Gloria Ruiz novela sus recuerdos en una historia de silencios, esperas y decepciones

Gloria Ruiz (Casar de Periedo, 1942) vuelve así a la narrativa a través de la editorial cántabra El Desvelo, que dirige Javier Fernández Rubio, con esta nouvelle en la que pueden encontrarse todos los rasgos de su novelística: «Protagonistas femeninas en un trasfondo rural de la España de posguerra caracterizado por la represión de las emociones y la dureza de vivir para los perdedores». La criatura de 'Morir por cesar el llanto', Adana, es una mujer que intenta sobrevivir a la pena de un marido y un hijo desaparecidos y a la que ni la aparición de Arturo ni la de su propio hijo pueden salvar de la tragedia. La novela corta, ambientada en Madrid y en un lugar del norte que la autora no define, edifica «una historia de silencios, de esperas, de pequeñas alegrías y largas decepciones, una historia emotiva que revela la brutalidad de una guerra que nunca parecía acabar del todo».

Autora de 'Sin un adiós', 'Siempre, siemprevivas' y 'Anémonas desde la mar', en su escritura narrativa, como poeta ha publicado una decena de obras que abarcan desde 'Versos de amor y muerte' hasta 'De sombras (y alguna penumbra)'.

Gonzalo Torrente Ballester escribió de la autora cántabra que «habló una vez de las penumbras ácidas, y de su poesía sacó la impresión de que la acidez es para ella algo más que un accidente. Los recuerdos elegidos como material de sus poemas en prosa permiten averiguar con bastante seguridad las líneas generales de una infancia escasamente conformista, de las que suelen inspirar relatos autobiográficos».

Septentrión Ediciones, a través del poeta y crítico Carlos Alcorta, reunió en un volumen la 'Poesía Completa' de Gloria Ruiz. Siete poemarios y un poema inédito conforman ese recorrido fructífero por la palabra de la también novelista desde 1977 hasta 2016.

Gloria Ruiz, quien formó parte del grupo que editó la revista Cuévano, fue responsable, junto a Luis Alberto Salcines, de la librería-galería de arte Puntal 2 y creó y dirigió la galería de arte Algas de Suances.

Su 'Poesía completa' recoge 'Rasgando oscuridades' (1977), 'Pieles sin retorno' (Premio de poesía Ciudad de Torrelavega, 1981),'La raíz del alba'(1981), 'Del poeta extrañado' (1987), o 'Palabras de perfil' (1989).

El escritor cántabro Jesús Pardo ya apuntó en su día que «la musa del Septentrión no solo es melancolía. Amós de Escalante se dejó en el tintero que también es introspección, e introspección hay mucha en los versos de Gloria Ruiz, una introspección callada y recatada que solo se entrega al que la busca en lugar de limitarse a leer los versos, que solo son, digamos, el vestido de los domingos de su poesía».

La poesía de Gloria Ruiz, subrayó el histórico editor de Peña Labra, Aurelio García Cantalapiedra, «se mueve en esta línea de densas vivencias que dan lugar a gritos apasionados, denuncias condenadas a caer en el saco repleto del egoísmo de los hombres». «La vida es difícil pero lo sería mucho más de no existir el poema y el poeta», decía hace apenas tres años la poeta y narradora, histórica voz de la cultura en Cantabria, al presentar en el Ateneo su cuarta novela, que publicó también El Desvelo en su colección 'El legado del Barón'. Hace cuatro años fue nombrada Torrelaveguense Ilustre de 2017 por el grupo de opinión Quercus.

'Morir por cesar el llanto' está habitada por recuerdos, estancias, nostalgia, melancolía, infancia, regresos, «recuerdos escuchados y novelados de la guerra y la posguerra donde la mujer toma decisiones, participa en la lucha y evidencia no fue poco lo que contribuyó en la contienda». Tras una vida de versos, exposiciones y palabras, Gloria Ruiz mantiene el pulso de la escritura para ahuyentar fantasmas y sostiene la llama de la memoria. Entre sus confesiones siempre ha defendido que en su escritura es imposible desligar la poesía de la narrativa. Y siempre ha sentido como un deber «relatar muchas de las situaciones que pude observar, y el comportamiento femenino era algo que me exigía y que tiene que ver con eso que llamamos decencia y que, de no haberlo hecho, me hubiera convertido -en mis adentros- en alguien inmoral».

«Escribir es reflexionar», asegura Gloria Ruiz, cuyas novelas constituyen una voz colectiva frente a los silencios. «Abundoen el conocimiento de todo lo que aquello fue. Siempre aprendo más y, por tanto, me rebelo más».