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Ramón Fontserè (Torelló, Barcelona. 1956) protagoniza 'El Rey que fue', la obra que Els Joglars, compañía que también dirige, ofrece el viernes en el Casyc dentro del ciclo Talía. En este espectáculo, una revisión humana y sin concesiones de la vida de Juan Carlos I, ... que el propio Fontserè ha escrito con Albert Boadella, el público asistirá entre la realidad y el delirio, a la rememoración por parte del protagonista de los distintos episodios de su existencia, así como sus confesiones y pretextos para justificar o deplorar sus a actos.
-¿Qué es 'El Rey que fue'?
-Es una tragicomedia sobre el rey emérito, el rey viejo, que ha tenido una vida llena de contrastes por todos sabida. Da comienzo en un momento concreto de su vida, el actual, y la acción dramática está situada en un velero, que es un hábitat natural para él, pero en vez de en Sanxenxo, en el Golfo Pérsico. En este espacio podremos ver su forma de actuar, incluso de defenderse. Sus defectos y sus cualidades, que también tiene.
-¿Tiene mucho de lo que defenderse?
-Bueno, sus tropiezos son de todos conocidos. Nosotros lo que hacemos es ponerle ante un bufón, que en contra de cómo suelen ser representados, jorobados y viejos, le hacemos joven y guapo, que le canta las cuarenta. En esa goleta hay otros personajes como una periodista, un capitán quien además es su íntimo amigo, una cocinera... que nos sirven para contar la historia de este hombre que está llena de contrastes, desde su niñez hasta los días de hoy.
El espectáculo 'El Rey que fue' de Albert Boadella y Ramón Fontserè.
Dirección artística Albert Boadella.
Intérpretes Ramón Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Martí Salvat, Javier Villena y Bruno lópez-Linares.
Fecha y hora y escenario El próximo viernes, a las 20.00 horas, en el Teatro Casyc.
Ciclo Talía Fundación Caja Cantabria y Palco Tres.
-¿La del Rey Emérito es una historia muy teatral?
-Siempre decimos que si Shakespeare hubiese vivido en el siglo XXI le hubiera dedicado dos o tres obras más que a Hamlet, el Rey Lear o a Macbeth porque realmente su vida tiene un material dramático muy impactante.
-El otro protagonista es un bufón. ¿Hubo muchos bufones en el reinado de Juan Carlos I?
-Sí, pero a diferencia de ellos, el de esta obra le canta las verdades y le dice lo que la gente piensa. Los bufones de hace cuarenta años le bailaban el agua y no le hacían los comentarios mordaces que le hace el nuestro. El bufón, de manera histórica, es un personaje encargado de decir la verdad al rey y de hacer lo que nadie quiere para no perder sus privilegios. Supongo que el Emérito tuvo personas alrededor que intentasen pararle los pies, pero hay que tener en cuenta que él representa un poco lo que encarnan los reyes absolutos antiguos y de ahí su admiración a Luis XIV. Él es el representante de esta última monarquía, que se consideraba impune. No supo hacer la conversión a la monarquía actual.
-¿Cómo es la monarquía ahora?
-Las monarquías europeas ahora son muy distintas. Hay una cierta contención y una seriedad que se percibe en su hijo que no tiene nada que ver con el padre. Hay más rigor y transparencia. Más seriedad y, sobre todo, más responsabilidad. También cierta preocupación por dar ejemplo.
-Siempre se dice que fue un rey campechano. ¿Ese adjetivo era una forma de justificarle?
-En este país siempre hemos sido muy dados a dar epítetos, definiciones o etiquetas, pero sinceramente no creo que fuese mentira y que de verdad es un hombre muy cercano, natural y, efectivamente, campechano.
-¿A la hora de escribir el texto Albert Boadella y usted llegaron a autocensurarse?
-No. Es una obra que hemos escrito con absoluta libertad. Hemos contado todos los temas calientes de la vida del Emérito, pero además teniendo en cuenta que debajo de una corona y de sus privilegios hay un ser humano. Creo que eso es uno de los logros de la obra, que el protagonista es un humano demasiado humano como decía Nietzsche.
-Abordan esa obra desde la sátira, ¿es una de las señas de identidad de Els Joglars?
-En los temas que hemos tratado siempre hay una base de humor y sátira porque el humor es el desengrasante de los fanatismos, totalitarismos y de los tabúes. Es la manera más significada de protestar y a lo largo de los siglos ha venido siendo un gran elemento higiénico para desacralizar lo que nos imponen como algo sagrado o intocable.
-Como intérprete, ¿cómo fue el proceso de creación del personaje?
-En esta casa hay una gran tradición en representar ese tipo de personajes que aún están vivos. Los actores tenemos pocas armas: las manos, el cuerpo, el sudor... y mucho trabajo. Para mí, además, actuar es un juego, una predisposición a absorber el espíritu del personaje y desechar tu propia personalidad. Es como cuando de pequeños jugábamos a vaqueros e indios y pasábamos de ser niños a ser Toro Sentado y lo hacíamos con toda la intención. Los actores hacemos lo mismo y para mí sigue siendo un divertimento.
-Els Joglars es la compañía privada más longeva de Europa. ¿Cómo resumiría su trayectoria?
-Els Joglars empezó haciendo mimo, en 1961. Era un tipo de teatro de actor desnudo, pintado y con unas mallas. Luego empezaron a poner onomatopeyas y alguna frase hasta que acabó haciendo un libreto de cien páginas. Pero siempre bajo el prisma del humor y de la profundidad de los temas que se trataban. Creo que la causa principal de que aún estemos, 62 años después, es porque siempre ha habido el prurito de que los espectáculos fuesen muy potentes artísticamente y eso solo se consigue a base de ensayar. Cuanto más tiempo pase desde el primer día de ensayo al estreno mucho mejor y eso, a pesar de que ahora sea una tarea ruinosa, seguimos haciéndolo en Els Joglars. Este espectáculo se ensayó durante cuatro meses partiendo de cero, ni siquiera estaban los textos hechos, en nuestra Cúpula, un lugar bellísimo en medio de un bosque, para no perder la concentración y esto es algo que está totalmente alejado de las tendencias comerciales, que estrenan con siete semanas de ensayos.
-¿Tienen ya en la cabeza su próximo espectáculo?
-Estamos barajando la posibilidad de volver a hacer 'El retablo de las maravillas' que es una obra que hicimos en 2004 protagonizado por unos pícaros que iban por los pueblos vendiendo humo por medio de unos retablos: la política, el arte moderno, la cocina de vanguardia y la religión. Esto retablos han proliferado mucho y le estamos dando vuelta a otra visión porque en su momento la obra supuso una catarsis.
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