
Ray Loriga
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Ray Loriga
Dice que está deseando volver a Santander y ver a su amiga Paz (Gil). Será en la ciudad y en la Librería Gil donde Ray ... Loriga (Madrid, 1967) presente hoy (19.00 horas) su nuevo libro, 'TIM' (Alfaguara). En esta novela, el escritor, guionista y director de cine, rompe el concepto de trama tradicional y obliga al lector a sumergirse en una sucesión de reflexiones sobre la real y lo imaginado, en la búsqueda de una identidad esquiva.
-En la entrevista anterior dijo que escribir es un desafío, un vértigo, una agonía y una felicidad. ¿Cuál de las cuatro opciones ha manejado esta novela?
-Pues vuelve a ser la misma ensalada (ríe). La dispongas como la dispongas tiene esos factores siempre.
-Una ensalada para la que tiene los ingredientes, pero los mezcla de una forma poco habitual.
-Sí, sin presumir de nada, cuando uno escribe intenta, sobre todo, cumplir con esa máxima de no hacerlo como otros sino escribir lo que a ti se te ocurre. No hay nada original, evidentemente, en la literatura, porque todo se ha hecho y se ha hecho mejor de lo que yo podría hacerlo. Pero uno intenta encontrar su hueco, su camino, en el trabajo que hace cada vez.
-Es una novela muy gallega, que no se sabe si va o viene, inquietante en cuanto al desarrollo.
-Sí, es un juego sobre los límites de la narración. Nos acostumbramos a que avancen en una línea en la que damos por supuesto lo que acabamos de leer y eso justifica lo siguiente y lo siguiente. Lo que se entiende como coherencia. Aquí mi experimento es ser un narrador nada fiable, porque el mismo narrador que he creado para esta ocasión es un tipo que maneja hipótesis, todas probables y las va derrumbando, quedándose sin salidas, como un ratón metido en un laberinto.
-Al hilo de esa coherencia, ¿se acerca con este libro a su meta de ser un escritor de estilo más que de tramas?
-Con este libro, según lo voy pensando y leyendo cosas que escriben sobre él o hablando con lectores, alrededor del asunto de la trama y de si no tiene trama, me surge la pregunta ¿qué es trama? Es peripecia o asunto? Este libro tiene asunto. La búsqueda de la identidad, su confirmación, la duda de la memoria que construye las identidades.
-¿Identidad, soledad y percepción son los pilares de 'TIM'?
-Para encontrarse hay que estar solo, porque si no, te ves en una foto de grupo. Ahí estás, en medio, el bajito o el alto, pero en comparación con otros. Más allá de los elementos cosméticos de apariencia, la identidad propia solo se encuentra en la más absoluta soledad.
-Y para encontrarse a sí mismo, ¿un escritor tiene que escribir siempre historias de otros o incluir algo propio?
-Cuando llevas tanto tiempo escribiendo, la línea se hace muy difusa. No sabes lo que son los otros y lo que tú has puesto en los otros. Tu puerta de salida a esto siempre eres tú mismo y hay algo, pero escribir es ocupar otros personajes posibles. Aunque narres en primera persona, no hay un yo definido; eres tú ocupando un invento de yo.
-En esa mención al tiempo, ¿si mira hacia atrás sabe en qué momento tuvo claro que este era el camino?
-Siempre digo que no tengo un momento eureka. Un ¡ya lo tengo!. Es más bien como un rumor. Vas orientándote con un por aquí podría ir y cuando te das cuenta, ya estás dentro de la novela. Dudas, pero sigues. Normalmente me funciona así. Voy descartando las novelas que no voy a escribir y al final me queda la que por alguna razón me he impuesto a mí mismo escribir (ríe).
-Ir dejando cosas atrás no suele ser sencillo.
-No, pero es lo primero que tienes que hacer para escribir una novela. Cualquier otro colega funciona de manera similar; tienes mil opciones en la cabeza y tienes que encontrar qué cosa hacer en cada momento.
-¿Aprendizaje o intuición?
-Hay las dos cosas. Intuición y experiencia para manejar tu propia intuición por olfato, escuchar una voz que tienes dentro. Como guiarse a tientas.
-¿Entraría en la dinámica de quedarse con un enfoque que no le convenza, pero sí sea el que mejor puede funcionar?
-No, la verdad es que esa es la voz que no escucho cuando escribo y luego me arrepiento a veces (ríe). Escribo más por lecturas. Las que me van formando la cabeza y los estilos, maneras y voces que me apasionan, de otras y otros escritores. Leo con pasión y encuentro junglas en las que me gustaría estar y allá que me dirijo. Pero no pensando en la venta o el éxito, lo que sea eso. A veces coincides con un grupo de lectores más grandes y a veces con otros también excelentes pero más pequeño. Ese es el juego.
-¿Ha habido estilos clave que hayan allanado el camino a 'TIM'?
-No hay un libro, pero, sin compararme a ellos, está Becket, Kafka, Bernhard, la poesía de Elizabeth Bishop... Muchas, muchas lecturas. No puedo decir que esto se parece a esto otro más allá de la peripecia inicial de que es un hombre en una cama que enseguida te lleva a Gregorio Samsa.
-¿Sorprender es obligado para atraer hoy en día al lector impreciso?
-No lo sé. Si uno mira la mayoría de los libros que funcionan mejor, no están basados en la sorpresa, sino en una mecánica. Sorprenderte a ti mismo, quizá, sentir tú la emoción. Pero no sé si ese es el camino más rentable en este oficio.
-Atendiendo a una de las disyuntivas del libro, si tuviera que elegir, ¿preferiría la condición de asesino o de víctima?
-Difícil cuestión, por eso la planteo. Una de esas dos parece que es obligatorio tomar. Desde luego, asesino no, por lo que solo me queda víctima.
-Como escritor, ¿cómo ve el caso de 'El odio'?
-Voy a intentar ser muy preciso; yo no he leído el libro, con lo cual no opino sobre el libro. Me parece que sienta un mal precedente en cuanto a la aplicación de la censura, porque en este caso concreto, uno moralmente está del lado de la víctima, que no es el escritor, sino la persona con derecho a sentirse ofendida, pero por ese cuando censuras una cosa, por ese carril se pueden censurar muchas. Eso abre una vía preocupante.
-¿'TIM' representa algo más allá de sí mismo, un advertencia?
-Sí, no soy para advertir a nadie de nada, pero sí pienso que a veces, buscarnos tanto hacia afuera nos quita lo de pensarnos hacia dentro. Estamos todo el rato luchando por una aceptación social, de grupo y eso nos limita a conocernos y vulnera nuestra parte más íntima en cuanto a la identidad.
-Pero como escribe, «el pecado de no ser entre los otros es el único imperdonable».
-Con lo cual...estamos jodidos.
-Si con 'Cualquier verano es un final' sonaba Bowie, ¿que suena con 'TIM'?
-Podría ser Kraftwerk sin dar demasiadas pistas (ríe).
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