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«Claro está que se sufre al crear, tú lo sabes; pero cuando has hallado la respuesta que perseguías en tu obra eres inefablemente dichoso... aunque por poco tiempo, pues, ¡ay de ti si te recreas en lo hecho!». Las palabras son del pintor y ... escritor Juan Antonio Pérez del Valle, recogidas en la poética: 'Conversación verosímil con un poeta', del libro 'Poetas de Cantabria, hoy'. Ahora una muestra evoca al que fuera decano de la creación artística de Cantabria, en un homenaje enmarcado en el primer aniversario de su fallecimiento. La Fundación Bruno Alonso, con Luis Salcines al frente, ha organizado esta exposición que será inaugurada el próximo jueves, un día antes de cumplirse.
Carlos Alcorta trazará una semblanza diseccionando la poesía de Juan Antonio Pérez del Valle (del que editó una pequeña antología en su editorial Libros del Aire) y de su trayectoria pictórica, más conocida. El propio Alcorta ejerció de comisario de una muestra celebrada en Renedo de Piélagos. Bajo el epígrafe 'Paisajes y abstracciones', la propuesta estará abierta al público del próximo jueves, día 6, al 28 de este mes, de lunes a viernes, de 19.00 a 20.30 horas.
Premio Ateneo de novela, articulista de El Diario, culto e intelectual, el autor alternó la palabra y la plástica y participó en proyectos históricos como Peña Labra. En la muestra se reunirá una selección de sus obras. El artista (Renedo de Piélagos, 1926- Villapresente, 2024) mantuvo una constante actividad creativa hasta su muerte a los 97 años.
Sus exposiciones individuales y colectivas en Cantabria y fuera de ella sembraron su trayectoria. Sus comienzos fueron influidos por los maestros inevitables de todo artista en formación, Velázquez y Goya fundamentalmente, más tarde el impresionismo. En palabras de Salcines, presidente de la Fundación Bruno Alonso, cuando quería ir afirmando un territorio propio, «realiza unas pinturas oscuras en grises; tonos verdosos, azulados, anaranjados..., abordando los géneros clásicos de la pintura: el retrato, los paisajes y los bodegones». Su vida expositiva se revela en tres direcciones plásticas, diferentes géneros pictóricos y distintas etapas. Ejemplos de ello ya se reflejaron en una retrospectiva que exhibió sus magníficos retratos, especialmente el de su mujer, Carmen, de 1968, y un bodegón en tonos oscuros de 1961. Y, por supuesto, los paisajes castellanos de los años sesenta, muy en la línea de la Escuela de Madrid, de Ortega Muñoz y Beulas. En sus paisajes no aparece el hombre. Comentaba en una ocasión: «Vive dentro de esas casas pero no se le ve. Es mi obsesión: de ahí, de esas casas de un pueblo olvidado salen los genios, los profetas; los más humanos aparecen en los sitios más miserables». Y refiriéndose a su interés por Castilla, afirmaba: «Es un atavismo castellano que tenemos y dolor por lo que pudo haber sido Castilla y no ha sido. De toda la grandeza que tuvo y no haya salido ahora de su pobreza. Me gusta ir por sus pueblos, hablar con las gentes. La voy amando cuando voy por ella. De ese modo tomo apuntes para luego ir al estudio e intentar plasmarlo».
No se trataba de llevar directamente al soporte lo que veía. Pérez del Valle, en el proceso de ejecución introdujo otros elementos que no están en el paisaje, más imaginarios. Crear, para él, no debía ser sinónimo de copiar. «Es una belleza idealizada a la hora de mezclar los colores». Un cuadro de 1978, 'Ensenada del camello', representa un cambio en su pintura que será desarrollado durante la década de los ochenta, la serie que denomina McLuhan, representada con las obras 'Poder', 'Cascada', 'Fémina del siglo XXI' y 'Resorte' y que exhibió en el antiguo Museo de Bellas Artes de Santander en 1985. Pérez del Valle forjó una de las más personales y singulares trayectorias. Retirado desde los noventa discretamente de las tribunas literarias y las convocatorias públicas del arte, dejó una obra diversificada, en la que siempre alternó lenguajes y perspectivas, Un legado marcado por una densa y abundante labor creativa que osciló entre la palabra y la plástica. En 1963 había representado a Santander en el primer salón de Artes Plásticas de Madrid y, entre su intenso periplo expositivo, mostró sus creaciones en la histórica galería Sur de Manuel Arce, o en San Román de Escalante. Además, sus obras se hallan en museos de Santander, Cuenca, Guinea y México, entre otros.
El itinerario de nombres, publicaciones, obras y revistas que contextualizaron la trayectoria literaria emergente de Pérez del Valle pasa por 'El gato verde', impulsada por el también poeta Alejandro Gago, en la época de Proel; 'La isla de los ratones' y Conde Arnaldos y Hordino.
Destacan sus cuadros en los que aparecen extrañas construcciones geométricas, arquitecturas opresivas, maquinarias y artilugios misteriosos. La soledad y la incomunicación, espacios kafkianos con los que quiso hacer una crítica a la deshumanización en las grandes urbes de la sociedad actual.
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