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Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) presenta este jueves por la tarde su nueva novela 'Rodaje' en el Ateneo de Santander, en un acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés
Una obra que es una oda al cine ambientada en el ... Madrid que vivió la ejecución de Grimau y que se movilizaba contra la pena de muerte. Habla de ella como si de una película se tratase, con especial cuidado al detallar los escenarios, «un Madrid gris por el día y tecnicolor por la noche» y sin desvelar mucho sobre la historia, como si no quisiera hacer eso que ahora se conoce como 'spoiler'. Y es que, aunque por fin ha conseguido ser escritor, motivo por el que se trasladó a Madrid en aquellos mismos años, el director de 'Habla mudita' y 'Demonios en el jardín' sigue echando de menos el cine. «Puede que no haga películas, pero nunca dejaré de ser director»
- 'Rodaje' es su quinta novela. El refrán dice que no hay quinto malo.
-Nunca me acuerdo cuántas llevo. ¿Esta es la quinta? Pues me parece un número estupendo.
-Una novela ambientada en Madrid en los años sesenta. ¿Por qué esa ciudad y ese momento?
-En los años sesenta Madrid era una ciudad muy agitada y no solo a nivel político porque estaban cambiando mucho las cosas con la llegada de los americanos, por ejemplo. Parece que no, pero trajeron la modernidad. Todavía era un Madrid triste y gris, pero también era el de las grandes avenidas y el de El Corte Inglés.
-Además de los americanos, también un joven Gutiérrez Aragón llegó a Madrid esos años. ¿Cómo recuerda su llegada?
-Me lleve una gran desilusión. Era una ciudad gris, con muy poca vida cultural y en la que siempre estabas bajo sospecha. Comparada con otras capitales europeas era una ciudad muy triste. En Madrid todo estaba prohibido: las películas, las novelas y todas las cosas interesantes. Así que yo, que llegaba del instituto de Torrelavega, donde había tenido muy buenos profesores, me decepcioné bastante porque además había mucha menos actividad cultural que en Cantabria aunque parezca paradójico.
-Cuesta creer.
-Pues así era. Yo estaba matriculado en la facultad de Filosofía y Letras y las clases tenían mucho menos nivel que las de mi instituto en Torrelavega. Es sorprendente oír eso ahora, pero era así. Aunque las noches eran otra cosa. La gente quería vivir intensamente. Se buscaban los bares que abrían hasta la madrugada y en los que siempre había gente interesante. Madrid por el día era gris, pero por la noche era tecnicolor.
-En aquella época los jóvenes como usted mismo le plantaban cara al fascismo y a la dictadura. ¿Le sorprende que ahora haya tantos que voten a la extrema derecha?
-No me sorprende, lo que me ha extrañado es que tardasen tanto. En España la extrema derecha ha tardado mucho en volver comparado con países como Alemania, donde otra vez están en auge los partidos neonazis, o en Francia que está a punto de tomar el poder. Así que aquí, afortunadamente, hay poca extrema derecha para lo que podía ser. Está claro que España durante mucho tiempo ha estado vacunada contra el fascismo. Creo que mi generación hemos dejado bastantes anticuerpos contra el fascismo.
Protagonista. Manuel Gutiérrez Aragón presenta la novela 'Rodaje' (Anagrama, 2021)
Organiza. El Aula de Cultura de El Diario Montañés.
Lugar y hora. Estejueves en el Ateneo a las 19.30 horas.
-Empezó a escribir esta novela al «darse cuenta, no hace tanto», de que los mismos días en los que Luis García Berlanga estaba rodando 'El verdugo' se condenaba a muerte al político comunista Julián Grimau. Usted mismo asistió al rodaje de aquella película. ¿Cómo lo recuerda?
-Fue el primer rodaje al que asistí y me resultó muy curioso. Me pareció que había demasiada gente y que era muy ruidoso. Pero bueno, a Berlanga le gustaba aquello, le gustaba el follón. A mí me pareció que tenía que ser dificilísimo dirigir una película entre tanto ruido y tantos gritos. Pero también me sorprendió la soledad del director. El director es un hombre solo siempre.
-Escribir también es un oficio solitario. ¿Le gusta trabajar en soledad?
-En el cine no estás tan solo porque tienes que rodearte de mucha gente. En la literatura sí estás absolutamente solo y en ese aspecto igual es más aburrido, pero también es verdad que tienes más capacidad de cambiar las cosas, de avanzar en el texto o volver atrás. A nivel creativo la escritura se puede manipular mejor. En el cine es más difícil porque tienes más presiones como la producción, el dinero, los actores que quieres... La literatura es más libre, pero yo hecho de menos el cine.
-¿Cómo se plantea la escritura? ¿Se marca algún calendario como cuando se rueda una película?
-Escribo todos los días. Pero me levanto mucho de la silla para tomar un café o darme un paseo. Soy perezoso, pero un perezoso constante porque no dejo de hacerlo a diario.
-Dice que echa de menos el cine. Cantabria va a dar ahora subvenciones para hacer largometrajes. ¿Se anima?
-Sí, lo he leído en tu periódico. A le mejor me animo. (Ríe)
-Habrá leído también que se está apostando por convertir a Cantabria en escenario de rodajes. Usted fue pionero en llevar a la gran pantalla a esta región y sus valles pasiegos.
-Mucho antes de los valles pasiegos, mi primera película, 'Habla mudita', que fue en 1973, está rodada en los Picos de Europa, en la zona de Áliva y en Potes. Recuerdo que fue un rodaje con muchas dificultades. Salíamos del hotel en coche y al llegar a localización, por ejemplo Bejes, nos teníamos que cambiar a un Land Rover porque ya no había carretera. Luego nos bajábamos de ese vehículo y teníamos que ir a pie y cargando con todo el material hasta el lugar donde íbamos a rodar y hacía mucho frío. Espero que ahora estén en mejores condiciones.
-Se fue a Madrid porque quería ser escritor. Pero no publicó su primera novela, 'La vida antes de marzo', hasta 2009. ¿Por qué tardó tanto?
-Aunque todos me animaban a escribir cuando hacia cine siempre dije que no iba a hacerlo mientras dirigiera. No me parecía ético robar tiempo a un guión para escribir una novela o viceversa. Así que cuando dejé de dirigir, y lo digo así porque de ser director no se deja nunca, empecé esta otra actividad.
-Cuando apaga el ordenador, ¿se considera más lector o más espectador de cine?
-Soy más lector. Siempre lo he sido porque una novela la puedo leer dos veces, pero es muy raro que vea una película más de una vez. Casi nunca lo hago.
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