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La de hoy es una de las actuaciones más esperadas por los aficionados a la danza en el Festival Internacional de Santander (FIS). Si el pasado miércoles el Béjart Ballet Lausanne dejó su impronta en la sala Argenta del Palacio, esta noche María Pagés ... y su compañía mostrarán una gran variedad de palos de flamenco con un espectáculo recién estrenado 'Una oda al tiempo' en el que la bailarina y coreógrafa reflexiona sobre la vida y la contemporaneidad.
Ataviada con un vestido negro salpicado de lunares blancos y acompañada de su marido el poeta marroquí El Harbi El Harti, pareja también en lo profesional pues además de dirigirlo se ha encargo de las letras de este montaje, la bailaora presentó el que posiblemente sea uno de sus trabajos más intimistas. Una obra que surgió en una de esas conversaciones con El Harbi sobre lo rápido que pasa la vida. «Entonces tenía yo tenía 55 años y caímos en la cuenta de que a partir de los 50 el paso del tiempo se percibe de otra forma».
Así fue como la pareja empezó a investigar sobre ello y, sobre todo, en como distintos poetas, como Neruda o Borges y filósofos y escritores como Platón, Heidegger o Margarite Yourcenar habían abordado el paso del tiempo en sus obras. «Nosotros no podemos estar sin un libro en la mesita de noche», comentó Pagés, por lo que toda esta investigación nos pareció maravillosa y, sobre todo, nos hizo descubrir muchas cosas sobre nosotros mismos».
El resultado, que ya se estrenó en los Teatros del Canal de Madrid y que esta noche llenará de pasos de danza y de música flamenca la sala Argenta, es una coreografía flamenca sobre la contemporaneidad y sobre el «necesario diálogo con la memoria». Una obra que plantea desde el flamenco una reflexión ética y artística sobre el presente, que se pregunta sobre lo que está pasando en el mundo actual y que habla de lo efímero, la eternidad y de la implacable irreversibilidad del tiempo sobre el cuerpo, el deseo, el arte y la vida.
HOY. Palacio de Festivales Sala Argenta · 20.30 horas. 'Una oda al tiempo'. María Pagés Compañía. María Pagés, dirección y coreografía. El Arbi El Harti, dramaturgia y textos.
Hoy. Marcos Históricos. Treceño Palacio de Hualle · 21.00 horas. X Noches Líricas del Palacio de Hualle. Il Segreto di Susanna de Ermanno Wolf-Ferrari. Enrico Golisciani, libreto. Rita Cosentino, dirección de escena. Miguel Huertas, dirección musical
Bailando desde la madurez, «pues otra de las cuestiones que abordamos en aquella conversación fue que pese a que la vida de una bailarina no es eterna, el paso del tiempo le da más experiencia y sabiduría para poder crear» y acompañada por cuatro bailaoras, cuatro bailaores y siete músicos, María Pagés explora a través de doce escenas la tradición cultural española; revisa los palos flamencos nutriéndolos con lo mejor de Goya, Picasso, John Cage y muestra su visión del tiempo.
«En nuestra investigación sobre los límites del tiempo –explicó la coreógrafa que ahora tiene 58 años tal como ella misma señaló– nos entró también un gran interés por saber qué es realmente contemporáneo y por qué el arte se expresa ahora de la forma en que lo hace», unas ideas que plasma en el escenario por medio de los palos del flamenco, un género que «es pura tradición, pero como la vida, no para de evolucionar».
Por eso, en 'Una oda al tiempo' «nos ha permitido meternos en un pozo maravilloso como es el de tocar todos los palos de esa enciclopedia de estilos que es el flamenco».
En el escenario los bailarines y los músico abordarán su propia visión sobre el ciclo de la vida, desde las estaciones y el resurgir de los árboles con la primavera, hasta el paso de las 24 horas del día en una obra que, tal vez, «no aporte nada nuevo a estas cuestiones», pero que en su estructura dramatúrgica, es «un ciclo redondo como la vida».
Para ello, la escenografía cuenta con un péndulo de luz como elemento central que acompaña a los bailarines en toda la función.
Pagés también quiso destacar la partitura. «Prácticamente toda la música es original», señaló y también valoró la incorporación poco habitual en el flamenco de un chelo y violín, así como el «interesante trabajo» que se ha llevado a cabo para integrar música y poesía. «Es curioso también como nuestra cantaora utiliza partitura y nuestro chelista toque de memoria», explicó Pagés para quien su compañía es una gran familia que se «mata bailando en el escenario».
Se trata de un espectáculo en el que el bailarín tiene que ser muy completo porque se tocan todos los palos del flamenco. Como ejemplo destacó que en un momento de la obra se aborda el tema del miedo. Para ello se ha utilizado como base una «bulería muy rápida», para la que no dudaron en inspirarse entre otras en la pieza de Bernard Herrmann que Alfred Hitchcock utilizó para la mítica escena de la ducha en la película 'Psicosis'.
Con esa velocidad y tantos cambios de registros «los bailarines acaban machacados, pero también muy felices porque se trata de una coreografía que les permite lucirse. A mí me sorprende mucho que, al finalizarla función y ya en sus camerinos, aún tengan ganas de bailar y dar palmas», reconoce.
También quiso reconocer la importancia que el público tiene en la obra. «Según se levanta el telón nosotros notamos la presencia de los espectadores. Sentimos su tensión y también su atención. El público es el que remata la obra y si no, ¿para qué la hacemos?», se preguntó. Sobre el de Santander tiene una opinión basada en el elevado número de visitas que ha hecho a la ciudad. «Está predispuesto, es sensible, preparado y culto se nota que ha sido educado con una programación estable y de calidad como la de este Festival Internacional».
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