«La historia no la hemos podido aprender porque no nos la han contado bien»

-¿Cómo surgió 'Los pacientes del doctor García'?

-Esel cuarto episodio de mi serie 'Episodios de una Guerra Interminable' en la que relato 25 años de la dictadura de Franco, desde 1939 hasta 1964. En este caso, escribo sobre la red de evasión de criminales de guerra nazis en Madrid. Una red que dirige desde Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Este es el hecho real sobre el que elaboro una trama de ficción.

-¿Cómo conoció la historia?

- A Clara Stauffer me la encontré en un libro en una época en la que leía cualquier cosa que tuviera que ver con la historia contemporánea de España. Encontré también su dirección, una calle de Argüelles por la que he pasado mil veces. Cuando investigué un poco más, me fascinó.

-¿Y qué es lo que más le llamó la atención?

-Era una mujer extraordinaria. Nació en España, de padres alemanes. Estudió en Madrid y completó su educación en Alemania, donde se enamoró del nacionalsocialismo. Volvió a España y tuvo una carrera muy brillante. Tenía una posición privilegiada y, al finalizar la guerra, pudo montar una red que ayudó a muchísimos generales de guerra. Ella es un personaje lleno de contrastes -española y alemana; nazi y falangista; deportista competitiva y propagandista de la opresión de la Sección Femenina; dadivosa con los suyos e implacable con el resto de la humanidad-, y su entrega a la causa tiene un lado admirable.

-¿Es usted algún personaje de la novela?

-Hay muchos personajes en mis novelas con los que me identifico y tienen una forma de ver las cosas que podría ser la mía. Pero no en este caso porque no había nacido.

-¿Y cómo son los personajes que protagonizan sus novelas?

-Busco rentabilidad narrativa, que me ayuden a dar interés a la novela. Cada personaje cuenta una historia.

-¿'Los pacientes del doctor García' tiene moraleja?

-Todos mis libros tienen la misma moraleja, en este caso intensificada: los aliados, incluso sabiendo que Franco amparaba una organización como está, lo preferían frente a los demócratas españoles.

-¿Qué nuevos proyectos tiene entre manos?

-La promoción del libro es brutal, pero trabajo ya en la quinta novela de la serie.

-¿Qué le fascina tanto de la dictadura?

-Cuando empecé a escribir creía que con lo que sabía de la Guerra Civil y del franquismo era suficiente. Empecé a leer y descubrí que no sabía nada. Hay pocos países que en el siglo XX hayan tenido una historia tan complicada como España y ninguno donde todos crean que lo saben todo. Me enganché a ese periodo y cada libro me obligaba a leer otros cuatro. Los españoles vivimos encima de una mina de oro sin explotar de historias extraordinarias, irresistibles para un novelista y que nunca se han contado. Me propuse explotar este filón. Son historias tan potentes como desconocidas.

-¿Usted cree que hemos aprendido de la historia o seguimos cometiendo los mismos errores?

-La historia no la hemos podido aprender porque no nos la han contado bien. Ahora que se habla tanto de Cataluña, de repetir la historia, hay una frase de Mark Twain que me gusta mucho: 'La historia no se repite pero a veces rima'. Y eso es lo que yo creo que estamos viviendo, una rima de la historia. El proceso catalán tiene que ver con la transición, cómo se hizo y cómo se contó, y con la decisión de crear una democracia sin condenar la dictadura ni preocuparse porque muchos españoles acabaran sintiendo España como algo ajeno. Hay millones de españoles de izquierdas que no tienen un país ni lo tendrán jamás. La izquierda se comporta como si España no fuera suya y la derecha como si fuera suya porque lo han heredado de sus abuelos. Y todo el problema arranca del momento en el que se fundó la democracia.

-La historia, dicen, la escriben los vencedores.

-La historia la escribe el vencedor, pero no tiene por qué durar siempre.

-Sus novelas enganchan a miles de lectores, ¿Cuál es la clave?

-Si lo supiera sería mi editora. Es un misterio. Yo procuro escribir para un solo lector, que soy yo y si no consigo apasionarme a mí misma no apasionaré a nadie. Cuento historias cercanas, próximas y desconocidas y despierto la curiosidad del lector.

-¿Se lee suficiente hoy en día?

-Los lectores son resistentes porque tienen que aguantar una competencia brutal. Hace un siglo la literatura era la única puerta hacia lo maravilloso. Hoy todos tenemos siete puertas hacia lo maravilloso que solo nos exigen pulsar un botón. Sin embargo, la experiencia con la lectura concede un grado de satisfacción muy superior al audiovisual.

-¿Qué le ha aportado la literatura a su vida?

-Los libros me han enseñado cosas que no hubiera aprendido ni viviendo cien vidas. La literatura aporta vida, experiencia, emociones, miedo o alegría. Cada vez que lees un libro empiezas a vivir en un universo paralelo y asumes la vida de sus personajes. Y en ese viaje adquieres experiencias, emociones y conocimientos que solo en tu vida no tendrías nunca. La literatura me ha enseñado casi todo lo que sé.