Pierre Delignies Calderón (Santander, 1990) es uno de los veinte pianistas seleccionados para participar en el Concurso Internacional de Santander Paloma 0'Shea. Reconoce que los concursos no le gustan, aunque el de Santander es diferente «por la alta calidad del jurado que sólo busca al mejor pianista». Cuando toca, «la música me posee», declara quien en el piano encuentra un compañero que le ayuda a buscar la belleza. Empezó muy pequeño a estudiar música en el Conservatorio Jesús de Monasterio, después en el Musikene y en 2012 pasó a ser alumno de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. En la actualidad reside en Ámsterdam (Holanda) donde completa un máster de música contemporánea. Sobrino del compositor Juan Carlos Calderón, compagina los estudios con los conciertos y el Dúo Individual, un proyecto que ha puesto en marcha junto a Alice Burla. La aventura del concurso comenzó hace meses cuando envió un vídeo al certamen, que fue seleccionado por el jurado para una segunda criba, una prueba ya presencial, que en su caso hizo en Madrid, y a la que concurrían otros ciento diez pianistas tanto en la capital de España como en Nueva York y París. Está convencido de que tocar en su tierra, en un escenario que ya conoce, pues ha participado en el FIS, y ante familia y amigos le va a ayudar mucho.
-De pequeño era muy activo y mis padres advirtieron de que cuando escuchaba música me quedaba quieto. No hay un momento claro, fue de forma natural.
-Usted viene de una familia de artistas: músicos, pintores, escultores...
-Sí, mi madre es pintora y es muy aficionada a la ópera y recuerdo entrar en su estudio y escuchar música, sobre todo Rachmaninov y Mozart. El arte ha llegado de forma natural a mi vida.
-Pero eligió el piano ¿qué tiene este instrumento que no tienen otros?
-El piano es una especie de orquesta reducida. Es el instrumento más orquestal que existe y es con el que empecé, aunque también toqué la guitarra y coqueteé con el clarinete. Pero siempre supe que el piano era mi instrumento.
-¿Y cuándo supo que se iba a dedicar profesionalmente a la música?
-Fue con 17 años, al acabar el instituto y pensar si iba a la universidad o seguía con la música. Decidí seguir con la música.
-¿Qué profesor ha dejado huella en usted?
-Cada uno ha aportado algo importante a mi carrera como músico. Al final, son etapas y sería injusto decir unos sí y otros no. Quizás quien más huella ha dejado, por su intensidad, ha sido Galina Eguizarova, en la Escuela de Música Reina Sofía. También mi profesor actual en Holanda, donde estudió un máster de música contemporánea. Tengo mucho cariño, respeto y gratitud hacia todos.
-¿Cuál ha sido la lección más importante que ha aprendido de la música?
-La música te lo enseña todo: a superarte, ser paciente, buscar, tener curiosidad, estar atento a las cosas que no están a simple vista y hay que rebuscar. La música no te permite conformarte con lo primero que ves.
-¿Y del piano?
-El piano te permite investigar la música en su totalidad. Con el piano puedes tocar obras para otros instrumentos, orquestales... lo que quieras. Cualquier músico serio dirá que al margen del instrumento la música te acompaña en la continua búsqueda de la belleza.
-Ha sido seleccionado para participar en el Concurso de Piano de Santander, ¿qué sintió cuándo se enteró de que había sido uno de los 20 seleccionados?
-Un gran orgullo por todo el trabajo que hay detrás. Es mi primer concurso importante, porque por mi forma de ser las competiciones me parecen absurdas, pero sé que este concurso es diferente porque el jurado está formado por músicos de altísimo nivel y buscan al mejor pianista. Luego también es el concurso de Santander, que llevo viendo y escuchando desde que era un enano y es un sueño cumplido.
-¿Qué es lo que más le preocupa?
-He tenido una lesión en el codo, de la que me estoy recuperando. Tuve una sobrecarga que me ha impedido estudiar en las últimas semanas, pero ya estoy en forma. He hecho un esfuerzo muy grande para preparar este concurso. Mentalmente ha sido muy trabajoso y he luchado mucho, pero estoy muy contento con el resultado y porque hay mucha gente que me va a apoyar.
-¿Qué repertorio ha preparado?
-Es un repertorio bastante nuevo, aunque lo normal sea venir con obras que ya tienes muy rodadas. He intentando presentar una propuesta que se salga del típico romanticismo. Una pieza de Boulez y otra de Scriabin.
-¿Qué hace antes de un concierto para relajarse?
-Antes de subir al escenario dedico los últimos cinco o diez minutos a cerrar los ojos y meditar un rato. Hago respiraciones profundas para tomar conciencia de mi cuerpo y de mis nervios. Es un ritual, la forma de sentirme emocionalmente preparado. Al final, cuando toco, la música me posee.
-¿Quién es su pianista referente?
-Me gustan Sviatoslav Richter o Vladimir Horowitz, que siempre tiene algo interesante que contar.
-¿Y con qué compositor se siente más identificado?
-Hay uno que me lleva acompañando mucho tiempo y creo que ya nunca se va a ir: Scriabin.
-¿Qué música escucha en casa?
-Música electrónica, hip hop de los años noventa.
-¿Cómo ha cambiado su visión de la música en estos últimos años?
-Mi visión de la música no ha cambiado, solo me he hecho más mayor y maduro. La Escuela de Música Reina Sofía ha supuesto un antes y un después en cuanto a la intensidad con la que vivo la música.
-¿Qué proyectos de futuro tiene entre manos?
-Estoy terminando mis estudios de música contemporánea y tengo un proyecto de dúo a piano, además de seguir con los conciertos.
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