Un estado emocional

A lo mejor entre tanta afectación, artificio, artefacto, saga y franquicia, quizá andamos necesitados de una buena, incluso rotunda, historia de amor, un relato sobre el oficio de amar. Y eso es lo que proporciona esta semana la Filmoteca entre sus ciclos temáticos y cruzados. La revisión, siempre justa, o la revelación, siempre a tiempo, de 'Happy Together' del cineasta Wong Kar Wai. Una de esas obras secuestradas por los panegíricos de la posmodernidad que, sin embargo, transparenta sensibilidad y lucidez sentimental, retrato de cámara pero también una sutil visión de la extrañeza de nuestro presente, mucho antes de cualquier matiz pandémico.

Ganado para el cielo de los festivales y la consagración crítica con 'In the mood for love', el autor de 'Chungking Express' plasma un viaje interior, el de dos hombres jóvenes enamorados, y otro exterior, el que discurre de Hong Kong a Buenos Aires. Y ahí en la emoción invisible pero no menos cierta, de toda relación sentimental que busca su verdad, y el paisaje externo que trata de condicionarla y moldearla es donde crece el poema existencial que late en 'Happy Together'.

Como en casi toda su filmografía la textura es otro personaje, otra apasionada y delicada forma de generar un asidero entre los espectadores y las criaturas que intentamos comprender. La banda sonora, como en otras obras suyas, en este caso vuelve a ser esencial, con esos tangos de Astor Piazzolla que suenan en el local Bar Sur. En el reverso imprescindible, entre el desamor y la soledad, Lai Yiu-fai (Tony Leung) y Ho Po-wing (Leslie Cheung) encarnan e ilustran las inquietudes de su amor amenazado por un entorno hostil y, sobre todo, por sus propias tribulaciones. En el empezar de nuevo reside el mantra y las incógnitas de su vínculo. De nuevo, 'Deseando amar' entre patrias emocionales, abstracciones que el cineasta rueda como una invitación a acompañar a dos náufragos, huérfanos de rumbo fijo. De forma fragmentaria, deteniendo a veces el sudor, el abrazo y la despedida hay algo de eterno retorno. El cineasta Wong Kar-wai levanta un Estado sentimental a través de una película hermosa entre el abandono y el dolor. Un collage que nos interpela entre la dispersión dramática y la fascinación visual. Los espacios, la poesía y eso indefinible que subyace tras los cuerpos.

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