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La última novela, la que presenta en el Ateneo hoy, martes, a las 19.30 horas, le ha dejado a Juan Manuel de Prada (Barakaldo, 1970) «muy vapuleado». Son 1.600 páginas, salidas de su puño y letra –pues siempre escribe sus libros a mano– ... que lleva por título 'Mil ojos esconde la noche' (Espasa) y que dada su longitud se ha dividido en dos volúmenes. El primero de ellos, el que le traerá a este acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés, está en las librerías desde el pasado día 8. Pero de ambos, el autor señala que es su obra más ambiciosa, que espera le sobreviva y que le ha supuesto un gran esfuerzo. En ella retrata la azarosa vida de los artistas, escritores y periodistas españoles en el París ocupado por los nazis. Un tiempo que le apasiona y del que «queda mucho por escribir».
–Vuelve a la Segunda Guerra Mundial. Parece que es un periodo que le gusta bastante.
–Sí y especialmente en Francia. Fue un momento de concentración de muchas cosas tenebrosas y al mismo tiempo muy atractivas para entender al ser humano. Me apasiona ver como se comporta el ser humano en circunstancias difíciles, peliagudas y ante dilemas morales muy fuertes. Y todo esto se da en este periodo que me parece pintiparado para las historias que quiero contar.
–También recupera a Fernando Navales, que ya aparecía en 'Las máscaras del Héroe'. ¿Es una provocación de las suyas elegir a un protagonista falangista y sin escrúpulos?
–Siempre quise volver a este protagonista y escribir una continuación de 'Las máscaras del héroe', pero me parecía peligroso ambientarla en la Guerra Civil, precisamente porque dar voz a un falangista acérrimo podía ser muy duro. Así que cuando se me planteó la posibilidad con esta historia no lo dude.
–¿Cómo surgió esa posibilidad?
–Estuve investigando sobre estos años oscuros de los artistas españoles en París a raíz de una biografía que publiqué hace año y medio sobre la poeta catalana Ana María Martínez Sagi, 'El derecho a soñar' y, revisando los archivos, me di cuenta de que tenía muchísimos materiales inéditos. Incluso documentos policiales sobre la colonia de artistas e intelectuales españoles en esa ciudad y en ese momento. Me di cuenta que ahí es donde podía situar a Fernando Navales. Respecto a que resulte una voz incómoda o insospechada, es cierto que hoy en día resulta un tanto extraño que le des voz a una antihéroe con esas connotaciones históricas y políticas, pero creo honestamente que la misión de la literatura es sacarnos de nuestra zona de confort y ponernos a prueba. Al menos así la entiendo yo.
–¿Cómo?
–Cuando escribo me gusta plantear y creo que el lector que yo busco y anhelo es el que disfruta con ellos y el que no le basta con una novela predecible. Es un lector que necesita un poco de marcha. Y esta novela es así, salvaje y poco convencional, pero creo que mi lector también lo es.
–Es poco convencional también en su extensión, 1.600 páginas.
–Sí, pero se divide en dos entregas y la primera que es la que se ha publicado ahora son 700.
–En 'Mil ojos esconde la noche' aparecen personajes de ficción con otro reales, sobre todo artistas e intelectuales entre ellos la cántabra Ana de Pombo. ¿Qué visión tiene de ella?
–Es un personaje muy atractivo con una vida un poco estrambótica. Una mujer echada para adelante que como sabéis trabajó para las principales casas de moda en París y que también fue bailarina. Al parecer no fue una gran bailarina, pero en la novela la pongo como si lo fuera porque en algunos momentos está vista a través de los ojos del amor de Fernando Navales.
–¿Que papel desarrolla en la novela?
–Navales está deslumbrado por ella. En la vida real fue una mujer polifacética, imprevisible que arrastraba un dolor terrible causado por la muerte de su hijo asesinado en ese barco, el Alfonso Pérez, anclado en la bahía de Santander durante la guerra civil. El mismo personaje y barco al que se refiere Álvaro Pombo en su última novela. Así que la historia de Ana Pombo es muy potente y muy humana. En mi libro es uno de los personajes más positivos, Navales siente por ella una especial de atracción y algo de rabia porque ella le rechazó. Si bien esa relación es el motor de cambio del protagonista porque le va a obligar a cambiar. Así acaba esta primera parte del volumen. Así que sí, es un personaje muy interesante no exento de pasajes turbios porque es muy posible que estuviera involucrada en una red nazi de evasión de obras de arte en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. De hecho en sus memorias lo reconoce aunque asegura que no era consciente de ello y que fue utilizada.
–¿Todavía queda mucho por descubrir del papel de los españoles exiliados en la Francia de la Segunda Guerra Mundial?
–Nuestra historia contemporánea tiene todavía muchos campos que no han sido suficientemente indagados y, en concreto, te diría que todo lo que es el exilio español en Francia, sobre todo los primeros años, desde el 39 hasta el final de la guerra mundial, es un territorio virgen. El maltrato que sufrieron los españoles es algo pavoroso y estremecedor. Tampoco se ha escrito mucho sobre cómo tuvo que sobrevivir esa gente en esos tiempos difíciles y cómo se vieron obligados a recurrir a todo tipo de trabajos un tanto turbios. Los artistas se vieron obligados a falsificar obras de arte, a trapichear y muchos colaboraron en las actividades culturales de Falange. Todas esas cosas las cuento en mi novela basándome en la documentación que encontré en los archivos franceses. Es un tema que me resulta apasionante.
–De esta novela ha dicho que le ha supuesto una constante lucha con el lenguaje. ¿A qué se refiere?
–Es una novela de una intensidad bestial en la que me he vaciado por completo y en la que he querido dar lo mejor de mí sin ningún tipo de cortapisa ni reserva mental. Y esa intensidad no solo se nota en la extensión sino en su ambición y en gran medida esa ambición es lingüística. El lenguaje está tratado con una constante tensión para tratar de extraer la infinita belleza de nuestro idioma. Está escrita a tumba abierta.
–¿Y ese segundo volumen cuándo verá la luz?
–Calculo que en primavera del año próximo y aunque a acción se interrumpe, ambos volúmenes se podrán leer independientemente.
–¿En qué momento se encuentra ahora Juan Manuel de Prada?
–Esta novela me ha dejado muy seco. Muy vapuleado porque me ha supuesto un esfuerzo muy grande, pero creo que ha sido un esfuerzo fecundo y que he escrito una obra que me sobrevivirá o perdurará más que yo. Así que estoy contento hasta donde uno puede estarlo porque no se puede uno caer en la complacencia pero creo que he hecho una obra en la que he puesto lo mejor de mí aunque ahora estoy en barbecho.
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