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Ni puerta grande ni enfermería. La tauromaquia parece recuperar el pulso tras la década 'horribilis' sufrida entre 2010 y 2020, aunque la actividad del sector ... no alcanza los niveles previos a la crisis económica de 2008, el punto de inflexión de una actividad que tocó fondo con el boicot de determinados partidos políticos y de grupos animalistas, y después con la covid-19, y que trata ahora de renovarse para no dejarse arrastrar por los peores augurios.
En 2022, en España se celebraron 1.546 festejos taurinos, el 8,5% más que en 2019, el año previo a la pandemia, pero muy lejos de los más de 2.600 que tuvieron lugar en 2009, según la Estadística de Asuntos Taurinos, publicada por el Ministerio de Cultura y Deporte. En los últimos cuatro años ha aumentado el número de corridas de toros, que han pasado de 369 a 412, también se han incrementado las novilladas con picadores (de 217 a 268) y las corridas mixtas con rejones (de 36 a 54), y solamente ha descendido, levemente, el rejoneo (de 169 a 158). Además, en 2022 se programaron diez espectáculos de toreo cómico, una actividad que está destinada a desaparecer, o por lo menos, a reinventarse, después de que el Gobierno aprobara, el pasado abril, su prohibición si participaban toreros que sufren enanismo.
En cualquier caso, 2022 fue el año de una cierta vuelta a la normalidad, después del hundimiento de 2020, cuando únicamente se celebraron 129 festejos (54 de ellos, corridas de toros) y del inicio de la recuperación en 2021, en que se realizaron 824 eventos.
Por territorios, Castilla-La Mancha es la comunidad que más festejos celebró en 2022, con 365, por delante de Castilla y León (346), Madrid (263) y Andalucía (249). Muy atrás se sitúa el resto de las autonomías: Extremadura (71), Aragón (58), la Comunidad Valenciana (48), Navarra (43), País Vasco (29), Murcia (28), La Rioja (23), Cantabria (17), Baleares y Galicia (2) y Asturias y Melilla (1). En Ceuta, los toros iban a regresar en 2022, 27 años después, con una corrida goyesca prevista para el 18 de septiembre que, sin embargo, se suspendió a última hora tras una fuerte polémica en la ciudad autónoma. Mientras, en Canarias y en Cataluña no se celebraron festejos. Canarias fue, en 1991, la primera comunidad en prohibir las corridas de toros. En Cataluña, el Parlament prohibió las corridas en 2012 y aunque el Tribunal Constitucional anuló la abolición en 2016 en la práctica ninguna empresa programa toros en esta comunidad.
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Pero más allá de la recuperación del número de festejos taurinos, probablemente el mayor reto del sector será alcanzar las cifras de número de asistentes anteriores a la covid-19. En 2021-2022 acudieron a un espectáculo de cualquier tipo 776.000 personas, es decir, el 1,2% de la población mayor de 15 años. En comparación, en 2006-2007 fue en alguna ocasión a una plaza el 9,8% de los españoles; en 2010-2011, el 8,5%; en 2014-2015, el 9,5%; y en 2018-2019, el 8%. La reducción del número de corridas y las limitaciones de aforo en los eventos públicos por la covid-19, vigentes hasta finales de 2021, explican la disminución de los asistentes.
Por el contrario, en el último lustro ha crecido el número de profesionales taurinos inscritos en los registros oficiales, 10.554 frente a los 9.723 de 2018. El año pasado figuraban en las estadísticas del Ministerio de Cultura 803 matadores de toros, 340 rejoneadores, 2.882 novilleros, 1.972 banderilleros, 618 picadores, 194 toreros cómicos y 3.745 mozos de espada.
Televisiones
Los expertos confirman la impresión general de que la tauromaquia tiene una mala salud de hierro. Desde la Fundación Toro de Lidia, una organización creada en 2015 para defender la fiesta, Paloma Moreno constata un «auge», una vez superada la gran crisis de 2008 y la pandemia. «Es un sector con futuro, que mantiene sus raíces en el mundo rural y que a la vez se ha modernizado para llegar a la sociedad», afirma Moreno, que destaca la gran afluencia de público, y sobre todo, de jóvenes, a ferias como San Isidro. «Hay un boom entre la juventud, que quiere disfrutar de su pasión. Y a otra escala, nosotros organizamos novilladas por todo el país y vemos que la gente responde, que hay ganas de toros», subraya.
Ignacio Álvarez Vara, Barquerito, crítico taurino de este periódico y una de las grandes firmas de los toros en España, corrobora que «ha crecido el interés y la curiosidad de los nuevos aficionados gracias a los concursos que organizan las escuelas taurinas por toda España, que han arraigado, y también a las redes sociales». Sin embargo, también observa sombras en esta nueva hornada de aficionados. «La recién incorporada es una afición sin memoria, es decir, sin referencias del pasado. Ese vacío no se llena así como así».
En un orden más práctico, Barquerito lamenta el cierre de Canal Toros de Movistar, aunque reconoce el apoyo a los toros de los canales autonómicos. En la misma línea se pronuncia Paloma Moreno. «En las televisiones autonómicas, que además alcanzan audiencias brutales cuando programan toros, hemos encontrado el apoyo indispensable», subrayan desde la Fundación Toro de Lidia, donde hacen hincapié en que los toros, y los aficionados, son «transversales». «Nosotros hemos contado con el apoyo de ayuntamientos de todos los partidos y de gobiernos autonómicos como el de Extremadura, también en época del PSOE», resalta Moreno.
Las nuevas figuras, entre las que sobresale el número uno del escalafón taurino, el matador peruano Roca Rey, han acrecentado el interés del público por los toros. «Es el principal reclamo», apunta Moreno. «Es el torero de más predicamento, o sea, tirón en las taquillas, y, además, gancho para aficionados nuevos», confirma Barquerito.
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