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El bajista Carles Benavent es uno de los músicos más prestigiosos del mundo que hoy actúa en 'Raqueros del Jazz' en el Bar Rvbicón de Santander, un ciclo que se clausura mañana con dos bandas locales, Jazztedigo y The Boogies&The Bugas. ... Junto a Benavent estarán hoy, a las 21.30 horas, el percusionista Aleix Tobías y el pianista Roger Mas. Benavent creó con trece años su primer grupo y eligió el bajo aunque le gustaba la guitarra: «Tenía menos cuerdas y me pareció más fácil», recuerda. Hoy está encantado con esa decisión porque «el bajo es la portera del grupo, el que se entera de todo». Desde entonces ha grabado con Paco de Lucía, Chick Corea o Camarón de la Isla, Mile Davis y Jorge Pardo. ¿Por qué el flamenco? «Me fascina por la exageración de las emociones», declara quien dice que la música le ha enseñado a comunicarse: «Es una emoción». Fue uno de los pioneros en combinar jazz y flamenco y hoy, en plena madurez, ha desarrollado sus proyectos más personales, como el trío con el que acude al Rvbicón esta noche con las entradas ya agotadas.
–Participa en el ciclo 'Raqueros del Jazz' ¿Qué propone al público santanderino?
–Traigo a mi banda y mi repertorio de los últimos tres años. Mi música tiene influencias del flamenco y del jazz. Toda mi vida he navegado entre estas aguas. Yo nunca digo que hago flamenco, sino que mi música suena a flamenco porque cuando compongo sale toda una vida junto a Paco de Lucía o Camarón de la Isla.
–¿Qué tiene el flamenco de especial para usted?
–El flamenco me fascinó desde el principio porque es emoción, es la exageración de las emociones. El flamenco es un oficio que tiene la virtud de transmitir emociones. Es algo espiritual y artístico que crea una química con el público que llena el espíritu. Paco de Lucía decía que el estómago es fácil de llenar, el espíritu no.
–Ha tocado con Paco de Lucía o Camarón de la Isla, entre otros. ¿Qué tienen en común estos músicos?
–Cuesta elegir solo uno porque son músicos muy buenos, maestros. Siempre digo que soy un hombre con suerte porque he tocado con ellos, pero también han sido mis amigos y compañeros. Yo doy clases a bajistas y siempre les digo que tengan la mano preparada para que cuando pase la oportunidad puedan cogerla. Esa suerte tuve yo cuando vino Paco de Lucía y lo pillé al vuelo. Todos ellos tienen en común que transmiten emociones, aparte de su técnica, estilo o buen gusto. Son grandes músicos y grandes artistas. Ellos convierten el oficio en arte.
–¿El músico nace o se hace?
–Las dos cosas. Hay gente que nace con ritmo, pero luego hay que aprender y estudiar. Los tres primeros peldaños los hacemos todos rápido pero el cuarto y quinto hay que remangarse la camisa y es donde muchos desisten y lo dejan. Cuando hay que remangarse la camisa es la hora de la verdad.
–Con trece años creó su primer grupo Crac, ¿qué recuerda de sus inicios?
–Elegí el bajo porque me gustaba la guitarra pero tenía menos cuerdas y pensé que iba a ser más fácil. Tocaba el bajo como si fuera la guitarra, con púa, y eso fue lo que sorprendió a Paco y en ese momento me llamó.
–Además de menos cuerdas, ¿qué tiene de especial el bajo para usted?
–Me gusta la posición del bajo en el grupo, se entera de todo. Es la portera del edificio, el que lo sabe todo.
–También toca la mandolina...
– Sí, por la música mediterránea. En una época hice música más urbana y me sirvió para estar después más preparado cuando toqué con Paco de Lucía. Era una época en la que nos salíamos de lo americano y buscamos en nuestras raíces. Sin ser flamenco ya estaba muy cerca de este estilo.
–¿Cuál es la primera lección que enseña a sus alumnos?
–Que aprendan y toquen poco a poco. Siempre insisto en el tiempo, que se respete la rítmica. Así empezó la música.
–¿Cómo ve el panorama musical y los problemas que tienen los músicos que tocan en la calle?
–Cuando no es una cosa es otra. Siempre ha sido difícil dedicarse a la música, aunque en mi caso he tenido mucha suerte y me he podido ganar bien la vida tocando con gente buena. Hubo épocas mejores y peores, pero siempre fue difícil. Es muy vocacional y lo que te mantiene es la ilusión que sientes al tocar.
–Terminemos con una reflexión: ¿Qué le ha enseñado la música?
–De la música he aprendido a comunicarme. Me siento muy feliz porque en esta vida he podido hacer algo que es de verdad, algo que siento de verdad. Para mí la música es una emoción que tú transmites con una escala, un acorde o una melodía.
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