La Filmoteca cántabra acogerá en febrero el 'Universo Lynch' como homenaje póstumo

Universo David Lynch esta configurado en esta ocasión por seis largometrajes, a los que podría sumarse excepcionalmente 'Lucky' (John Carroll Lynch, 2017). Los títulos son:'Cabeza borradora', 1978; 'El hombre elefante', 1980; 'Twin Peaks: fuego camina conmigo', 1992; 'Carretera perdida', 1997; 'Una historia verdadera', 1999, y 'Mulholland drive', 2000. Además, en algunos casos se proyectarán cinco cortometrajes del inefable creador de Montana, admirador de Stanley Kubrick, Jacques Tati, Ingmar Bergman o Werner Herzog, que mostró siempre una querencia por el dadaísmo y el surrealismo.

El cineasta, que logró su priomer gran impulso internacional con 'Terciopelo azul' y forjó un fenómeno narrativo, sociológico y, por supuesto televisivo, con la serie 'Twin Peaks', fallecido a los 78 años. Su carrera despegó en los setenta con la citada 'Eraserhead' (1977), calificada como una obra de culto, estableció su prestigio como un innovador en el cine experimental. El oscuro drama de época 'El hombre elefante' y el 'thriller' psicológico 'Mulholland Drive' son dos de sus obras mayores.

Twin Peaks', escrita y producida por Lynch y el productor Mark Frost, ha crecido en el tiempo como un relato suspendido en el tiempo, uno de los referentes del ecosistema de un creador multidisciplinar pero cuyas inquietudes, interrogantes, exploraciones, entre el sueño y el deseo, confluyendo en un territorio propio. En el volumen colectivo 'Regreso a Twin Peaks', el director cántabro Nacho Vigalondo, confesaba su devoción por el cineasta. A su juicio, Lynch fue lo suficientemente lúcido para ver las grandes posibilidades que la televisión ofrecía en una era en la que el cine de Hollywood estaba ya siendo dominado por las estrategias comerciales de los ejecutivos provenientes de otros sectores. El cine era «el gran angular», pero la televisión proporcionaba las ventajas del «teleobjetivo». Lynch navegó creativamente por el cine, la televisión, la fotografía, la publicidad, la música, la pintura especialmente, internet, la serigrafía, el diseño de muebles, las esculturas efímeras, la animación por ordenador...

Toda su obra es un cuento extraño y extrañado, que parece indicar al espectador el camino hacia un viaje no señalizado, bajo una luz de neón intermitente que repite con insistencia la necesidad de 'saber mirar'.