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'Caricia', en la entrada a Valdecilla, es la obra más reciente de Pejac: dos siluetas que representan a los pacientes y al personal sanitario.
«Espero que avancemos hacia un mundo que no se mire tanto el ombligo»

«Espero que avancemos hacia un mundo que no se mire tanto el ombligo»

Pejac | Artista urbano ·

El creador cántabro realizó recientemente tres murales en el Hospital Valdecilla. Cree que el arte» con toda su fuerza y universalidad es lo que debería de influir en la sociedad»

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 18 de octubre 2020, 07:44

Siluetas desnudas o sombras, miniaturas con mensaje y escenografías sobre muros, o en rincones y espacios sorprendentes. Procura mantener el control sobre su trabajo y tras la diversidad de formatos, lugares y mundos ha logrado una mirada propia y reconocible. Pejac (Santander, 1977), que prefiere siempre el anonimato, es uno de los representantes del arte urbano con mayor proyección internacional, cuya huella se ha prodigado desde Hong Kong a Nueva York, Londres, Milán o Estambul. El pasado año firmó una curiosa intervención en El Dueso. En pleno confinamiento fue una referencia con su acción #StayArtHome donde invitaba a pintar en las ventanas de cada casa y jugar con las diferentes perspectivas del paisaje para luego visibilizarlo en las redes sociales. El artista cántabro realizó recientemente tres murales destinados al Hospital Valdecilla.

-¿Qué huella le ha dejado el confinamiento y este estado de incertidumbre?

-La certeza de que teniendo un mundo interior suficientemente amplio, si nos vuelven a encerrar, nos ayudará a no volvernos locos.

- ¿La pandemia cambiará su relación con los espacios?

-De hecho tenía programada una gran exposición individual para finales de año en Nueva York, la cual se ha tenido que posponer a marzo de 2021, cambiando además la ubicación a Berlín. Y aun así estamos cruzando los dedos. Antes, en función de los compromisos artísticos y de mi momento vital, seleccionaba un país y unas fechas concretas para viajar. Ahora ese gesto parece más una utopía o una temeridad.

-¿Opina, como se dice, que cambiaremos tras la pandemia?

-No a todos nos está golpeando por igual. No es lo mismo perder a un ser querido, o haber pasado un mes en la UCI, que estar unas semanas encerrado en casa. De igual modo que no todos recibimos el golpe de la misma manera. Espero que avancemos hacia una sociedad que no se mire tanto el ombligo. Aprovecho para dar ánimo y fuerza a todos aquellos afectados.

-¿Qué ha supuesto el trabajo mural para Valdecilla?

-Hacer este trabajo en mi ciudad, Santander, ha sido una de esas experiencias a nivel artístico y, sobre todo, humano que hacen que tenga sentido esto de dedicarme al arte.

-Mantiene cierto deseo de trabajo incógnito. ¿En qué lo fundamenta?

-Siempre he pensado que la obra tiene que hablar por sí misma, nunca la podría mejorar con mis palabras ni con mi imagen. No me oculto, simplemente prefiero mantenerme al margen.

-¿Ha pasado de priorizar la estética a potenciar la fuerza de la comunicación de su obra?

-Compromiso y concepto siempre han estado presentes en mi trabajo. En los últimos años he ido evolucionando en mi manera de transmitirlo, tal vez menos evidente y por ello más efectiva. La verdad es que sin tener un concepto bien claro nunca comienzo una obra.

-¿Se considera un artista independiente o es todo una forma de buscar resquicios para sortear la exigencia del mercado?

-Me siento más libre en el formato de autoproducción. Exponer en un edificio con orden de derribo en el centro de Londres, el último taller de góndolas artesanal de Venecia, o en un antiguo barco en el Sena frente a Notre Dame son experiencias muy complicadas de llevar a cabo sin una búsqueda constante de libertad creativa.

-Las referencias y comparaciones con Banksy, ¿le molestan, o son una manera de fijarlo?

-Banksy es una referencia para el arte urbano de todo el mundo que ha logrado convertirse en clásico contemporáneo. Me encanta su trabajo pero yo procuro mantenerme fiel a mi estilo y a mi propio imaginario poético. Entiendo que si desde hace años tantos coleccionistas alrededor del mundo apoyan mi trabajo y apuestan por él es que consideran que soy un artista con voz propia. En realidad rara vez se me ha referenciado con Banksy fuera de España.

-La calle es su escenario global pero ¿cómo escoge el terreno?

-A veces tengo un concepto y no descanso hasta que encuentro la mejor ubicación posible, y otras me encuentro un lugar muy concreto y a raíz de este surge la idea. En este aspecto tengo a mi favor que no trabajo bajo la presión del mercado y puedo disponer del tiempo necesario para desarrollar mi obra.

-¿Un artista puede convertirse en líder de opinión, en sherpa de una actitud y una manera de vivir el mundo?

-Más que los artistas pienso que es el arte con toda su fuerza y universalidad lo que debería de influir en la sociedad. Los artistas, con nuestras virtudes y defectos, somos la parte menos importante de todo esto llamado cultura.

-No se ha prodigado mucho en su tierra. ¿Es también una respuesta crítica, o no se han dado las circunstancias adecuadas?

-Hace años cuando vivía en Santander hice bastantes piezas en la calle. En 2011 pinte en la S-20 'Stain' y su repercusión en diferentes medios extranjeros me impulsó a la escena internacional haciendo que mi trabajo tomase una dimensión mucho mayor, trasformando mi ritmo y mi modo de vida.

-¿El arte es para usted necesidad, supervivencia, identidad?

-A muchos el arte les sirve para desconectar. Yo lo utilizo como un modo para conectar con el mundo. El arte me ha quitado cosas, sobre todo horas de sueño; pero me ha dado muchas más: viajar con amigos por muchos países que me han dejado un recuerdo imborrable. También sentir que lo que hago puede ser positivo para otras personas.

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