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Una fatídica tarde de abril de 1720, de regreso desde el mercado de Potes al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, tres jóvenes canteros vizcaínos se enzarzan en una discusión con unos paisanos del lugar que derivaría en una mortal pedrada de la que ... resultó fallecido Gaspar Blanco, vecino natural del lugar de Baró. Nadie podía imaginar que tan desafortunado suceso generase un corpus documental localizado en el Archivo Histórico Provincial de Cantabria y que daría lugar a una «apasionante investigación» que ha culminado en el estudio recién publicado por la Universidad de Cantabria, con la colaboración de la Fundación Camino Lebaniego: 'La Capilla del Lignum Crucis del Monasterio de Santo Toribio en Liébana (1674-1721) y la arquitectura barroca de su tiempo».
Su autora, la historiadora Celestina Losada subraya que algo tan poco relevante como el expediente por homicidio «vertebra un apasionante relato, uno más, de los que escriben la Historia social de la Arquitectura».
Ahora esa raíz del suceso ha sido el germen de una publicación fruto de un proyecto de investigación abordado en los últimos seis años. Detrás hay una labor ingente que pasó por escudriñar en archivos públicos y privados, así como en centros de estudios, bibliotecas y hemerotecas del ámbito local, nacional e internacional, cuyos resultados aportan una documentación histórica hasta ahora inédita». La obra de investigación, que ve la luz ahora en la editorial de la Universidad de Cantabria, es un estudio de Losada Varea que permite «reconstruir el proceso de elaboración de la que debe considerarse la obra barroca más interesante de Cantabria y una de las más espectaculares de todo el norte peninsular». El expediente contiene una serie de testimonios personales que revelan la pertenencia del joven cantero Martín de Hormaechea a la cuadrilla de 20 oficiales que desde 1718 trabajaban a las órdenes del maestro arquitecto Juan Bautista de Arbaiza (1685-1746) en la fábrica de la Capilla del Lignum Crucis del real monasterio lebaniego, históricamente concebida como 'Cámara Santa', y cuyo lamentable estado venía siendo denunciado por los monjes que habitaban el monasterio desde el siglo XVII. El hecho de que la Justicia de Liébana acuda a las puertas del monasterio benedictino en ese mes de abril de 1720, reclamando la presencia del Maestro a cargo de la obra para que entregue al culpable del homicidio, «delató la identidad del arquitecto, su origen, edad, situación familiar y estado de la obra en aquel momento». Como si se tratara de un guión cinematográfico, «la huida nocturna del culpable llevó a los pocos días al encarcelamiento en Potes de Arbaiza, durante cuatro meses, generándose en ese tiempo una serie de interrogatorios y declaraciones que revelan, en buena parte, la personalidad de este arquitecto vizcaíno y las vicisitudes por las que hubo de atravesar el largo proceso constructivo de tan simbólica y monumental obra».
Desentrañar ese dilatado proceso constructivo de la capilla ha derivado, apunta Celestina Losada, en «una obligada revisión del devenir histórico de todo el conjunto monástico y de una investigación en la que se ha rastreado y consultado una ingente documentación en los fondos de los archivos históricos provinciales de una decena de comunidades y ciudades, así como las del Archivo Histórico Nacional; el Archivo de la Nobleza; Real Chancillería de Valladolid y Archivo General de Simancas», entre otros. Asimismo, el estudio ha estado precedido de ardua labor de campo que ha recogido «toda la obra edificada por el arquitecto vizcaíno y conservada en La Rioja-Calahorra y en las tierras que se extienden a lo largo del Ebro».
Losada destaca que la coincidencia de la publicación de este estudio con la celebración del Año Jubilar, ha insertado esta investigación en un nuevo proyecto interdisciplinar promovido en el monasterio por la Fundación Camino Lebaniego y en el que «ya se están aportando interesantes novedades sobre el pasado del conjunto monástico». El historiador José Manuel Ramírez, en el prólogo del estudio, ensalza cómo la autora «traza la génesis y prestancia de una estructura de alto valor simbólico» y, a su vez, «profundiza en la biografía del artista Juan Bautista de Arbaiza: uno de los artistas norteños más carismáticos de la primera mitad del XVIII y al mismo tiempo muy poco conocido todavía». Además, las aportaciones documentales que se analizan en la nueva obra «cambian completamente la visión e interpretación de lo que hasta ahora se ha escrito sobre tan insigne obra arquitectónica y sobre su evidente simbolismo espiritual», pues la vincula a nivel internacional con una corriente artística llegada desde Centroeuropa a través de la presencia de artistas foráneos que se asientan en el obispado de Calahorra-La Calzada, los Raón, «implantando un nuevo modo de hacer arquitectura».
Celestina Losada, docente e investigadora de la UC y desde 2011 del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español y la Cultura hispánica (Ciese-Comillas), participa en proyectos de Restauración y Conservación de bienes culturales para el Ministerio de Cultura. En la actualidad, dirige el Máster de Industrias Culturales Digitales y coordina dos proyectos de dinamización socio-cultural en núcleos urbanos deprimidos y en medios rurales afectados por la despoblación.
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