Juan Carlos Rubio
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Juan Carlos Rubio
Despacito y con buena letra, como le decían sus padres, ha ido construyendo Juan Carlos Rubio (Córdoba, 1967) su propia historia, repleta de nombres y vidas ajenas. Tantas como ha reflejado en las numerosas obras que el reputado dramaturgo, director y guionista ha creado. La ... más reciente, 'El novio de España', que narra las vicisitudes personales y artísticas de Luis Mariano y Carmen Sevilla en la España franquista, cuando rodaron la película 'Violetas imperiales', se estrena mañana a nivel nacional en el Palacio de Festivales, con una segunda función el sábado (las dos jornadas a las 19.30 horas).
-¿Cómo van los últimos retoques previos al estreno nacional en Santander?
-Pues venimos de Irún, donde hemos terminado de perfilar el espectáculo. Hemos tenido una previa en la ciudad natal de Luis Mariano, porque nos parecía el lugar adecuado antes del estreno y venimos muy contentos por la reacción del público y las sensaciones que hemos tenido.
-¿Qué sensaciones han sido esas?
-Pues que mirar al pasado es la mejor forma de entender el presente. Darnos cuenta de que ha habido épocas muy oscuras en la historia de España que han tenido que ver con la censura, con no poder vivir la vida como querías y ser tú mismo y creo que hay que estar muy alerta, porque la historia es cíclica y se repiten los errores. Es bueno echar la mirada atrás, aparte de para disfrutar con las canciones de nuestro patrimonio, para recuperar personajes como estos y sobre todo, hablar de nosotros y de esos años oscuros.
-Años oscuros que afectaron sobre todo a Luis Mariano
-Sus padres estaban exiliados en Francia cuando comenzó la guerra y él quería que pudieran regresar a España, pero no tenían pasaporte. Le pidió a Franco ese pasaporte. Al mismo tiempo, le pidió a Carmen Sevilla que se casara con él, pero él era homosexual: tuvo que vivir una vida muchas veces ligada a la apariencia. Vino a España a rodar muchas películas y aquí le decían: «los hombres no mueven así las manos», «no te rías de esa manera». Había un estereotipo de lo que era ser un hombre de verdad.
-¿Han cambiado los tiempos como para que eso deje de ocurrir?
-No, sigue ocurriendo. Es la pregunta que yo me hago también. ¿Cuál es la aprobación de la sociedad? ¿Cómo debe ser un hombre o una mujer? ¿Cómo manifestarse? El juicio ajeno es muy peligroso. Hay que respetar la identidad del otro y ya hemos vivido épocas muy oscuras que estas personas, de las que no hago una biografía al uso sino que les utilizo con todo mi amor para contar mi historia, sobre el derecho a ser, el derecho a amar, el derecho a existir por lo que uno es y no lo que los demás esperan de ti.
- ¿Es complicado trabajar a partir de figuras tan conocidas o simplifica la labor?
-Sus historias personales me han arrojado mucha luz. He leído mucho de lo que hay publicado sobre ambos. Sobre Luis Mariano menos, porque es un personaje más olvidado, menos documentado y me ha ayudado a enfrentarme a ello. Me gusta el género biográfico. Me interesa mucho escuchar a los mayores que están y a los que ya no están. Lo que ellos han vivido, que tampoco se diferencia tanto, aunque no tuvieran internet, porque los sentimientos siguen siendo los mismos.
-¿Revindica algo con su construcción teatral?
-Aspiro a que el público salga del teatro interesado por la voz de un tenor excepcional como era Luis Mariano. No intentamos imitar a gente que es única como eran él y Carmen Sevilla, sino que los enfocamos, con un maravilloso reparto, con aspectos que tienen que ver más con piel hacia dentro, con sentimientos que hemos trabajado nosotros. Querría que el público viera sus películas, buscara sus discos y se dieran cuenta de cosas importantes. La segunda etapa de Carmen Sevilla en la televisión eclipsó su papel como estrella internacional, la primera que tuvo España a ese nivel, trabajando fuera con directores muy conocidos, en inglés... Hay mucho que aprender.
-¿Está con los nervios de comprobar si ocurre eso que espera cuando el público vea la obra?
-Con emoción más que nervios. No quiero una vida sin emoción. Me gusta vivir apasionadamente y el teatro me devuelve rápidamente las sensaciones. Estoy deseando estar en el Palacio de Festivales. Estuvimos el año pasado estrenando 'El inconveniente' y fue maravilloso. Nos bendijo el público y salimos con una energía muy bonita que nos ha acompañado toda la gira.Ojalá ocurra lo mismo con el novio de España. Tenemos comedia, humor, canciones, sentimientos, una época, unos personajes...Todo para que el público disfrute con nosotros.
-Canciones y géneros, porque recorre la historia de España a través de su música. ¿Ha investigado también en esta materia?
-Claro, con Julio Awad, nuestro director musical. Hay un recorrido variado y luminoso que va desde el cuplé a la copla, a la opereta, la zarzuela... Hay mucho donde rascar en estos años. Años en los que España necesitaba un poco de alegría a pesar de la dictadura y eso se refleja en el tono de la función. España es un país muy musical, estamos muy ligados a nuestras músicas y da mucho gusto ver cuando el público descubre géneros que no conocía o se reencuentra con canciones de toda la vida.
-Aparte de la emoción, también afirma que el proceso creativo va acompañado de cierta angustia.
-Mucha. Es como un parto. No soy madre, pero por lo que sé, lo deseas, pero qué mal lo pasas. Es largo, hay que tener cuidado y las contracciones duelen. Yo lo asumo; sin angustia no hay creación.
-Se define como cuentista.¿Qué es lo que más le gusta de contar historias?
-Encontrarme con el otro, con la mirada del espectador. El teatro tiene la inmediatez. Yo miro al escenario, pero mucho también al patio de butacas. Me gusta ver cómo respira la gente. En esa empatía está la grandeza del teatro; encontrar historias que puedan resonar en el público.
-Desde que estrenó su primera obra en 1997, ¿Cómo titularía lo que ha ocurrido en este tiempo?
-Malamente. No puedo encontrar una palabra que defina tanta suerte como he tenido, aunque quizá sería esa, suerte. Comparada con tantas vidas que ves cada día, estoy muy agradecido. He tenido una inmensa suerte. Era un niño que soñaba con estar aquí y ya camino de la jubilación, agradezco lo que la vida me ha regalado.
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