«En la gestión política de la cultura la grosería ha venido para quedarse»

-Vino a Santander para participar en la Escuela de Verano de la Academia las Artes Escénicas. ¿Qué importancia tiene este tipo de actividades para el futuro de su profesión?

-Pues la misma importancia que tienen los viveros para las plantas. Exactamente la misma. La semilla hay que sembrarla en tierra fértil y esa es la finalidad de esta escuela de verano y en la que de repente, los aficionados, los curiosos pueden aprovechar de esa libertad de disponer de más tiempo libre. La finalidad es sembrar luego ya que crezcan árboles o den frutos... ojalá. Alguno crecerá.

-Y después de su paso por la Escuela, ¿cómo cree que será la cosecha? ¿cómo están las artes escénicas ahora mismo?

-No te puedo decir nada del panorama actual porque sería injusto con mucha gente y tampoco te puedo decir que no me gusta porque no es cierto. Hay verdaderas joyas. El otro día vi una de ellas en el Festival de Almagro. Una obra hecha por un grupo uruguayo que me pareció extraordinaria. Una de esas que te reconfortan con el teatro. Pero dicho esto, el otro día mientras hablaba en la Escuela de Santander noté escucha y eso solo lo tiene un público curioso, interesado. Había un publico muy receptivo muy bueno.

-Vino a hablar de Federico García Lorca, un autor que le he marcado profesionalmente.

-Lorca me ha abierto muchas puertas, a muchos otros también, pero a mí especialmente porque yo tuve la suerte, y eso no le pasa a ningún director prácticamente, de tener en mis manos dos obras de Federico inéditas: 'El público' y 'Comedia sin título' y eso es un regalo que cae del cielo. Y sí a uno además le apasiona el personaje como a mí.... Mira una de las cosas que expliqué en Santander es que cuando uno visita la Fundación García Lorca hay más libros sobre él que sobre su obra. Y eso no es lo normal en un autor, lo normal es que haya más libros sobre la literatura de Joyce que sobre Joyce... En el caso de García Lorca no, la Fundación está llena de biografías porque al final todos acabamos interesándonos más por el hombre que hay detrás del autor y esta es la magia de Lorca que nos habla a través del tiempo.

-¿Que le ha dado el teatro a Lluís Pasqual y Lluís Pasqual al teatro?

-No me gusta nada hablar en pasado porque tengo muchas cosas entre manos. Hasta ahora me ha dado algo parecido a la felicidad. A una felicidad compartida, sobre todo. En cuanto a lo que le podido dar yo... pues a mí mismo, supongo. No me ahorro ningún centímetro de mi mismo cuando estoy ensayando porque ensayar es una ceremonia que se prepara para que después el público entienda unas ideas, unas imágenes, unos pensamientos... El trabajo de un director no se explica muy bien, pero alguien tiene que estar en la sombra, para decir más a la izquierda o más a la derecha.

-¿Nunca se planteó subir al escenario e interpretar?

-No. Lo hice muy al principio cuando era muy joven porque es cierto que la mayoría entramos en una escuela de teatro para ser actores. Más que hacerse director a uno le hacen director. En mi caso, me encargaron algo para los alumnos de cuarto curso de una escuela, pero luego eso se aprende, es un oficio, experiencia y estar al lado de gente muy grande. Ver mucho teatro y sobre todo vivir mucho, lo más que se pueda, porque si no uno acaba haciendo teatro del teatro y no de la vida que es lo que hay que intentar. Esto es una carrera de fondo y volviendo a lo que me preguntabas antes yo al teatro le he dado todo lo que tenía de mi mismo y he sido correspondido más de una vez.

-Aún resuenan los ecos de la carta que le escribió en 2020 al por entonces ministro de Cultura José Manuel Rodríguez Uribes en la que reclamaba justicia para la Cultura y para las artes escénicas. ¿Ha notado alguna mejora desde entonces?

-La verdad... Ha cambiado la grosería por algo más de educación. No he visto muchos cambios, no. Pero yo no creo, y lo dije el otro día en Almagro cuando recibí el premio el Corral de Comedias, que los responsables políticos de Cultura de este país ignoren una realidad que es tan evidente. No pueden. La puede ignorar el ministro de Hacienda que creo que es el que manda. En el fondo en todos los Gobiernos hay una especie de coalición, está el ministro de Hacienda y luego los demás. Y esos, estoy convencido de que saben que hay que proteger la cultura, otra cosa es que tengan los medios para hacerlo.

-¿Y cómo ha sido la respuesta del público a esa grosería y falta de educación de los responsables de cultura?

-Yo creo que la grosería y la falta de educación han venido para quedarse. Desgraciadamente. Es como cuando en las parejas se traspasan ciertos límites de respeto. Entonces se desboca todo. En el siglo XX hemos pasado de tener un calendario gregoriano a tener un calendario electoral. Ya todo depende -las obras públicas, las subvenciones culturales...- de un calendario que se llama electoral y que es constante. Entonces el nivel baja porque hay que recurrir al insulto fácil, a la puñalada por la espalda y eso hace que la política, que debía de ser un arte noble no lo sea.

-Decía antes que no le gusta hablar en pasado porque aún tiene muchos proyectos, ¿nos podría adelantar alguno de ellos?

-Pues no, porque trae mala suerte (ríe) y porque lo tienen que decir los teatros. Pero sí te puedo decir que son dos proyectos de ópera y uno de teatro que será un Lorca. Dos de ellos se estrenarán fuera de España.