«Los héroes de nuestro tiempo son los que saben reconocer sus errores»

La escritora y periodista aprovecha esta novela para denunciar un tema que le preocupa desde hace muchos años que es el de la prostitución que ella cree que se debería abolir de una vez por todas. «No entiendo a la gente que aboga por su legalización cuando son los proxenetas los primeros partidarios de esa iniciativa. La prostitución no es un trabajo porque es comerciar con la carne humana», aseguró.

En su libro, que fue presentado por el secretario del Ateneo y articulista Jesús Cabezón y el escritor y columnista Javier Menéndez Llamazares, su detective intenta descubrir lo que se esconde detrás del asesinato de una de una mujer nigeriana que estaba retenida para pagar su deuda de viaje en un prostíbulo en Castellón. Una historia que le ha permitido ahondar mucho más en esta lacra de la que según dijo quería escribir desde 2010. Antes editó el ensayo sobre el tema que publicó la actriz y directora de cine Mabel Lozano. «Sin embargo, necesitaba llevar esa problemática a una novela porque considero que la realidad a veces nos conmueve menos que la ficción», indicó.

El libro, una denuncia en toda regla de la situación de la prostitución en este país -«la trata es algo habitual aquí y todos los sabemos»-, es también un ejemplo de que la novela negra puede servir de altavoz contra las injusticias sociales. Ella llegó a este género como autora en el año 2017 con 'A menos de cinco centímetros'. Entonces presentó a su detective, ese excorresponsal de guerra solitario y melómano con el que se identifica en muchas cosas y que luego continuó en 'La mala suerte'. «Todos nosotros tenemos un escaparate y una trastienda», señaló la también periodista y me interesaba mucho mostrarlo en esta que para muchos «es mi mejor novela».

'La chica a la que no supiste amar' según explicó está plagada de referencias y guiños a otras obras literarias aunque espera que cada lector lo interprete de la manera que quiera. Para ello no escatima en descripciones sobre cada uno de los personajes. «Las grandes historias literarias se construyen a partir de los pequeños detalles» afirmó.

Es Roures, en la obra, el más crítico con la prostitución y la trata, algo que la autora ha hecho de forma consciente porque según dijo también hay muchos hombres en contra de este tipo de esclavitud. «El personaje en algún momento de su vida fue consumidor de la prostitución algo de lo que se siente muy arrepentido y por eso se mete de cabeza a investigar este asesinato. Y con esto también quiero decir que los héroes de nuestro tiempo son los que reconocen sus errores. Vivimos en una sociedad que parece que tiene que ser perfecta y eso es algo que no existe», dijo también.

Marta Robles, que hizo extensible su rechazo a la prostitución masculina aunque afirmó «que es bastante más testimonial que la femenina», también quiso dejar claro que los que la consumen no son clientes «son puteros». «La palabra cliente es hasta bonita, los que compran flores son clientes, los que van a estos locales son puteros y lo que hacen es comprar carne humana», insistió.

Por último. la escritora alertó sobre el cambio de consumo y aseguró que cada vez hay más jóvenes que acuden a los prostíbulos. «Muchas de las mujeres a las que entrevisté para documentar esta novela me reconocieron que las peticiones que les hacen los jóvenes suelen ser bastante más retorcidas algo que puede ser debido al elevado consumo de pornografía en nuestros días», opinó.