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Su madre es mitad inglesa y mitad francesa y su padre es un trotamundos procedente de Jaén. «Nunca han bailado una jota ni han cogido una pandereta», explica Aitor Sánchez Smith, que se define como «un outsider» en la materia. Él tampoco y, sin ... embargo, ha hecho un viaje de descubrimiento hacia las raíces de la cultura cántabra, expresada a través de la música y el baile. 'A pesao y a lo ligero' es el título del resultado. Un documental de 28 minutos que se estrenará el viernes (20.00 horas) en la Filmoteca de Cantabria.
Producido por Vereda Studio y con el patrocinio de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, a través de la Sociedad Regional de Cultura y Deporte, la idea era adentrarse en la jota montañesa. Y la primera sorpresa para el cineasta fue que, de hecho, no existe una única jota. «Hay muchas jotas y como expresión en Cantabria, cada una tiene sus peculiaridades». La montañesa, sí, pero también la purriega, la lebaniega...
El segundo paso fue la investigación. Juntarse «con la gente que realmente lo ha vivido y le ha dado forma durante toda su vida» a este algo ancestral. Soledad Rodríguez, Vanesa Fernández, Aurelio Vélez y Bea Cea, especialista en la tradición cántabra con quien trabajó en el guión, fueron personas claves para trazar la ruta a seguir.
El punto de vista formal resultante es el de un documental, con entrevistas y escenas de debate entre varias personas. Desde el prisma del contenido, se ve un pasado «que retransmiten cuatro mujeres». Angelines, de Aloños, Bondad, de Lantueno, Cuquis, de Calseca y Cundina, de Cabuérniga. Sin apellidos. No les hace falta en sus lugares de origen, donde a mediados del siglo XX, «vivieron la jota como una parte muy importante de su ocio en su juventud». Casi el único que podía disfrutarse en sus pueblos, muy asentada en la sociedad. Fue emocionante, dice, escucharles hablar sobre aquella vida. Vida sencilla, humilde «en cuanto a lo material», cruda. Después de guardar el ganado, en el propio prado se ponían a bailar, porque era lo que más les gustaba. «Cuquis recordaba una tarde en la que ya se veía la luna, y me llevó a un pasado bonito, en conexión con la naturaleza», recuerda con emoción Sánchez Smith. O esos domingos después de misa, donde en la zona más llana del pueblo, llegaba la hora del baile. Contrario a la tecnología abrasiva «que nos invade», al cineasta le impresionó cómo cuentan cómo, con el tiempo, la pandereta «se queda muda». La gente dejó de tocarla por distintas causas; llegó la televisión, se democratizó el coche y se desplazaban a otras zonas, ganaron espacio el pito y el tambor, ya no tocaban las mujeres y los músicos lo hacían por dinero... «Todas querían bailar, porque también era cortejar a los mozos -explica- se interactuaba dentro de una sociedad muy estricta, con una moral cristiana muy limitante».
Dónde Filmoteca de Cantabria Mario Camus.
Cuándo Viernes a las 20.00 horas con entrada gratuita.
Epígrafe Estreno del documental 'A lo pesao y a lo ligero' y coloquio posterior con el director, Aitor Sánchez Smith, los protagonistas del film y parte del equipo técnico.
Sánchez Smith llega a este relato con la mirada de otra generación, la suya, de principios de los años 90, que «realmente no ha vivido esto». Quizá con la salvedad de formar parte de grupos de danzas o entidades similares, con alguna referencia pero como observador. En su caso, creciendo en Ruiloba, donde pudo ver la tradicional Danza de los Palos. «He visto a Revilluca subido ahí, pero nunca he sido una parte activa y como yo, hay mucha gente en Cantabria».
La jota se convierte en una expresión, como dice Aurelio Vélez, experto en la materia, fundador del grupo Brañaflor y otra de las voces del documental, que se transforma en «una folclorización» de un fenómeno que no está en las calles, sino en los escenarios. «No es un baile vivo, sino fosilizado». Una de las metas es la próxima declaración de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, «y muchas voces creen que esto no es una buena noticia para la jota», detalla el director.
La segunda sorpresa que se lleva en este recorrido, es ser consciente de que eso que se ve en los escenarios es una manifestación con la que los veteranos no se identifican. «Sienten que es algo extraño, no lo que ellos practicaban. Se quiere proteger una jota filtrada y reinterpretada», y así se lo han contado quienes pasan de los 80 años.
La utilización del género documental, es una elección personal, que responde a la aplicación de sus herramientas narrativas. Sánchez Smith hizo 'Balika', en 2021, su primer trabajo en este registro más cercano a la ficción, sin una interpretación libre, eligió aquí «grabar grupos grandes hablando y debatiendo», algo que no había hecho antes. «Quería poner a prueba esa espontaneidad y frescura con la que estás dentro de una conversación».
Tomando el relevo de las personas, intermediarios «que tanto conocimiento tienen y tanto han reflexionado sin conformarse con lo que hay» en torno a la jota, Aitor Sánchez Smith, querría que la jota regresara a la calle. «Que se deje de tanta rigidez y la gente vuelva a disfrutar bailando». Que el documental se mueva por colegios e institutos y «genere raíces» para que la cultura popular «no se pierda».
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