Gonzalo Calcedo desmiente con una nueva novela su querencia por el relato breve

El libro, escrito antes de la pandemia, , que acaba de ver la luz, se incorpora a la trayectoria del autor de 'La madurez de las nubes'. Reconocido como uno de los mejores autores de cuentos de la literatura en español de las dos últimas décadas, el narrador de origen palentino vinculado y afincado en Cantabria desde hace más de treinta años y donde ha desarrollado casi toda su labor creativa, califica la obra como «una novela de género, servida con sus convenciones habituales y las concesiones necesarias». Precisamente, el soplo creativo de la novela surgió también del «distanciamiento momentáneo del cuento para tomar aire».

Finalista del Premio Carmen Martín Gaite en este 2022, la obra llega al mercado por decisión de la editorial pese a que las bases no contemplaban la publicación. Traspiés, en su colección Cardinales, acoge el libro, una ficción ambientada en la frontera entre España y los vecinos franceses, en tierra de nadie y anclada en 1945, al final de la guerra mundial. Con cierto deje de novela de aventuras, 'Una historia de agua' comparte esencias cinematográficas y escritas con su otro libro 'Playa Omaha', y destila huellas y complicidades con autores como Capote, Stevenson y Conrad, sin olvidar títulos aislados como 'La noche del cazador'.

El también autor de la novela 'La pesca con mosca' (2003), premiado, entre otros galardones, con el NH Vargas Llosa al mejor libro inédito (1996), el Premio Alfonso Grosso al mejor libro de relatos (2005), el Tiflos de cuentos, o el Caja España, sitúa su ficción en Le Crozac, un pequeño pueblo en la frontera francesa. Una mañana la calma se ve alterada por la aparición en la playa de una decena de cadáveres. Los cuerpos no llevan uniforme ni distintivos, pero todos sospechan que se trata de soldados alemanes. El brigada Climent tendrá que investigar si aquellos cuerpos jóvenes, casi niños, pertenecen al ejército nazi, y cómo han llegado hasta allí. Lisette es una adolescente del pueblo que ha visto como sus padres se entregaban a los nazis, y se convertían en colaboracionistas al inicio de la invasión.

Gonzalo Calcedo Juanes (Palencia, 1961), es autor de cerca de treinta obras. Publicó su primer libro de cuentos, 'Esperando al enemigo' en 1996, al que le siguieron: 'Otras geografías' (1998) y 'Apuntes del natural' (2002), 'La carga de la brigada ligera« (2004), entre otras. Calcedo sostiene que el relato es el género central de su obra, «en el que más a gusto me siento y el que más me ha aportado; mientras que la larga distancia es una vía de escape cuando mi mala conciencia como escritor 'solo' de cuentos, me persigue». Es difícil explicarlo, confiesa, «pero a menudo lees entrevistas con autores, preferentemente de novela, que rozan el cuento en algún libro y al cambiar de género, muestran también sus incertidumbres. No es debilidad, sólo falta de costumbre».

Su caso, asegura, es semejante. «No soy un todo terreno. El cuento me hace libre, la novela me condiciona más y me lleva por otros vericuetos: me refiero al cine y a otras influencias literarias, otro modo de narrar en el que no me siento tan seguro». 'Una historia de agua' funciona así como una película de serie B, a veces con convenciones -lo cual te ahorra explicaciones acerca del comportamiento de los personajes-, otras recurriendo a esquemas reconocibles propios de la novela policiaca, la mera aventura o los ritos de paso de la adolescencia. De todo ello hay en ella», afirma.

Aunque ambientada en esa frontera citada en una época estudiada hasta la controversia -la sórdida conclusión de la Segunda Guerra Mundial en nuestra querida Europa-, «no es una novela histórica, una reconstrucción fidedigna. Nunca lo pretendí». Al igual que la mencionada 'Playa Omaha', «otra novela mía con la que comparte ambiente, aunque no cronología, tiene más que ver con 'La isla del tesoro', por poner un ejemplo, que con una narración bélica.

El libro de Stevenson era una novela de piratas, pero también algo más, una reflexión sobre la moral y el crecer que la ha hecho universal. También un análisis sobre la relatividad del mal».

Gonzalo Calcedo ha propiciado en su ya fecunda y abonada escritura un microcosmos literario de personajes como náufragos del presente, definidos a través de una forma de narrar con un estilo intransferible y reconocible. En 'Una historia de agua' el mal lo es todo. Un mal inconcreto que ha corrompido a gran parte de los personajes y que centra sus vidas. «Lisette, la adolescente que ejerce de guía en la trama, descubre ese mal, vive con él y al final, sin soslayar secuelas y sacrificios, sobrevive».

Al contrario que en sus cuentos, «el final yo creo que es esperanzador. Esa visión entre naif y realista del conflicto, una guerra que nos visita ahora más mediática y política que nunca, no trata de tergiversar nada ni de rebajar sufrimientos; la maldad ha quedado orillada momentáneamente, pero volverá».

Una prueba ilustrativa: La cita de Graham Greene que abre el libro lo explica: «...el mal era como Peter Pan; conllevaba el don aterrador y horrible de la eterna juventud». Los Harry Lime de 'El tercer hombre', los Harry Lime de todas las guerras, siguen ahí, dispuestos a sacar tajada. Duele comprobar cómo, tantos años después, su pérfido encanto continúa acechándonos desde las sombras».