Secciones
Servicios
Destacamos
Cuarenta poemas de sus ocho libros que marcaron un siglo poético configuran la nueva antología, 'Mundo que abre lejanías', de la creación poética de José Hierro. La edición, a cargo del poeta, crítico y editor Carlos Alcorta, es la última aportación de 2022 al ... Año Hierro en conmemoración del Centenario. Una obra editada por la Fundación Ortega Muñoz de la Junta de Extremadura, dentro de la colección dirigida por los poetas Jordi doce y Álvaro Valverde cuyos libros llevan en la cubierta una ilustración del pintor Godofredo Ortega Muñoz.
Hierro, curiosamente, comentó en varias ocasiones la obra del artista. La primera reseña, en 1970, no fue positiva, pero, posteriormente, en 1977, el premio Cervantes reconoció que había errado en su juicio y comenzó a elogiar la pintura del extremeño. Otros títulos de la colección son 'el paisaje se hace poema', de José Corredor Matheos, en edición de Doce, y 'Gente que trabaja en los tejados', de Harkaitz Cano, en edición de Francisco Javier Irazoqui.
Los poemas seleccionados por Alcorta tienen como hilo de unión las referencias al paisaje. Alcorta ha recogido poemas de todos los libros de Hierro y ha escrito un prefacio. El libro sale a la luz estos días, cuando acaba de conmemorarse el vigésimo aniversario de la muerte del poeta y en la recta final de Año Hierro que se inició en abril, fecha del centenario de su nacimiento.
Además la antología viene a sumarse a las publicaciones especiales que redescubren, estudian o recorren su huella: entre ellas, 'Vida', biografía y antología de Hierro, a cargo de Jesús Marchamalo y Lorenzo Oliván; o el ensayo 'Las palabras vivas' que el poeta castreño ha publicado sobre la poesía y la poética de Hierro.
La antología cuenta con un epílogo de González de Durana. En su recorrido reflexivo Alcorta subraya que en su primer libro, 'Tierra sin nosotros', «la nostalgia y la tristeza embargan al poeta cuando se ve obligado a abandonar el amparo de la bahía santanderina». Lo cual comparó, en su momento, con una orquesta de cámara, por cuyos muelles paseaba en compañía de sus amigos poetas, Julio Maruri y José Luis Hidalgo entre ellos, lo que se evidencia en poemas como 'Despedida del mar. En ello se constata que «el alejamiento de los lugares en los que transcurrió su infancia y su adolescencia significa la imposibilidad de volver a contemplarlo con los ojos de entonces».
El contacto con la naturaleza que experimenta Hierro, asegura el editor, supone «una especie de resurrección y un afianzamiento de sus constantes vitales, los cuales le inducen, pese a las circunstancias adversas, a profesar un vitalismo contagioso, vitalismo que se manifiesta con mayor intensidad en su segundo libro, 'Alegría', que comienza con este declarativo verso: 'Llegué por el dolor a la alegría'.
La naturaleza, símbolo, entre otras cosas, de una libertad como la que disfrutó durante sus primeros años de vida, se contrapone a la reclusión forzada que sufrió en su juventud. De ahí la abundancia de pájaros o nubes, dueños de su tránsito, de su movilidad, en sus poemas. El mar, con su movimiento perpetuo, también simboliza el deseo de renovación y de autonomía.
Algunos de los elementos del paisaje, el mar, las gaviotas, las olas parecen simbolizar lo inmanente, mientras que los fenómenos físicos, los ciclos estacionales, pertenecen a lo exterior, «al ámbito temporal en el que el poeta vive, son 'símbolos mudables del tiempo' que, teniendo en cuenta la fusión que se da entre el poeta y la naturaleza, denotan «precariedad existencial».
Esa conciencia de la temporalidad que remite directamente a la muerte, inexorable destino final contra el que solo pueden enfrentarse las palabras del poema, porque «la poesía no es, ni puede ser lógica. La raíz misma de la poesía estriba precisamente en el absurdo. La poesía es metáfora y emoción. La metáfora es necesariamente un absurdo. La emoción no puede sujetarse nunca a un razonamiento ni al complicado armatoste del idioma».
En definitiva, opina Alcorta, «son los ojos del poeta los que contemplan el paisaje, pero es el lenguaje quien complementa la mirada con la realidad gracias a las analogías, a las metáforas, a las sinestesias». Una complementariedad, a su vez, que facilita esas variaciones en la interpretación de lo observado, evidentes en muchos de los poemas de José Hierro, que «tratan, en última instancia, de conciliar la regeneración estacional con la muerte».
Javier González de Durana, director artístico de la Fundación Ortega Muñoz, traza en su epílogo una crónica interpretativa sobre las opiniones de Hierro en torno a la pintura del extremeño. Y califica al poeta cántabro como «parcial, apasionado y político, motivos por los que escribió como un justo y singular crítico de arte, llegándolo a ser incluso en sus arrepentimientos», en referencia a sus textos sobre Godofredo Ortega Muñoz.
'Mundo que abre lejanías' se postula así como una antología temática de la obra de José Hierro que recoge los poemas que más intensa y directamente dialogan con el mundo natural. Una naturaleza que es símbolo y emblema de libertad,una libertad ansiada por el poeta durante los duros años de cárcel de su juventud, pero también trasunto de ese orden universal al que aspira y que le permite ordenar y domeñar su mundo interior.
Un volumen que da otro paso en la revisión de la obra del autor de 'Cuaderno de Nueva York' desde una perspectiva poco transitada por la crítica y los lectores. Otra manera de acercamiento a uno de los grandes edificios líricos de nuestro tiempo.
El libro será presentado el próximo 1 de febrero en la Fundación Centro de Poesía José Hierro de Getafe.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.