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La fiebre del sábado noche cambia de día y hora. Madruga un poco más, eso sí, y también rejuvenece. La sesión vermú, que se remonta a las fiestas de los pueblos y a los pases que las orquestas hacían a la salida de misa como ... anticipo de la verbena, se han convertido en una nueva forma de ocio que contenta a músicos, hosteleros y clientes y que en Santander, como en otras ciudades, prolifera.
«Nosotros empezamos a organizar este tipo de conciertos el pasado mes septiembre. Por probar a ver como resultaban . Y la verdad es que estamos encantados, hay domingos que parecen un sábado por la noche», explica Víctor García, uno de los dos propietarios de Lo que diga la rubia, un local del pasadizo de la calle Zorrilla en Santander que ha sido de los últimos en incorporarse a esta tendencia de la sesión vermú que permite disfrutar de la música, familia y gastronomía al mismo tiempo.
Una de las principales ventajas que encuentran los propietarios de los bares es la atraer nuevos clientes; para los grupos y cantantes de la región es una buena forma de sumar actuaciones y el público, sobre todo las parejas que han tenido que renunciar a asistir a los conciertos para atender a sus hijos pequeños, encuentran en estas sesiones vermú un lugar donde recuperar su afición sin perder de vista a los pequeños.
Marcos Bárcena Músico
David Marchena, 'Chena' Sala Black Bird
Hermes de la Torre Músico
Víctor García Lo que diga la rubia
Sara Sua Cantante
Uno de los primeros locales en rendirse a este tipo de sesiones en Santander fue hace unos cinco o seis años la sala Black Bird, en la calle Vista Alegre. Entonces, tal y como recuerda su propietario David Marchena, 'Chena', ya se ofrecían actuaciones de este tipo los domingos por la mañana en algunos en bares, pero ellos decidieron llevarlos a su escenario y poner en marcha un ciclo al que llamaron 'Vermú swing' que creó una tendencia en otras salas similares más centradas en lo musical que en lo gastronómico. «Decidimos ponerlo en marcha porque teníamos muchos conciertos en cartera y nos faltaban días para celebrarlos y funcionó tan bien que estuvimos dos años haciéndolos con muy buenos resultados», recuerda.
Asegura que estas actuaciones supusieron «un cambio de mentalidad» para muchos de sus clientes «que sólo veíamos por la noche» y también en la manera de disfrutar de un domingo. «La sesión vermú es ideal para los que no buscan la noche pero quieren disfrutar de la música en directo en un ambiente familiar, con sus hijos y con sus amigos».
Chena insiste en que han servido para sumar nuevas opciones a la oferta musical ya existente en Cantabria. Una alternativa que también es bien valorada por los músicos que encuentran nuevas formas de ingreso y de mostrar su música. «También es una forma de acercar a los niños a la música, de descubrirles los conciertos en directo y de poder disfrutarlos con ellos», apunta.
Hermes de la Torre, 'el brujo cubano', también fue de los primeros en ver las posibilidades de este tipo de actuaciones para la ciudad. En 2009 decidió iniciar lo que llama el 'Vermú con alegría' con el objetivo recuperar la tradición de cantar en los bares. Compositor y pianista, afincado hace más de veinte años en Cantabria ha conseguido hacer de la música una forma de vida tocando, bien solo o en compañía de otros músicos, en los bares de la ciudad.
Insiste, eso sí, en que no se debe confundir este tipo de actuaciones matinales con las más convencionales. «Los músicos no debemos plantearnos los vermús como un concierto, aunque sí debemos ofrecer la misma calidad».
Y es que, tal y como explica, «en un concierto en otro tipo de escenarios las personas son más receptivas a lo que ofreces mientras que lo que buscan en un bar y el domingo por la mañana es una especie de acompañamiento mientras conversan con amigos, disfrutan con la familia y toman el aperitivo».
En su caso ofrece un repertorio de lo más variado en el que lo mismo cabe un pasodoble que una bossa nova, un tema de jazz o una rumba y al poder ser que sean muy populares. «Para la hostelería ha sido un revulsivo y para nosotros un ingreso extra de dinero», indica.
Otro que también cuenta con distintos repertorios es el cantautor Marcos Bárcena, uno de los músicos más veteranos de la región que encuentra en estos conciertos «una alternativa» a la oferta cultural que se ofrece en la región.
Ya sea solo o acompañado por el rabelista Miguel Cadavieco, con el que ha formado pareja artística durante casi una década, Marcos Bárcena destaca de la sesión vermú la idoneidad del horario también para los músicos. «Es bueno para las familias, que pueden disfrutar de la música sin perder de vista a los niños, y también para nosotros que nos evita llegar a casa de madrugada como ocurre con los conciertos nocturnos», sostiene.
Como el resto, destaca que la media de edad del público es mayor que la que se puede encontrar en otras actuaciones nocturnas, pero también opina que los conciertos al mediodía son mucho más participativos. «Será por el ambiente festivo de día de domingo, pero el público interactúa más con nosotros. La cercanía no solo es física. También se nota en la forma en la que reciben nuestras propuestas».
¿Y cuales son los temas con mayor demanda? ¿Hay algún hit que se repita en cada una de ellas? Marcos Bárcena, que forma parte de la historia de música folk en Cantabria y que ha grabado más de cuarenta discos en diversas formaciones y en solitario ofrece un repertorio tan amplio como popular. «Por las mañanas, normalmente tocamos temas conocidos. A veces hasta acabamos todos cantando mi propia versión de 'Viento del Norte' o 'Santander la marinera'», dice este miembro del Club Beatles Soul que ya tiene contratada una nueva sesión vermú para el día de Nochebuena, en un bar de Torrelavega.
Más nuevos en el mundo de la música de Cantabria, pero no en las sesiones matinales son Sara Sua y Jesús Espinosa. Forman el dúo The Parners, un proyecto que ellos mismos definen de creación e interpretación musical construido desde «la pasión ilusión y amor por la música». Tocan versiones (desde Nina Simone, Amy Winehouse, Adele, Ella Fitzgerald y Bill Withers, hasta Sam Brown, Bob Dylan y John Lennon), así como algún tema propio, ideal por lo tanto para este día, hora y tipo de público.
«La sesión vermú es idónea para los conciertos solidarios», David Marchena 'Chena', de la sala Black Bird confiesa que siempre que alguien le consulta sobre este tipo de actuaciones les recomienda el domingo por la mañana. ¿Por qué? Porque el horario permite acudir a un mayor número de gente y porque los grupos que se presten a colaborar casi siempre de forma altruista no pierden asi una fecha en sus agendas. «Si de lo que se trata es de reunir a gente por una buena causa, los domingos son ideales porque permiten acudir a gente de todas las edades», asegura. Uno de estos conciertos tendrá lugar en esta sala de la calle Vista Alegre el próximo domingo día 24. Se trata de una actuación cuya recaudación se destinará a la investigación de la neurofibromatosis en que correrá a cargo de los grupos Entregatos y Lost in Covers. El concierto dará comienzo a las 13.00 horas y el precio de la entrada es de cinco euros. Los asistentes, además, podrán disfrutar de pinchos solidarios.
«En los dos últimos años nos han llamado para muchas de estas sesiones y hemos tocado en locales como Albarrio, La Tienduca, el Soho Bar, Al otro lado.... enumeran.
Para ellos este tipo de sesiones son más «fiesteras» que las que pueden ofrecer por la noche. «Se respira otra atmósfera», asegura la cantante que también ofrece actuaciones en solitario. En su opinión, hay que aprovechar todas las oportunidades posibles de ofrecer música en directo y, la sesión vermú, es una que no se debe pasar por alto. «Nosotros guardamos grandes recuerdos de algunas de estas actuaciones porque tocamos en un formato más acústico y la cercanía con el público nos ha proporcionado momentos increíbles», dice.
A todas las ventajas apuntadas por el resto de intérpretes que han hablado con este periódico, ella añade otra que tampoco pasa desapercibida en los bares y es que por fin se ha logrado una especie de comunión entre músicos, bares y todos los que viven alrededor de ellos. «Al mediodía no tenemos que preocuparnos de molestar a los vecinos, así que todos contentos», destaca Sara Sua, quien aprovecha también para pedir más espacio para los músicos. «Los conciertos en directo no sólo son una manifestación cultural, también pueden convertirse en un atractivo turístico de una ciudad», indica.
En cuanto a los salas en las que sólo abren por la noche y en las que solo se sirven copas, como La vecina rubia, esta fórmula les permite combatir la crisis. «No es extraño que una sesión vermú acabe a las diez de la noche», explica Víctor García de Lo que diga la rubia, que a su oferta añade los domingos, la posibilidad de picar algo mientras se disfruta de la música.
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