«El éxito de 'Nada' animó a muchas grandes autoras a comenzar a escribir»

La obra de una autora es siempre una ventana a su personalidad, a la vida de la que surgió su impulso creativo y que cinceló su voz y su mirada. Lo sabe bien Marta Cerezales Laforet, hija de la escritora Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Majadahonda, 2004), de quien este año se conmemora un siglo de su nacimiento. Dentro de su obra literaria destaca entre otras la novela 'Nada', por la que la escritora fue galardonada con el Premio Nadal en su primera edición, hecho que marcó el comienzo de una de las trayectorias literarias y humanas más destacadas de la España de la posguerra, a lo largo de la cual se asentaría como una de las autoras de referencia de una generación de mujeres que se abrió camino a base de talento, trabajo y compromiso. La semana pasada, en un acto enmarcado dentro de las actividades del centenario del nacimiento de la escritora, que se cumple en septiembre, la dramaturga Rosa Gil estrenó en la Filmoteca de Cantabria la propuesta escénica y literaria 'Laforet', en la que recorrió en compañía de la intérprete Rita Cofiño la obra y trayectoria de la autora catalana. Un estreno al que también asistió la hija de la autora, quien colaboró en parte de la selección de textos que componen el «documento escénico-literario».

–¿Cuál es su aportación a la propuesta diseñada por Rosa Gil sobre la figura de su madre?

–Soy amiga suya y hemos hablado mucho de mi madre, pero el trabajo es por completo de Rosa Gil y confío en que es una propuesta muy adecuada, como todo lo que hace. Lo cierto es que no sé cómo va a ser y tengo muchas ganas y curiosidad por descubrirlo. En mi caso he aportado textos que hablan sobre ella y alguna fotos, pero desconozco el resultado final del montaje.

–Además de fragmentos de su obra literaria también se incluyen artículos escritos por su madre. ¿Qué tipo de textos son estos, más desconocidos?

–Hace poco se ha publicado un libro titulado 'Puntos de vista de una mujer', que reúne artículos que escribió mi madre durante cinco años, entre 1948 y 1953, el la revista Destino. Para mí fue una sorpresa porque no sabía de la existencia de esos textos, que ella escribió cuando yo era muy pequeña, y a través de ellos descubrí una faceta suya que me gustó mucho. Además de estos, Rosa tenía toda la información sobre las novelas y los cuentos, así que entiendo que el resultado será una combinación de todos ellos.

–En ese sentido 'Laforet' aspira a ofrecer un retrato 'panorámico' sobre la figura de su madre.

–Me gusta mucho que hable de las otras obras de Carmen Laforet porque siempre se dice que es la autora de 'Nada' y que recibió el primer premio Nadal, pero no se hace nunca alusión al silencio en el que culminó su carrera de escritora.En realidad ella escribió otras muchas cosas, pero siempre le dijeron que no eran lo mismo que 'Nada'.

–Cuando en realidad su obra es bastante más extensa...

–Mi madre escribió cuatro novelas largas, mucha cortas, artículos de periódicos... Hay mucho más.

–¿Cómo era su madre como persona y como escritora?

–Como persona era muy alegre, había leído mucho y le gustaba viajar. Para ella la amistad era muy importante. Tuvo una vida en la que hubo momentos difíciles. Como escritora siempre la exigían más. En una entrevista con motivo de su segunda novela, que publicó siete años después de 'Nada', le preguntaron que cómo había tardado tanto en escribir de nuevo. Ella respondió que a sus 31 años había escrito dos novelas largas, seis novelas cortas, numerosos cuentos y artículos de periódico y que también había tenido cuatro hijos. «Otros a mi edad aún no han empezado», concluyó.

–Empezar su carrera ganando el Nadal fue un hito pero a la vez generó una gran presión sobre ella, entiendo.

–Sí, siempre le reprochaban que no escribía bastante y cosas así, y por eso no quería entrevistas. Para ella la libertad era muy importante y reivindicaba siempre la necesidad de preservar su intimidad. En ese sentido mi madre destacaba siempre que a un escritor había que juzgarle por su obra, no por su vida.

–Esa libertad implicaba para ella la necesidad de independencia, en un tiempo en el que no era lo habitual entre las mujeres.

–En los artículos su voz es feminista y reivindicaba la igualdad entre hombres y mujeres. Le interesaba y preocupaba mucho la defensa de la naturaleza y los animales. En ellos habla también de muchísimos escritores, porque siempre fue una gran lectora.

–¿Cómo fue esa, su relación con el mundo literario?

–Escribió mucho sobre autores españoles y extranjeros. Tenía mucho cariño a Galdós, por ejemplo, y también habló de Juan Ramón Jiménez, de Pedro Salinas...

–¿Qué supone para usted ser hija de una autora de la relevancia de Carmen Laforet?

–Es un privilegio porque a través de sus libros y de su obra puedo recuperarla y conocerla mejor. No sólo su calidad literaria, sino que también puedo comprender mejor su personalidad, su amor a la vida y a la literatura, su deseo de independencia y de libertad, su amor por sus hijos... Ahora comprendo mejor sus problemas y las barreras a las que tuvo que enfrentarse, tanto entre los escritores como en el mundo en que vivía, en pleno franquismo, que era muy difícil para una mujer que quisiera ser independiente.

–¿Cómo fue su vínculo con Santander y Cantabria?

–Venía mucho para estar con nosotros y le encantaba Santander, la playa y los paseos por la ciudad frente al mar.

–Su madre fue una voz esencial en la España de la postguerra. ¿Cree que su figura es lo suficientemente reconocida y valorada?

–En la novela 'Nada' retrata un periodo muy difícil, la posguerra, pero para mí destaca la voz de la narradora, que es una chica joven que habla en primera persona. He ido a muchas universidades extranjeras en las que se estudia su obra y llama la atención lo mucho que esa novela gusta a la gente joven. Esa voz narra cosas horribles, pero en ella late una esperanza, que es algo que trasciende a la obra y que se da en muchas de sus novelas.

–Su madre fue un referente para muchas otras escritoras...

–Sí, eso es algo importante. A partir de 'Nada' hubo muchas escritoras como Ana María Matute, Dolores Medio, Mercè Rodoreda, Josefina Aldecoa o Carmen Martín Gaite, que se reconocen deudoras de esa obra porque gracias a ella se decidieron a escribir y a presentarse a concursos literarios. Fue un ejemplo y una pionera.