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¿Y si hubiera ocurrido? En torno a esta pregunta se construye 'En tierra extraña', la obra de teatro que cruza los caminos de Concha Piquer, Federico García Lorca y Rafael de León. Algo que no se dio en la vida real, pero cuyas consecuencias ... habrían podido cambiar la historia.
La cantante Diana Navarro (Málaga, 1978) interpreta a la cupletista más relevante del país. Navarro estará en Torrelavega esta tarde Será en el Teatro Municipal Concha Espina, a partir de las 20.00 horas, dentro del Festival de Invierno.
-¿Que tiene Concha Piquer que permanece?
-Doña Concha es feminismo en estado puro, cuando aún no hablábamos de esa palabra, empresaria, mujer independiente, libre, muy fuerte y alguien que se tuvo que hacer a sí misma desde bien pequeña, sacar adelante a su familia, irse a Broadway con apenas 14 años y hablar inglés antes que castellano, porque solo hablaba 'valenciá', triunfar, como constatan los datos, para después llegar a España y convertirse en la máxima exponente y creadora de lo que conocemos como la copla.
-En el espectáculo suenan canciones que llevan a ese Broadway que menciona, más que a España cañí. ¿El público se sorprende al escucharlas?
-Mucho. Yo misma me sorprendí cuando empecé a investigar sobre Concha para construir mi personaje. No sabía que había tenido esa andadura y comprendí muchísimas cosas.
-Utiliza el verbo investigar. ¿Cómo ha sido ese trabajo previo para meterse en la piel de la artista?
-Sigue siendo, porque cada día sigo redescubriéndola. Leyendo la biografía que hizo su hija y viendo los pocos documentos de vídeo que hay, aun siendo ella la primera mujer que salió en el cinematógrafo, con voz, en el primer vídeo sonoro que hay y que estaban escondidas en una filmoteca de Washington, con apenas quince años.
-Una mujer polifacética.
-Fíjate cuánto que seguimos hablando de ella y sigo formándome, para construir el personaje desde la admiración más absoluta. He aprendido a cantar copla escuchándola a ella y después he sacado mi personalidad aprendiendo también de Rocío Jurado, de Marifé de Triana, de Lola
-¿Y cómo es esa personalidad de Diana Navarro?
-Lo que coincide con Doña Concha es que somos muy disciplinadas. Eso me ha ayudado a poder mimetizarme con ella y, según el público y la crítica, ofreciendo un personaje que convence. Algo que me llena de mucho orgullo.
-La segunda pata de esta obra es Lorca. ¿Cómo se aborda trabajar en torno a la figura de ese mito?
-Es sobrecogedor. El gran espóiler de la obra es que a Lorca lo asesinan, algo que es tremendo. Avelino Piedad que da vida a Rafael de León y Alejandro Vera, que da vida a Lorca, han hecho que esto sea un viaje apasionante, porque tienen una calidad y una altura artística y personal inmensa. Y eso me ha ayudado mucho a brillar como actriz.
-¿Uno puede salir libre de equipaje después de acercarse a la figura del poeta?
-Para nada. Eso te marca para siempre. Yo conocí la obra de Lorca en el año 1999, cuando grabé un disco y me quedé absolutamente fascinada. Con los años, vas adquiriendo madurez y vas entendiendo más cosas, a partir de tus propias experiencias.
-El tercer vértice, y quizá más en la sombra, es Rafael de León. ¿Por qué fue tan importante su papel en la música española?
-Todas las coplas que conocemos hoy día las ha escrito él. Rafael de León es uno de los grandes poetas de la generación del 27, aunque no lo reconocieron como tal. Era absolutamente magistral, tanto en las metáforas letrísticas como en el sentido del humor, en la valentía que tuvo de enfrentarse a su familia, porque era aristócrata y dijo que quería ganarse la vida como autor y así fue. Todas las letra de copla; 'Ojos verdes', 'Y sin embargo te quiero', 'El romance de la otra'... Todas son de Rafael de León.
-Afirma que la copla es la máxima expresión de libertad desde la poesía.
-Para mí sí lo es, lo que pasa es que con los condicionantes y limitaciones que tenían por la censura. Pero aún así, escuchas las letras y hay muchísimo mensaje oculto. 'Romance de valentía' o 'Amante de abril y mayo' eran historias homosexuales, pero en esa época no se podía decir.
-¿Contar las historias exigía más creatividad que ahora?
-Mucha más creatividad y talento. Lo que se hace ahora es difícil, pero con todos los respetos, no tiene nada que ver con lo que se hacía antes y la dificultad que tenía escribir esas poesías tan impresionantes.
-En esta obra no se juzgan las posiciones vitales que adoptaron los personajes.
-Por supuesto. Esta obra, Juan Carlos Rubio la escribió con una idea de José María Camas en la que querían contar una historia de concordia y de conciliación. Nos estamos volviendo locos con la ideología que cada uno tenga, algo que pertenece a la vida privada. Que en las urnas, democráticamente, cada uno elija lo que quiera, pero que nos respetemos y no antepongamos las ideologías a que somos personas.
-¿Se puede separar el arte de esos planteamientos personales?
-Bajo mi punto de vista sí. Yo lo hago, porque no juzgo a nadie por su ideología. Hay que empatizar con todos los puntos de vista y para lo demás está la justicia. A mí me interesa que el público venga, se emocione, lo disfrute y repita. Y creo que la gente no viene al teatro a sentirse juzgada por la ideología que tenga.
-Aunque parezca mentira, dada su larga carrera, esta es su primera vez en el teatro
-La primera vez como actriz de teatro, sí. Ya había hecho cine, televisión, cortometrajes y con experiencias muy positivas, pero como actriz de teatro me he estrenado y la verdad es que por la puerta grande, porque la nominación a los Premios Max, ha sido uno de los regalos más bonitos que he recibido en mi vida y me ha sabido a premio.
-Seguirá vinculada a su legado, don su próximo espectáculo, 'De la Piquer a la Navarro'.
-Sí, la obra terminará en julio y comenzaré con ese concierto homenaje a la copla y lo que esta bendita obra ha hecho en mí, que ha sido mucho. Ha sido una necesidad, una catarsis y una reivindicación de lo que yo siempre he hecho: cantar copla, saeta, flamenco, zarzuela y música tradicional española, que es lo que a mi público le gusta y lo que el público joven tiene que conocer de la cultura de nuestro país.
-¿Qué sensación le gustaría que se llevara ese público?
-Que nadie es más que nadie y tenemos que respetarnos, porque por encima de todo somos personas y tenemos que mirarnos con empatía y sin juicios.
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