buenos personajes y buenas historias. Pero es cierto que ganar un Goya es algo que siempre va a aparecer ligado a tu nombre. Alberto Rodríguez, el director de esa película, me dijo una frase que he hecho mía: «los premios son para los demás, nunca son para uno» y es verdad que es un forma de recompensar a la gente que te rodea y te ha acompañado siempre.

–¿En qué otros proyectos trabaja ahora además de en esta gira?

–Creo que todavía se pueden ver en muchos cines 'Lo dejo cuando quiera' que ha sido todo un taquillazo y lo inmediato es el estreno el próximo 11 de octubre de 'El crack 0', la película que he hecho con José Luis Garci, que da inicio a una trilogía y en la que recupero el personaje que en su día inmortalizo Alfredo Landa. Para mí ha sido un honor que Garci me eligiera para tomar el relevo del gran Alfredo Landa en el personaje de Germán Areta.

–No es la primera vez que viene a Santander a trabajar en teatro. ¿Qué recuerdos tiene de la ciudad?

–He estado muchas veces, la última vez creo que fue con 'La vida resuelta' en 2015. Pero han sido varias las ocasiones que el teatro me ha traído hasta aquí, una vez incluso protagonicé una obra de microteatro en el Café de las Artes. El público de Santander sabe de teatro y se nota.