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La condena del terror, el sufrimiento y la lucha de la Guardia Civil y un recuerdo a las víctimas de ETA es el resumen rápido de 'Sangre, sudor y paz', el libro que Lorenzo Silva (Madrid, 1966) presenta el jueves en el Aula de Cultura ... de El Diario Montañés, en su sede del Ateneo (19.30 horas). Su punto fuerte es que está hecho con información y testimonios de primera mano, a medio camino entre el atestado policial, la crónica periodística y, por momentos, la novela negra. Lorenzo Silva firma esta crónica junto al periodista Gonzalo Araluce y el coronel Manuel Sánchez Corbí.
-¿Cómo surgió 'Sangre sudor y paz'?
-Es un crónica real, sin invención o ficción. El relato cuenta el medio siglo largo de la lucha de la Guardia Civil contra ETA y está sacado de archivos, testimonios, testigos.... No hay ni un ápice de invención. Lo que tiene es un afán de convertir el relato en una historia que contenga toda la emoción, significado y trascendencia de la lucha contra ETA en la historia de España. La idea surge cuando ya está claro que ETA ha cerrado su periplo operativo y está reducida a la inoperancia. En el seno de la Guardia Civil hay personas que estuvieron en la lucha y tienen la sensación de que el relato del final de ETA es interesado y dirigido por elementos políticos e ideológicos que quieren dar una versión piadosa de lo ocurrido. Surge de la necesidad de contar lo que no se ha contado porque la Guardia Civil siempre guardó silencio. Una parte muy importante de la historia de ETA se ventila con la Guardia Civil. Es el cuerpo que aporta más víctimas y también el más decisivo en el desmantelamiento de ETA. Es la síntesis del relato de la Guardia Civil. Y cuenta lo que significó ETA, el desafío que supuso y cómo se venció y superó ese desafío.
-El título ya desvela mucho...
-El título resume muy bien cómo fue la historia para los guardias civiles y para la sociedad española. El mérito del título es de Manuel Sánchez, el Guardia Civil del trío que hemos escrito el libro. Resume bien lo que produce la violencia terrorista, que es dolor y sangre de muchos guardias civiles y sus familias. Al final la solución fue trabajar, sudar y tomarse en serio el sacrificio y esfuerzo personal que supuso desmantelar una agrupación terrorista tan poderosa.
-¿Qué conclusiones saca después de toda la investigación?
-Hay muchas cosas que me llaman la atención. Una de ellas es el sacrificio y el sufrimiento de los guardias civiles. También me impresionó la manera en que la Guardia Civil desde la ignorancia y perplejidad del principio pasó a desarrollar un conocimiento muy profundo del enemigo que tenía enfrente y le permitía actuar con precisión casi quirúrgica. Al final los guardias civiles sabían de ETA lo que nunca llegó a saber ningún etarra de su propia organización. Sabían dónde y cómo dar y a quién le estaban dando.
-¿Ha cambiado su forma de pensar sobre la Guardia Civil?
-Mi visión se ha llenado de matices, que dan riqueza y densidad a mi percepción. He conocido los detalles del trabajo tan ingente que hicieron para alcanzar un grado tan alto de conocimiento. Fue un trabajo de muchas horas, mucho sacrificio y que se llevó vidas por delante. Hicieron un trabajo de primera categoría, sin parangón en Europa Occidental. Fue el desmantelamiento y la aniquilación operativa de un movimiento terrorista muy poderoso.
-¿Y sobre ETA?
-El destrozo personal que sufrieron ellos y sus familias por embarcarse en una aventura que no tenía perspectivas de éxito, solo de sostenerse en el tiempo. Y lo que conlleva la clandestinidad, que el militante que lo acepta nunca sabe realmente lo que está aceptando. Los etarras aceptaron unas condiciones de vida muy degradadas, sobre todo en los años finales, con envilecimiento, traiciones, puñaladas y corrupción económica. Esa parte es la que, desde fuera, no había intuido.
-En este enfrentamiento hubo aciertos y errores, ¿cuáles han sido los más importantes según usted?
-Los aciertos se produjeron en el momento en que se empezó a tratar la lucha profesionalmente con información: desde el desmantelamiento de la cúpula en Bidart en el 92 a la Operación Santuario 2004 con la detención de la cúpula, la desarticulación absoluta de su estructura logística y la incautación del 80% de sus armas. ETA se acabó aquí, en 2004 y lo que quedó sobrevivió torpemente. Fueron los coletazos de un animal herido.
-¿Y los errores?
-Al principio ETA se encontró con un Estado totalitario que respondía de forma absurda y alimentaba el propio fenómeno. El segundo error grande fue el abandono de las víctimas y la gente que estaba en primera línea de la lucha. Prácticamente los enterraban en secreto. Y el último error, quizás el peor, fue la opción de la guerra sucia que igualó al Estado con los terroristas y les suministró una coartada moral y propagandística, incluso una legitimidad que no tenían.
-Últimamente proliferan las historias, bien en formato novela o cine y televisión sobre ETA.
-Es una historia que se ha contado poco mientras estuvo en marcha. Unos por miedo, otros por falta de información y en el caso de los guardias civiles que tenían mucha información y no tenían miedo, la razón fue por discreción para no perjudicar las operaciones en marcha.
-¿En qué nuevo proyecto trabaja?
-La próxima semana saco un libro de cuentos, 'Tantos lobos', cuatro historias cortas de Bevilacqua. Es un aperitivo de la novela en la que trabajo y confío que vea la luz en mayo.
-¿Dónde encuentra la inspiración?
-Hay muchas historias sin contar. La realidad española es un yacimiento extraordinario para hacer novela negra o histórica. El novelista español podrá ser perezoso pero no se puede quejar por falta de temas.
Qué. Lorenzo Silva presenta ‘Sangre, sudor y paz’, escrito junto al periodista Gonzalo Araluce y el coronel Manuel Sánchez Corbí.
Cuándo. El jueves, a las 19.30 horas.
Dónde. En el Aula de Cultura de El Diario Montañés, en su sede del Ateneo de Santander.
-¿Es cierto que todo está en los libros?
-Todo, todo, no, pero es donde más cosas encuentras. Hay diversidad, hondura y riqueza de argumentos y matices. En literatura uno es completamente libre, al menos en España. El único límite es la ambición y la voluntad del escritor.
-Si pudiera conceder tres deseos a la cultura ¿qué le daría?
-Lo primero para mejorar la salud de la cultura es mejorar la educación. Lo segundo es que la gente tenga conciencia de que la cultura es un activo para la sociedad: espiritual, económico y social. Y, en tercer lugar, pido una jubilación especial, quiero jubilarme como todo el mundo y no estar penalizado a cobrar la mitad por hacer cultura.
-¿Un escritor se jubila?
-La capacidad creativa no se acaba nunca, pero pagas un precio alto por ella, cobrar la mitad de la pensión.
-Acaba de venir de Cuba, ¿cuéntenos qué ha visto a nivel literario?
-He tenido la oportunidad de conversar con autores cubanos y escolares. La sociedad cubana tiene una riqueza cultural y una pujanza enorme y está muy próxima a nosotros.
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