La Fundación Caja Cantabria abre un inédito proyecto de residencia de artistas

Entre las iniciativas propias en estudio o en proceso destaca la puesta en marcha de un proyecto inédito en la Caja, bajo la denominación de 'Casyc Crea', con un marcado carácter de apoyo a los jóvenes creadores de Cantabria. El proyecto surge como «respuesta a la necesidad manifestada por los artistas emergentes que residen en la comunidad de tener un espacio de trabajo adecuado en el que poder desarrollar su obra y mostrarla, además de habilitar un espacio en el que los residentes puedan establecer vínculos con otros artistas, gestores, comunicadores o galeristas de la región», según explicó Muñiz a este periódico.

En esta primera edición del proyecto planteada como piloto, los artistas residentes que ya trabajan en las instalaciones de la Fundación, son Eva Gárate, Néstor del Barrio y Marta Valledor, desarrollando la propuesta 'Rojo deriva'.

La participación en 'Casyc Crea' conlleva la utilización de un espacio de producción artística colaborativo, la utilización de equipamiento y materiales propios de la entidad, el acceso y uso de las instalaciones comunes y espacios de trabajo colectivo, salas de reunión, aulas de formación y la concesión de una ayuda económica para la adquisición de materiales. En su inicio se contempla la selección de un máximo de tres proyectos anuales.

Los integrantes de 'Casyc Crea' deberán realizar una memoria de su estancia y la organización de una exposición con su trabajo durante la residencia. Una de las obras producidas quedará en propiedad de la Fundación y se integrará dentro de la Colección Caja Cantabria.

El proyecto piloto se plantea como un juego de palabras entre la traducción del inglés 'red', rojo en español, y a su vez entendida como la red o tejido cultural cántabro en el que participarán de forma activa. Por su parte, «deriva» quiere «definir el ritmo y dirección del trabajo personal dando valor a los procesos de creación de cada uno de los artistas, sin establecer un rumbo fijo». Por último, el título juega con la idea de nombrar un tono de color, aludiendo al valor plástico y pictórico de su trabajo.

En el caso de Néstor del Barrio enfoca su trabajo en la pintura, mientras que Eva y Marta experimentan el dibujo y el grabado, respectivamente, con diferentes aplicaciones y resultados. La idea es que esta primera edición propicie otras posteriores, para las que sacará la oportuna convocatoria pública.

Tras finalizar sus prácticas de grabado, se encontró con la dificultad de dar con un lugar y recursos para realizar obra pictórica y sobre todo de esta técnica. «Mucha de la gente con la que lo comentaba ni siquiera conocía la existencia de esta disciplina». En su obra personal mantiene dos vertientes: «Una más relacionada con la ilustración editorial, el mundo del anime y los videojuegos, la cual suelo trabajar en digital; y otra, la pictórica, que he ido desarrollando a partir de comenzar a hacer grabado y teniendo que involucrarme más en los procesos debido a los tiempos y las pausas que exige cada técnica». Este año busca experimentar más dentro de los modelos clásicos de las diferentes técnicas del grabado y fusionar de alguna manera esas dos vertientes, haciendo hincapié en el aguafuerte y la animación. También espera poder dar más difusión a lo que es el grabado».

Su proyecto artístico para la residencia del Casyc continúa en líneas generales por el mismo camino de investigación y producción que lleva realizando años atrás: «La relación entre lo orgánico y lo digital, la pintura y la imagen, el gesto (materia) y lo industrial, que traducido al lenguaje plástico quiere poner en cuestión el hibridismo como efecto de la virtualidad contemporánea que asumimos como 'realidad'». Partiendo de la premisa de que Internet es materia y no solo un flujo incesante y veloz de datos inmateriales, pretende investigar sobre las formas y funciones de diferentes componentes electrónicos. Para ello se plantea cómo las formas y composiciones de dichos elementos, «nos recuerdan a estancias o construcciones de una posible nueva arquitectura virtual de los no espacios».

El proyecto se fundamenta en una búsqueda constante por entender el objeto que me rodea y su valor propio, así como nuestra interacción con él. «Dónde se rompen los límites de lo cotidiano o lo excepcional, de la belleza, y mi interpretación sobre lo que considero sensible y digno de dibujar».

Tras volver a Santander y encontrarse con la imposibilidad de practicar la técnica del grabado, «resulta gratificante contar con la oportunidad que la Fundación Caja Cantabria nos presenta». A través de la residencia, «voy a poder desarrollar un trabajo de profundización en el grabado artístico. Mi idea es tratar de entender y comprender cómo dialoga mi dibujo con diferentes técnicas gráficas».