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'Oscura es la noche' (Ediciones B, 2023) es la sexta novela de Raquel Brune (Madrid, 1994), pero la primera dirigida específicamente a lectores adultos, que en las apenas tres semanas que lleva en librerías la están disparando a los primeros puestos de las listas ... de ventas. Una sorpresa relativa, porque la escritora, ya contaba con una legión de seguidores no solo de sus novelas de fantasía para jóvenes, sino también en las redes sociales, donde mantiene un videoblog dedicado a la literatura. Su último título, presentado por Elia Barceló como «una visión moderna de una antigua leyenda. Misteriosa y original», es una novela gótica ambientada la ficticia ciudad costera de Santa Bárbara y protagonizada por dos mujeres separadas por un siglo: en 2020, la rockera Sandra llega huyendo del ruido mediático; en 1920, a la rica heredera Candela la llevan a la ciudad para introducirla en sociedad. Pero una antigua melodía hará que ambas conecten con lo más atávico que llevan en su interior. Este miércoles, día 14 de, la presentará en Santander, en la librería Gil de la plaza de Pombo, a las 19.00 horas.
-Todo empieza con la música... En concreto, con una banda llamada Las Hijas Salvajes. Suena muy punk...
-Me inspiré en muchas bandas, pero por cuestiones generacionales me fijé más en Maneskin, en la energía con que salen al escenario y sobre todo en sus letras, que no buscan tanto qué está de moda sino transmitir tus propias experiencias e inquietudes.
-Y la líder de la banda, Sandra, es también la protagonista de la novela.
-Sandra es una cantante que tuvo éxito desde muy joven y ha vivido en su juventud más de lo que muchos viviremos en toda nuestra vida. Y ella pone mucho de sí misma en sus canciones, tanto para bien como para mal, lo que a veces la sitúa entre la espada y la pared.
-¿El éxito no da la felicidad?
-Digamos que, a través de la fama se ha perdido a sí misma. Le bloquea ese miedo a qué dirán de ella, qué inventarán. Además, en el mundo actual es tan fácil saber a través de las redes sociales si están hablando mal de ti... Así que llegará a Santa Bárbara buscando aislarse del mundo.
-Santa Bárbara es una pequeña ciudad costera rodeada de montañas en el norte de España. ¿No estará en Cantabria?
-Está en algún lugar de la cornisa cantábrica. Mi intención era que no pudiese ubicar exactamente, así que he picoteado un poquito de Santander, de San Sebastián... Lo que buscaba era unir esa atmósfera glamourosa de ciudad donde va la alta sociedad en verano, con esa naturaleza tan característica del mar y de las montañas.
-También en Santa Bárbara, pero cien años antes, nos encontramos a la otra protagonista, Candela.
-Son polos opuestos. Se ha criado en una casona, prácticamente en el bosque, relacionándose más con animales que con personas. En la ciudad, todo será un descubrimiento; tampoco conoce las normas sociales y es muy ingenua, así que vivirá en entre las nostalgia por sus raíces y un estado de asombro permanente, porque todo lo nuevo le maravilla. Ha sido un personaje muy bonito de escribir.
-Sin embargo, desde el principio ella misma nos cuenta que es un monstruo...
-Son dos personajes que tienen que descubrir quiénes son y además aceptarlo. Pero sí adelantaré que Candela no se va a encasillar en el papel de niña buena que hace lo que esperan de ella. Ni encaja dentro de ese molde, ni quiere.
-Para encasillamiento, el que habrá tenido que superar usted como autora de fantasía y además para un público juvenil. ¿Le ha costado mucho convencer a editores y lectores?
-Las etiquetas tienen un lado negativo y otro positivo. Es muy cómodo como lector saber más o menos qué tipo de libro te vas a comprar. Pero tienen que ser herramientas, y no jaulas en las que encerrarnos. ¿Por qué no voy a trabajar en una idea porque sea de un género distinto al que escribo normalmente? Para escribir una novela, sea del género que sea, tienes que seguir los mismos pasos: pensar en los personajes, en la trama, conectarlo todo y escribir una introducción, un nudo y un desenlace. Aunque cambien un poco los ingredientes, la esencia es la misma.
-Lo que sí supone esta novela es un cambio de registro, desde la fantasía urbana de aventura hacia la novela gótica, envolvente y misteriosa.
-Ha sido un reto; en la fantasía urbana los personajes tienen que salvar el mundo y con la acción es más sencillo mantener enganchado al lector. En la novela gótica, sin embargo, pasa por cuestiones más sutiles: jugar con lo que cuentas y lo que no cuentas, crear un halo de misterio... Pero también ha sido muy divertido, como armar un puzzle gigante.
-Por cierto, menuda campaña promocional que le ha hecho Shakira, ¿no?
-Ha sido increíble, porque ese divorcio tan mediático es lo mismo que le ocurre a Sandra, y además cita a las lobas en la canción. A Shakira le hubiera venido muy bien refugiarse en Santa Bárbara para huir de todo ese ruido mediático. Pero claro, ¡yo no podía decirle nada a mis lectores!
-Ambas apuestan por la loba como una figura de liberación y empoderamiento.
-Lo de loba, en femenino, todavía tiene connotaciones negativas. El lobo es una figura muy mística, que conecta con nuestra fuerza interior, pero parece que el concepto de hombre-lobo solo remitiera a lo masculino. Y no es así: las mujeres también tenemos dentro ese lado de la loba. Cuando te pasa algo injusto puedes reprimirte para no victimizarte, o puedes hacer como Candela y liberarte, sacar a la loba.
-Hay un siglo entre Sandra y Candela. ¿Hemos cambiado mucho en ese tiempo?
-No tanto como nos pensamos. Ambas cargan, por ejemplo, con el peso de la expectativa social, y comparten el reto de buscar su propio camino, que no es nada fácil ni en una época ni en otra.
-En la red es conocida como Raquel Bookish; ¿le gusta que le llamen 'booktuber'?
-Depende del tono y del contexto. Es un ámbito tan nuevo que te encuentras con muchos prejuicios. Hasta se usa el eufemismo 'creador de contenidos' porque decir que eres youtuber queda mal. Al final, sólo son plataformas que utilizas para hablar de lo que te interesa. En mi caso, de libros y literatura.
-Pero tener ochocientos mil lectores y seguidores ¿no da algo de vértigo?
-Sólo si lo piensas mucho. Pero por suerte en las redes sociales no lo percibes: al final estás sola con tu cámara y parece hasta íntimo, como una conversación de tú a tú.
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