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Estilo Sobrado, línea propia

Estilo Sobrado, línea propia

Vida y obra del pintor cántabro se entrelazan en el segundo volumen de arte de la Colección Bañares de Septentrión Ediciones. El libro se presenta el próximo martes en Torrelavega

Guillermo Balbona

Santander

Domingo, 14 de junio 2020, 12:29

De la línea clara y limpia a la visión del mundo. Una trayectoria en la que pintura y vida se entrelazan y aúnan de manera activa. Son más de seis décadas sembradas por decenas de exposiciones y etapas definidas, que se traducen en una diáfana creación. Pedro Sobrado ha construido en el tiempo una de las obras más entregadas a la comunicación con el otro y más coherentes a la hora de trazar un lugar en el mundo. Sin detenerse, siempre preocupado por la evolución, por reflejar los cambios de lo público, de lo social y de lo humano, su pintura sigue sumando series y exposiciones. Tras su reciente comparecencia en Los Arenales, en el patio de la Biblioteca Central, muestra que en breve inicia su itinerancia por la comunidad, ahora sale a la luz una publicación monográfica que recorre esa comunión de vida y obra en la pintura del artista de Torrelavega.

La Colección Bañares de Septentrión Ediciones, uno de los proyectos edificados por Carlos Alcorta, poeta y editor, acoge la publicación 'Pedro Sobrado. Vida y obra', segundo volumen de esta apuesta por el retrato personal y la compilación sobre la creación de artistas de la región. Juan Manuel Puente, pintor y fundador de Robayera, fue el primer protagonista y la Colección continuará con el perfil y el álbum del escultor José Cobo.

La editorial Septentrión Ediciones, centrada especialmente en géneros como la poesía -en colecciones como García&Diamonds y El viaducto- y la narrativa -plasmada en la colección El giróvago- amplió hace apena dos años su abanico de intereses con esa nueva colección, Bañares, dedicada al arte contemporáneo, y lo hizo con un autor «especialmente querido» para los responsables de la editorial. Juan Manuel Puente, pintor y, durante veintiocho años responsable de la Sala Robayera de Miengo.

Juan Francisco Quevedo, escritor, cronista cultural y articulista, se ha encargado de configurar el itinerario biográfico de Sobrado, salpicado con juicios personales, y el trayecto vital y artístico para la Colección. En su escrito para la publicación, editada por Carlos Alcorta, subraya la esencia de una identidad y de una mirada transparente que se asocia con naturalidad al pintor de Tanos: «Cuando estamos ante Sobrados genuinos, lo sabemos; el autor ha conseguido que sus cuadros no necesiten ningún calificativo añadido para identificar su obra. El espectador enseguida ve que un Sobrado es un Sobrado. El pintor ha alcanzado aquello a lo que tantos artistas aspiran y casi nunca consiguen: personalidad y voz propia».

En su opinión Pedro Sobrado (1936) «no sólo ha creado un estilo sino que ha llegado a darle su propio nombre». Y ya más personal, destaca una sensación: «que permanecerá en esa memoria espacial como un recuerdo capaz de detener el tiempo, de provocarnos algo esencial en cualquier disciplina artística, emoción».

El libro, a modo de monografía tiene como objetivo el dato, la biografía sintetizada, pero también el paso estructurado por los diferentes tiempos y obsesiones, vivencias, experiencias y vidas de Sobrado. La etapa iniciática, y fundacional, el periodo de la Movida, la época actual, sus retratos y otras series o los carteles estructuran estas estaciones creativas y personales.

Material crítico

Al material gráfico de la publicación se le suma una selección de texto críticos de muy diversas épocas donde aflora la riqueza semántica y emocional que Sobrado ha generado y que se ha reflejado a lo largo de seis décadas.

Entre los escritos recogidos en este volumen destacan, dada la celebración estos días de su Centenario, las reflexiones expresadas por Leopoldo Rodríguez Alcalde. El poeta y crítico aludía «al dibujo certero y el bien trabado óleo de Pedro Sobrado, sensible a los más agudos ritmos del espíritu y dueño, en plena juventud, de una madurez de fervoroso creador». Por su parte, el escritor y crítico Antonio Martínez Cerezo sostiene que Sobrado «responde a la apocalíptica llamada del segundo milenio con alma de perspicaz retratista de un tiempo-el nuestro- que vive en un cómic. Cada quien encerrado en su viñeta de luces y sombras».

La coherencia, la sensibilidad, el amor a la pintura permanecen en Sobrado que sigue incansable la línea, el dibujo y el perfil de su tiempo.

Desde principio de año la Plaza de los Arenales de la Biblioteca Central se convirtió en el punto de partida de la itinerancia que llevará su obra ahora por la región (de Laredo a San Vicente de la Barquera) hasta concluir en Torrelavega. Hace seis décadas de su muestra en la histórica sala Sur de Manuel Arce y, en el tiempo, ha construido un estilo familiar y reconocible fruto, además, de una constante reinvención como bien deja claro ahora Quevedo en esta publicación.

La segunda entrega de Bañares se presentara el próximo martes, a las 20 horas, en un acto previsto en la casa de Cultura de Torrelavega, que será presentado por el editor y su autor con la presencia del artista.

Un creador, que mantiene su pulso y su curiosidad, cuya obra sigue respondiendo a una actitud y mirada desde la pintura como recoge Juan Francisco Quevedo: «Si algo puede definir la pintura de Pedro Sobrado es su perenne apuesta por la modernidad, siempre abordada desde la suma complejidad de la sencillez y la belleza. Ambas en la obra del artista siempre conviven en una dulce y contagiosa armonía».

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