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«Llevar al presente la realidad histórica de nuestro país con un estilo ameno y directo y contar nuestro pasado como algo que nos apela ... e implica, superando el discurso de la decadencia y el pesimismo», son los fundamentos y objetivos que subyacen en la escritura de 'Y cuando digo España'. Un libro que, más que la mera compilación e inventario de los ingentes terrenos del pasado, pretende ser un trayecto de conocimiento, una hoja de ruta a modo de guía cultural y una traslación analítica entre tiempos. Y todo confluye en España.
Su autor, Fernando García de Cortázar, mantiene encendida así la llama del historiador que abre canales entre el pasado y el presente y de forma prolífica, comunicativa y clara vuelve con otro volumen pero una misma intención: «Conocer la historia de nuestro país no es cosa menor. Al contrario, desconocer el pasado de la nación en que uno vive es como estar privado de derechos civiles y culturales. Además, el conocimiento débil de la historia permite la manipulación política de la misma». Al cabo, el epígrafe que completa la portada de este libro reza: «Todo lo que hay que saber».
'Y Cuando digo España' (Arzalia Ediciones) es, según su autor, inseparable de su anterior 'Viaje al corazón de España' y, a su vez, ambas obras son la culminación del empeño que inició con la exitosa 'Breve Historia de España'». El punto de mira y la pretensión están para el historiador muy definidos: «Llevar al presente la realidad histórica de nuestro país». García de Cortázar subraya que su obra va destinada a aquellos que quieren tener «una relación viva con España, a modo de guía cultural definitiva que el extranjero interesado en España debe consultar». Un libro concebido como un «homenaje a la generosa idea de nación impulsada por las misiones pedagógicas que Manuel Bartolomé Cossío puso en marcha con ayuda de algunos de los miembros más destacados de la generación del 27.
Lo que se halla en la epicentro de esta publicación es la idea de que «España es mucho más que un nombre, es el fruto de un rico proceso de integración y de un ímpetu cultural desarrollado a lo largo de los siglos». De este modo el libro recuerda «nuestra historia en común, lo que los españoles hemos sido y creado a lo largo de los siglos».
El historiador, autor de más de setenta libros, señala que «la patria no se reduce a una bandera, un himno o un discurso sobre los héroes del pasado. «Ni es sólo los lugares y personas que pueblan los recuerdos y los tiñen de melancolía. También es un puente romano o el esbelto campanario de una iglesia románica, una película que nos cuenta cómo éramos, las piezas para piano de Albéniz o un cuadro de Goya. Y por supuesto, las palabras de quienes inyectaron torrentes de genio y de fantasía a unos idiomas que aún siguen enriqueciéndose».
Ajeno a estereotipos y eludiendo esencias e identidades, el libro destaca que España «no es ni una abstracción ni un destino; sino historia, una historia de luces y sombras, en la que conviven los tiranos y los santos, las guerras y las grandes empresas culturales, las persecuciones y las creaciones artísticas que hoy asombran a propios y extraños. Una España, sostiene el historiador, «pensada, sentida y vivida».
En la obra caben los episodios y los personajes que han marcado la historia de España, «desde la fundación del Cádiz fenicio a la conquista de la democracia; el campo de batalla de los mitos que distorsionan nuestro pasado y dificultan su conocimiento; el pensamiento, la literatura, el arte y la música a través de sus grandes obras y creadores; y también las valiosas aportaciones que los españoles hemos hecho al mundo, respuesta emocional y racional a esa insidiosa pregunta que la Enciclopedia dejó danzando en nuestro imaginario colectivo, «¿Qué se debe a España?».
Y se contempla un viaje por las ciudades y los paisajes más hermosos de España, una breve relación de sus iconos, el siglo XX español visto con los ojos de nuestro mejor cine, entre otros campos de lectura. Además, todos los epígrafes del libro incluyen su propia ilustración, más de 200, que se plantea como «una completa iconografía de lo que es España».
El autor de 'Pequeña historia del mundo' alude a términos como «diversidad, aluvión, contagio, préstamo...», palabras que sirven para describir la historia de España. Y deja claro que si nos preguntáramos en qué consiste ser español, «cabría decir que es compartir un legado común, hecho de historia, grandes personajes, iconos, restos del pasado, libros, música, arte, monumentos, hitos y mitos. En definitiva, un conjunto de elementos no siempre definidos con precisión y aparentemente inabarcables».
Su libro estructurado en once epígrafes generales dibuja a lo largo de más de 600 páginas ese paisaje cultural que preludia una 'Historia portátil' de España, a modo de gran síntesis; y que discurre por los titanes de la historia; los mitos; los once motivos por los que el mundo «sería peor, más incompleto o injusto si alguna institución o personaje españoles no hubieran hecho una aportación relevante al bien común». La otra cara de la leyenda negra; los iconos de la patria; el atlas de la belleza; las ciudades patrimonio de la Humanidad y los hitos, entre otras coordenadas hasta una Biblioteca personal para conocer España.
«No hay duda de que uno de los primeros lugares donde alguien intentó contar una historia en España está en Altamira», subraya García de Cortázar. El historiador muy ligado a instituciones cántabras como el Ateneo de Santander, donde ha presentado casi todos sus libros, o la tribuna académica de la UIMP, salpica su nueva obra de referencias a Cantabria. «Cuando digo España, digo también su escritores, sus novelistas, sus poetas». Y, en este sentido, señala el historiador bilbaíno, «cómo no recordar a Marcelino Menéndez Pelayo, autor de una descomunal obra encaminada a registrar hitos de la cultura española y a denunciar las maquinaciones contra ella. ... O a José Luis Hidalgo, autor de uno de los poemarios fundamentales de la lírica española de la posguerra».
En 'Y cuando digo España' el autor, también novelista, recorre los caminos del arte, viendo emocionado los hitos que por sí solos resumen toda una época. «Imposible no mencionar la Colegiata y el pueblo de Santillana del Mar; la tumba renacentista del inquisidor Antonio del Corro, en la bella iglesia de San Vicente de la Barquera; Comillas y sus joyas modernistas diseminadas aquí y allá».
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