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La integración en el entorno, los motivos decorativos y arquitectónicos, la historia de su construcción y estilo y «la exaltación de la belleza visual a ... través de la naturaleza, con la que convive», constituyen el fundamento de una singular muestra del Palacio de Sobrellano. La emblemática edificación de Comillas, que será sometida a obras de conservación y mejora, integradas en un plan de actuaciones previsto para este Bien de Interés Cultural -desde la restauración de la fachada principal a los accesos-, exhibe un conjunto de piezas vinculado tanto a su historia como al estilo y las definiciones estéticas. La decoración vegetal del Palacio de Sobrellano en la colección de yesos vertebra esta muestra que se integra en la actual exposición temporal 'El Palacio de Verano', formada por 15 obras seleccionadas de la Colección Norte y comisariada por Mónica Álvarez Careaga, con la que se pretende facilitar que el visitante entienda mejor el contexto en el que se produjo la construcción del edificio.
En 1884 se inició la construcción del Palacio, diseñado por Joan Martorell y Cristóbal Cascante en la dirección de obra. Su estilo neogótico pretende rememorar las gestas de los caballeros medievales, pero frente al carácter heroico de los modelos nobiliarios catalanes o franceses, que suelen incorporar leyendas épicas, y aquí la decoración que acompaña al monumento se encuentra enfocada a esa citada exaltación. Un predominio de la decoración vegetal en basas, capiteles, cornisas, acroteras y molduras, casi absoluto. «Solamente las gárgolas de los caballos-Pegaso, los motivos heráldicos y las estatuas alegóricas del Comercio y la Navegación, que centralizan la portada principal, aluden al Marqués de Comillas. Su autor fue el escultor Joan Roig i Soler, que contaba con el taller más numeroso de Barcelona».
Los motivos vegetales, que eran propios de la decoración gótica medieval, simbolizaban la regeneración de la naturaleza a través de los brotes primaverales y de las hojas de los árboles caducifolios; aunque también de los perennes, en relación con la permanencia y la eternidad. Son «robles, castaños, arces, abedules, fresnos, y también hojas de vid, acanto, cardo o yedra, alusivos a la caridad cristiana y a la humildad», una iconografía vegetal por tanto de sentido religioso, «ya que continúa la temática que se había iniciado hacía varios años en la construcción de la Capilla-Panteón, obra de los mismos autores, y se prolonga en esta obra civil sin ninguna diferenciación».
Lo que se expone en Sobrellano es una muestra de esta decoración monumental de los dos edificios, junto con algunos motivos arquitectónicos que subrayan que la obra se concebía en Barcelona. El equipo especialista que ha trabajado en conformar la muestra lo integran Enrique Campuzano, historiador del arte; Alma Campuzano, restauradora; y Antonio Fuente, diseñador y museógrafo, con la coordinación de la firma Exhibit Art Management. Este equipo destaca la evolución desde el historicismo neogótico hacia los inicios de la estilización modernista, que culminará Lluís Domenech i Montaner cuando, desde 1889, se encargue de finalizar el Palacio comillano. La colección de modelos de yeso consta de más de 70 obras que fueron trasladados a Comillas para ser copiados en piedra o madera con destino a los pilares, columnas, motivos decorativos y artesonados de la Capilla Panteón y del Palacio.
Estas obras, realizadas en talleres de Barcelona, se tallaron para facilitar su traslado en ferrocarril a Venta de Baños y Torrelavega y después en carretas hasta Comillas. Aquí se reproducían en piedra por artesanos catalanes y se colocaban en su lugar correspondiente.
Con posterioridad a los elementos arquitectónicos, fueron realizándose los yesos correspondientes a otros motivos decorativos y también las réplicas de estelas funerarias romanas sacadas de los restos arqueológicos de las excavaciones patrocinadas por el segundo marqués en el sur de Cantabria y el norte de las provincias de Palencia y Burgos.
El conjunto expuesto ahora, que ocupa tres habitaciones de la primera planta del Palacio, en el interior de vitrinas procedentes del antiguo Seminario, «ha sido sometido a un tratamiento individualizado». A juicio de los expertos, estas obras poseen «un valor artístico y didáctico que es preciso resaltar». La intervención ha incluido así las acciones de «consolidación de las estructuras, para facilitar la estabilidad; limpieza somera, para conservar la pátina del tiempo; reintegración de volumen, para mejora de la visión estética y la estabilidad y protección final».
Algunos yesos se utilizaron como prueba didáctica de elementos arquitectónicos, como es el caso de las ménsulas que sostienen las garitas de la fachada principal del Palacio o de los rosetones. Precisamente la restauración prevista incluye las esculturas 'El Comercio' y 'La Navegación' de Joan Roig, coetáneo de Joan Martorell.
Los responsables de la exposición recuerdan que al no considerarse piezas de valor artístico, los yesos fueron depositados en diversos lugares del Palacio hasta que finalmente se subieron a los desvanes y se almacenaron con poco cuidado, junto con otros objetos de diverso tipo y material, «lo que facilitó su deterioro, suciedad o fractura». Como antecedente, en 2015 hubo un primer rescate de piezas para su muestra en la sala oeste del Palacio donde se ubicó el llamado Museo Cantábrico.
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