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Carles Sans (Badalona, 1955) es junto a Paco Mir y Joan Grácia, Tricicle. Llevan 38 años haciendo reír a un público de todas las edades. «Nosotros no hemos envejecido con el público ni hemos desconectado de las nuevas generaciones», relata Sans para quien el humor ... ha cambiado en estos años: «Antes se bromeaba sobre mujeres, razas, incluso la orientación sexual. No se contemplaban estos temas con la severidad y la intolerancia que se ha impuesto ahora». Tricicle presenta viernes y sábado –tres funciones con el cartel colgado de ‘No hay entradas’– ‘Hits’, en el Teatro Concha Espina, un repaso a sus casi cuarenta años de trayectoria y recibe el Premio Duende Zahorí que concede el público del Festival de Invierno de Torrelavega.
–El sábado reciben el Premio Duende Zahorí que concede el público del Festival de Invierno de Torrelavega. ¿Cómo se sienten?
–Recibir un premio siempre es motivo de alegría porque hay cariño. En este caso más, porque lo concede el público, que es quien ha sustentado nuestra carrera. La gente ha llenado los teatros y siempre nos ha recibido con mucho cariño.
–Llegan a Torrelavega con el cartel de ‘No hay entradas’. Incluso habéis ampliado las funciones de dos a tres. ¿Todo un éxito no?
–Estamos felices. No sé si hay otra compañía en España que 38 años después siga en activo y reviente las taquillas de los teatros. Este es otro premio y otra satisfacción que disfrutamos cada día que actuamos.
–Acuden con ‘Hits’, un repaso a sus casi cuarenta años de trabajo, ¿qué presentan en Torrelavega?
–‘Hits’ es lo mejor de lo mejor de nuestra carrera. No hemos podido ponerlo todo porque entonces el espectáculo duraría más de tres horas y ya no tenemos veinte años para estar tanto tiempo sobre el escenario. Está lo mejor de lo mejor y todos los sketches son hilarantes . Es el mejor espectáculo que se puede ver de todos los que hemos hecho.
–¿Cómo ha sido la selección?
–Es difícil porque siempre dejas alguno fuera. En nuestra página web (tricicle.com) permitimos que el público vote. Dejamos que el público decida una parte para que los espectáculos no siempre sean iguales. En general, el público siempre tiende a pedir los mismos.
–¿Cuáles son los que más gustan al público?
–Prefiero no decir ninguno para no influir en el público de Torrelavega.
–¿Y usted, con cuál se queda?
–Es muy difícil porque todos tienen algo. Hay una sala de espera de un dentista con tres individuos que luchan contra un mobiliario muy complicado antes de entrar en la sala de torturas del dentista. Es un sketch muy celebrado.
–¿‘Hits’ es una despedida de los escenarios o el cierre de una etapa?
–Es el cierre de una etapa en la que Tricicle deja de actuar en directo. Llevamos muchos años y estamos un poco cansados. Vamos a tomarnos un tiempo y parar de actuar. Como Tricicle continuaremos produciendo, dirigiendo y creando espectáculos alejados del escenario.
–¿Puede hacer un breve balance de lo que han sido estos 38 años con Tricicle?
–El público ha sido el que nos ha mantenido arriba. 38 años se dice muy deprisa pero es muy complicado. A veces algunos artistas envejecen con el público y desconectan de las nuevas generaciones, algo que a nosotros no nos ha ocurrido. Es precioso ver cómo acuden al espectáculo familias enteras, abuelos, hijos y nietos y todos se ríen de lo mismo. Es uno de nuestros valores.
–¿Ha cambiado el humor en estos 38 años o la esencia sigue siendo la misma?
–La esencia es la misma, pero hoy hay que ser más cautos con el humor. Antes se bromeaba sobre mujeres, razas o la orientación sexual. Se hacían chistes y no se contemplaba con la severidad y la intolerancia que se ha impuesto hoy. La sociedad se ha autoimpuesto unas limitaciones y el humorista ya no puede echar mano a según que cosas que antes sí.
–¿España es un país con humor?
–España es un país muy divertido con grandes humoristas. Incluso uno de los países donde más se bromea.
–¿Sabemos reírnos de nosotros mismos?
–Eso ya cuesta un poco más. En el espectáculo a veces la gente dice que ve reflejado a un vecino o a un amigo, pero pocas veces se ve reflejado uno mismo. Es un ejercicio importante porque para reírte de los demás primero tienes que dejar que se rían de ti o reírte de ti mismo.
–Dicen que el humor es un síntoma de inteligencia, ¿usted que cree?
–Hay humores que exigen más, son más agudos o reclaman más capacidad de atención que otro tipo de humor más popular y simple.
–¿Cuál ha sido su mejor momento profesional?
–Recuerdo la clausura de los Juegos Olímpicos de 1992. También fue un momento magnífico poder estrenar varios espectáculos en París o en capitales europeas.
-¿Y el peor?
-En Estados Unidos, en Broadway. Fuimos con idea de permanecer mucho tiempo y tuvimos que volver antes por una crítica en el New York Times. Fue un revés que se subsanó de inmediato porque hicimos una gira en España con la que abarrotamos los teatros.
–¿Cuándo descubrió que lo suyo era hacer reír a la gente?
–En el colegio era de los chavales que hacía reír y bromeaba, pero nunca imaginé que esto podía trasladarlo a la vida profesional. Cuando entré en una escuela de expresión corporal, me entró un gusanito que me decía que ese mundo era muy bello, interesante y apasionante y me encontré en esa rueda en la que sabía que debía dejar la carrera de Derecho, dejar de trabajar y meterme de lleno en el mundo del espectáculo.
–Confiemos en que el humor no se acabe nunca.
–No se puede acabar nunca. Es tan necesario que la gente está dispuesta a pagar por ello. Es un bien tan necesario como respirar.
–Si es cierto que la risa alarga la vida, ¿hasta cuándo van a vivir ustedes?
–No es lo mismo hacer reír que reír. En el proceso de hacer reír uno sufre mucho porque tiene que estar muy atento, tenso y concentrado durante la función para que realmente el público disfrute y se ría. Te aseguro que se divierte mucho más el público que nosotros durante la función.
–Doy la vuelta a la pregunta, ¿a usted que le hace reír?
-A mi me hacen reír cosas muy básicas, una caída, un golpe inesperado, ese tropezón que no te esperas... Es el ‘aeiou’ del humor. También me sigue haciendo reír la gente con mucho talento, aunque reconozco que no soy un público fácil, simplemente por deformación profesional.
–¿Hay buena cantera de jóvenes humoristas?
–A juzgar por la cantidad de gente que sale en televisión en monólogos, parece que sí. Pero hoy en día todo se ha dispersado mucho todo por las redes sociales. Aunque España siempre ofrecerá gente divertida y buena.
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