Fernando Cayo | Actor

«Desde Grecia, el teatro no ha cambiado, lo que sí lo han hecho son las mentalidades»

-Vuelve a la UIMP con una de las obras de Lorca más desconocidas. ¿Qué se van a encontrar los espectadores que vayan a ver la función?

-El público se va a encontrar con una obra maravillosa entre lo místico, lo mágico y lo erótico. Una obra que Lorca denominó como 'Aleluya erótica' y que cuenta una historia de amor muy inusual, insólita y con un giro tremendamente moderno. Todo ello aderezado con el buen hacer de mis compañeras, Candela Cruz y Lucía Espín, que están maravillosas y sin olvidar la estupenda puesta en escena de Triana Lorite que le ha dado un impulso de vanguardia y una textura contemporánea.

-Lorca es reconocido internacionalmente como el gran poeta que fue, pero también escribió una importante dramaturgia. ¿Qué destacaría de ella?

-Bueno de hecho, para mí, Lorca más que poeta es un dramaturgo porque donde lució más y trabajó con una mayor profundidad, donde más brilló, fue con sus obras de teatro.

-¿Cuál es la primera obra de Lorca que recuerda?

- 'La zapatera prodigiosa', que es una de las obras que escribió a la manera de teatro de marionetas, para ser representada en un guiñol, y que, cuando yo estaba en el Teatro Establo de Valladolid, hizo una puesta en escena maravillosa Juan Antonio Quintana con una escenografía que era un tapiz de tela. Pero también me encanta 'Bodas de sangre' y muchas otras de sus piezas. Aunque tengo que reconocer que después de llevar desde el año pasado haciendo 'Amor de don Perlimplín...' me he enamorado de esta obra porque, como te decía antes, va más allá de lo que uno se puede esperar. Uno de los comentarios que más repite la gente cuando la ve es lo interesante que resulta, lo curiosa que es y la propuesta tan moderna que Lorca hizo entonces. 'Amor de don Perlimplín...' es una obra mística, un encuentro entre un cuerpo y un alma en un mundo de duendes y de hadas. Está más cercana a 'El sueño de una noche de verano' de Shakespeare que a otras obras suyas.

-Lorca vino muchas veces a la UIMP con su proyecto de La Barraca. ¿Ha cambiado mucho el teatro desde entonces?

-Esencialmente, no. Han cambiado las formas. Hay modas, tanto estéticas como interpretativas, pero lo que es el hecho del encuentro con el público no ha cambiado. El teatro, básicamente, es un intérprete que cuenta una historia ante un público y eso sigue siendo exactamente igual desde Grecia hasta nuestros días. Lo que sí que han cambiado, a veces, son las mentalidades.

-Estos días graba una serie, pero nunca dice no, al teatro.

-No soy como otros actores o actrices que se plantean sí quieren hacer teatro o cine o televisión. Para mí siempre ha sido algo natural el combinar los tres medios. Los veo complementarios y en mi quehacer de todos estos años, el combinarlos ha sido uno de los grandes aciertos porque hacer teatro, cuando estás rodando algo para televisión, te refresca mucho, aumenta tus capacidades creativas y el hecho cambiar de registro, porque son mundos distintos, te mantiene en forma como actor. Y, efectivamente, estoy rodando una serie desde el pasado mes de enero que se titula 'La favorita. 1922'.

-¿Y en qué medio se siente más a gusto?

-En el teatro. Por un lado porque también produzco y hago mis propios espectáculos, por lo tanto es un espacio en el que tengo un control creativo mayor. Por otra parte, el encuentro directo con el público y el proceso de ensayos lo convierte en un trabajo mucho más humano. Supongo que es algo que tiene que ver más con las propias energías, con que el público escucha tu propia voz y ve tu propio cuerpo. Siente tu sudor, tu respiración... Y eso hace que sea algo muy apreciado. Sobre todo desde la pandemia.

-¿Sí? ¿En qué influyó?

-La gente estaba deseando volver a asistir a las salas de teatro y a conciertos en directo. De hecho hay un resurgir de los conciertos muy llamativo. Y eso es porque la el público está desando sentir espectáculos en vivo. Y el teatro es lo que nos da. Pero también he de decirte que a mí me encanta el trabajo audiovisual. Un buen proyecto de cine o televisión me permite trabajar con un nivel de texturas o matices muy pequeños que a veces en teatro no es tan fácil transmitir. Tener la cámara cerca te permite trabajar con un nivel de sensibilidad muy interesante. En realidad me gustan los buenos proyectos y los retos.

-Siempre se destaca se versatilidad como actor. ¿Hay algún papel, alguna obra que le gustaría hacer especialmente?

-Muchas. Yo lo que quiero es dejarme sorprender por la vida. Lo siguiente que empiezo a ensayar esta misma semana y que compaginaré con 'Amor de Don Perlimplín...' es la obra 'Los lunes al sol', dirigida por Javier Hernández Simón con la que estaremos de gira dos años. Y supone para mí un reto porque será uno de los grandes eventos teatrales de la temporada, producida por GyG. Todavía no hemos empezado a ensayar y ha despertado tanto interés que ya tenemos armada una gira.

-¿Se podrá ver en Santander?

-Sí. La gira pasará por el Palacio de Festivales los días 2 y 3 de mayo del próximo año.

-En lo que respecta a su faceta como producción, ¿ha tenido muchas dificultades para estrenar sus obras?

-No, cuando produzco mis espectáculos, ahora estoy con 'Todos los dioses', lo hago de manera intuitiva y por necesidad propia. Es una forma de dar voz a trabajos que me nacen de dentro. Jamás pido subvenciones porque creo que son lugares de riesgo míos y los produzco yo íntegramente. En realidad para mí hay una gran conexión entre todas las facetas creativas. Yo estudié música, canto y toco el piano, pero no lo siento algo separado de la interpretación, ni de la puesta en escena o escribir. Forma parte de un único torrente creativo.