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Un paisaje. Un cuaderno de bitácora pictórico. Un retrato de mar, playa y rocas. Un diario de luz. El verano de arte santanderino, al natural, lleva siempre un nombre: Félix de la Concha. Tras presentar recientemente su libro, el pintor ligado a Cantabria regresa ... a la librería Gil, espacio cultural que acaba de ser nombrado mejor librería española, para mostrar desde hoy (apertura a las 19 horas) un singular proyecto: la exhibición hasta final de agosto de sus pinturas bajo el epígrafe 'Vistas al mar. Un diario pintoresco', canalizada a través de la galería santanderina Siboney y Juan Riancho. Félix de la Concha lleva así el mar a la plaza Pombo.
En sus propias palabras son trayectos y querencias que se aúnan en un mismo paisaje: «Como otros años, vuelvo a Santander al inicio del verano. Con la novedad de que esta vez acabo de publicar un libro, 'Las Meninas desde una luz artificial', (Reino de Cordelia). Nada más llegar, en la noche de San Juan, se presenta en la librería Gil. A los amigos que dejo en Madrid les digo que es la mejor librería de Santander. Me he quedado corto, porque justo ahora la premian como la mejor de España. Y tras un mes de estancia, antes de marcharme, la Gil me invita de nuevo. Esta vez a exponer los óleos recién pintados. Ahí los dejo con gusto, secando».
Durante un mes «he ido en bici, cargado con mis bártulos de pintor, a La Virgen del Mar. Cada mañana, como un ritual, he completado un cuadro con un encuadre muy parecido de la vecina Isla del Castro. El resultado ha sido siempre distinto, al igual que distinta es la luz que ilumina sus riscos cada día, y cada instante. Y única, la emoción que me produce intentar captarla cada vez». 'Vistas al mar' es el nombre del programa de verano de Radio Clásica». Lo escuchaba en mis auriculares mientras pintaba este diario». Nacido en León en 1962, cuando apenas tenía unos días, su padre le trajo a pasar el verano a la capital cántabra por primera vez. Así creció un vínculo afectivo y creativo hasta el año pasado, cuando pintó los paisajes de San Román que acabaron expuestos en la última edición de la feria ARCO. Y acaba de clausurar una muestra en León, 'Not only en América', que confronta obras realizadas en Estados Unidos con otras «de la tierruca».
Félix de la Concha recibió en 1989 la beca de la Academia de España en Roma y reside en Italia hasta 1995, año en que se traslada a los Estados Unidos donde fija su residencia y continúa su trayectoria artística. Su obra pictórica parte del natural y se centra en el género del paisaje urbano y el retrato.
En ambos introduce el concepto temporal como fundamento tanto en el proceso de ejecución como en la captación de los motivos. Frecuentemente se estructuran en polípticos o series. Su dedicación en exclusiva a proyectos específicos le lleva a permanecer tiempos prolongados, a veces varios años, en el lugar donde los pinta. En el retrato experimenta con intervenciones performáticas que le permiten llevar al extremo la experiencia del espectador. Los detalles, subraya, son muy importantes, porque cada día tiene momentos que no vuelven a suceder. «Es una forma de sintetizar una serie de elementos: tener la estrategia de saber que no se van a repetir y que tienes que apurar donde puedas las luces que te interesan y concentrarte en eso».
En el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor celebró la exposición 'Maldito realismo'. Una retrospectiva marcada por sus experiencias vitales y creativas en lugares tan dispares como Estados Unidos, rancia, Italia o España. El suyo es un estilo realista que trasciende con mucho el mero retrato de espacios y paisajes.
«El logro excepcional de Félix de la Concha es haber revitalizado esta tradición centenaria con una comprensión contemporánea de las posibilidades de la pintura», según dijo Mark Francis, director de la Gagosian Gallery en Londres y ex conservador del Carnegie Museum y del Andy Warhol Museum. Félix de la Concha siempre pinta del natural, ya en sus arquitecturas, ya en sus retratos. Se sumerge en un intenso análisis y compromiso personal con el sujeto e invita con su visión a cuestionar lo real a través de las diferentes fases del tiempo. Su mirada del último mes queda ahora reflejada en el proyecto que expone Gil.
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