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El gran sueño de José Antonio Barquín (Los Corrales, 1958) era ver su gran puerta de Cantabria en alguno de los edificios oficiales de la región. Llevaba varios años trabajando en ella, una pieza escultórica de grandes dimensiones, tres metros de alto ... por dos de ancho, en la que representó los principales acontecimientos y momentos de la historia de la Comunidad, desde la Prehistoria hasta la actualidad. El jueves falleció a los 61 años sin haberlo logrado, pero sí con la satisfacción de haber podido mostrar a los cántabros a finales del año pasado este trabajo «fruto de muchos desvelos» en la sede del Parlamento regional.
La trayectoria de este artista está ligada a la escultura, un arte que dominaba y que hoy en día permanece en varios lugares de la región pues fue uno de los más prolíficos escultores urbanos de esta tierra. Suyos son el Busto del cardenal Herrera Oria, en la iglesia de la Bien Aparecida, o los monumentos a todas las pescadoras en Comillas, al peregrino en El Astillero y al pescador en Santoña, ese trabajo que le causó más de un disgusto cuando, unos meses después de su inauguración el Ayuntamiento decidió completarlo, sin su autorización, con un perro de bronce.
Barquín también fue el autor de la escultura del Padre Damián de Molokay para los Sagrados Corazones de Torrelavega y de los bajos relieves que aparecen en la campana que el Gobierno regional regaló a los Reyes con motivo de su boda o de un bisonte obsequio de Cantabria al Jacques Chirac.
Aunque en los últimos años residía en Cantabria, pasó una gran parte de su vida en Pamplona, donde estudió Artes y Oficios y donde también fue profesor de cerámica durante varios años.
Gran conversador, viajero y apasionado de todo lo relacionado con el arte fue en una de sus primeras visitas a Roma y ante la columna de Trajano cuando ideó el que fue, sin duda, su proyecto más emblemático, diseñar una gran puerta de bronce con relieves en los que se recogiera la historia de Cantabria. En el año 2011 el Parlamento acogió una muestra individual de su obra que llevaba por título 'Cantabria' y fue durante aquellos días cuando acabó de concebir ese sueño que le llevó más de cuatro años de trabajo en su estudio de Elechas.
La obra consta de dos hojas con seis paneles historiados cada una y un zócalo compuesto de hojas de roble. A diferencia de otras puertas de bronce la temática de esta es civil y su objetivo tal y como él mismo contó a El Diario era «aumentar el rico patrimonio cultural y artístico que poseemos y a la vez concebir un elemento de propaganda y difusión permanente de nuestros valores históricos, etnográficos y culturales», dice.
A finales de año cuando por fin pudo enseñar su trabajo en el Parlamento regional vio cumplido parte de ese sueño y ayer, su presidente Joaquín Gómez lamentaba su temprana perdida. «Su nombre y su obra permanecerán en la memoria de estas piedras que acogieron y cumplieron el deseo de un artista mayúsculo cuyo legado debemos preservar», señaló en un comunicado.
«La vida le concedió el aliento suficiente para terminarla y exponerla en este Parlamento», evocó Joaquín Gómez, «y una vez alcanzado este sueño nos ha dejado de manera inesperada y dolorosamente temprana».
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