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Debussy y Stravinski flanquearon la última noche musical y escénica del Festival Internacional de Santander en su 73 edición. Sin duda la respuesta del público a la programación -la Sala Argenta ha colgado el cartel de no hay entradas en numerosas veladas-, la calidad ... y el equilibrio entre las propuestas y la excelencia de algunos programas ha caracterizado el debut de Cosme Marina en la dirección. Aunque considera que para el balance reposado es prematuro, en un primer acercamiento Marina sostiene que «los objetivos iniciales que nos planteamos han funcionado, en líneas generales». Quizá el aspecto más llamativo, subraya, «ha sido el fuerte incremento en la asistencia del público que ha sido muy marcado en el ámbito de la danza y en los Marcos Históricos, pero también en el apartado de grandes orquestas que han vuelto a gozar de la aceptación tradicional».
El director, al margen de su larga experiencia desde diversos y activos puntos de vista en el terreno musical, señala que una de las mejores cosas que tiene el FIS es el contacto directo con el público que te hace llegar sus impresiones de manera directa. En este sentido, «hemos notado una adhesión importante a las propuestas artísticas, al repertorio que se ha ofrecido y una valoración especial a la presencia de grandes voces y, una vez más, a la notable importancia de la danza dentro del contexto general de la programación». A su juicio, «el nuevo horario (20 horas) de la Sala Argenta «también ha sido bien recibido». Al margen de la reflexión pausada, en una primera valoración el exdirector del Festival de Teatro Lírico de Oviedo, apunta que «una propuesta como la de la Sinfónica del Estado de Sao Paulo, con un programa no habitual, y determinadas sensaciones, como la reacción entusiasta al término de 'Folía' de la Compañía Kafig, o la belleza de alguno de los conciertos de Marcos Históricos», han sido citas especiales.
Marina hace hincapié, en este balance provisional, en «la experiencia del público». A partir de ahí, «hemos ido anotando todo aquello susceptible de hacer con mayor eficacia la próxima edición. También iniciaremos un proceso de reflexión general sobre lo que hemos ofrecido y que nos sea de utilidad de cara al futuro».
Marina insiste en que durante su historia «el FIS ha configurado una personalidad muy marcada, una proa artística que lo define muy bien, que se reconoce aquí y a nivel nacional e internacional». Por ello, «iremos incorporando cambios sin perder la esencia y el alma de un festival que tiene clara la búsqueda de la ambición artística como horizonte de trabajo». Junto a su equipo, señala, «profundizaremos en una apuesta por la diversidad, expandiendo el repertorio del ciclo sin dejar de lado el patrimonial que es la esencia de los grandes festivales europeos entre los que el FIS está por derecho propio».
Con un programa sinfónico en el que se escucharon obras de Claude Debussy, Édouard Lalo, Maurice Ravel e de Igor Stravinski, el Festival Internacional de Santander (FIS) ha despedido esta noche su 73 edición, con un nuevo lleno en la Sala Argenta. El concierto de clausura de esta edición estuvo protagonizado por la Filarmónica de Radio Francia –una formación singular en el paisaje sinfónico europeo por el eclecticismo de su repertorio– y la violonchelista franco-argentina Sol Gabetta que, bajo la dirección del maestro Mikko Franck, pusieron pasión a las composiciones.
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