«Me gusta escuchar a los niños porque hablan sin estereotipos ni prejuicios»

-Lo que se busca es fomentar el espíritu crítico de los más pequeños.

-Me gusta mucho contar historias a los los niños y también la vertiente más docente, ya que empleo este tipo de cuentos a diario en mi trabajo. Soy profesora.

-¿A los adultos les falta empatía para educar a los niños?

-No quiero pensar que nos falte empatía, más bien se nos olvida pensar como ellos. Cuando nos convertimos en adultos perdemos en parte esa alegría constante, el asombrarse por todo lo que te rodea... Qué bonito es recuperarla volviendo a mirar el mundo con los ojos de un niño.

-¿Qué podemos aprender de esa mirada más inocente?

-Si nos paramos a escuchar de verdad a los niños, lo que más me gusta es que hablan sin estereotipos ni prejuicios. Son mentes despiertas y alucinantes que tienen muchísimas cosas interesantes que aportar.

-Esta es su cuarta publicación. Ha probado con el cuento, con la novela y luego con el álbum ilustrado.

-He probado cosas diferentes en cada trabajo con 'Margarita quiere ser violinista', 'Demasiado Perfecto' y '¡Así no, Elisa!'. En este nuevo libro repito el género del tercero, el álbum ilustrado, y es lo que más me gusta. Como decía antes, me apasionan estos cuentos y creo que el público al que van dirigidos es el que los va a recibir de la forma más sincera y entusiasta.

-Por eso las ilustraciones son fundamentales...

-Tiene un papel clave, la imagen es esencial en estos cuentos. En esta ocasión la ilustradora es Ana Gutiérrez Rubio, que ha hecho un fantástico trabajo dando vida a los personajes que tenía en la cabeza.

-Además de la experiencia literaria, ahora como madre, sabe muy bien de qué habla cuando se dirige a los niños...

-Puede que ahora tenga más claras mis ideas acerca de lo que quiero contar y transmitir con mis historias, pero está claro que nunca se deja de aprender y de mejorar, y espero seguir haciéndolo en futuros trabajos.