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Ignacio Camacho. Antonio Tiedra
Ignacio Camacho reúne sus magistrales obituarios en 'Retratos para la eternidad'
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Ignacio Camacho reúne sus magistrales obituarios en 'Retratos para la eternidad'

Cuelga «en la pared de la historia» sus cuadros de palabras de Isabel II, Suárez, Fidel Castro, Mandela, Pinochet, Fraga, Carrillo, Delibes, Umbral, Gento, Pelé o Lyz Taylor

Lunes, 13 de mayo 2024, 20:15

El obituario es un género apreciado y de larga tradición sajona en el que han brillado genios como Gay Talese y aún brilla Ignacio Camacho (Marchena, Sevilla, 1957). Periodista de acrisolada trayectoria y ponderado juicio, Camacho ha practicado con tino todos los géneros del oficio que tanto ama, de la crónica rosa al análisis político. Autor de más de 10.000 artículos de opinión, reúne ahora algunas de sus magistrales necrológicas de grande figuras de nuestra época en 'Retratos para la eternidad', editado con primor por Reino de Cordelia.

«El obituario es un retrato que el periodismo cuelga en pared de la historia» dice Camacho justificando el titulo del libro que prologa José Luis Garci. El cineasta declara a Camacho digno sucesor de Jaime Campmany o César González-Ruano, hermanando la altura de sus escritos a estos egregios antecesores. « Muerto César, -decía Jaime Campmany-, a mí los muertos se me dan como a nadie. Muerto Jaime, es Ignacio Camacho quien ha heredado el título», escribe Garci.

Portada del Libro. Reino de Cordelia.
Imagen - Portada del Libro.

«La muerte siempre es noticia», reconoce con pragmatismo este sagaz analista que trazó los últimos retratos de palabra de Isabel II, Adolfo Suárez, Fidel Castro, Mandela, Pinochet, Fraga, Carrillo, Delibes, Umbral, Gento, Pelé o Lyz Taylor. Asegura que los obituarios de los personajes que sintió más cercanos están «escritos con admiración» y otros están «trazados con bisturí».

El libro se conforma con cuatro bloques en función del oficio, la vocación o la dedicación del retratado. Dedica el primero a políticos y líderes mundiales. El segundo a actores, cineastas, músicos y deportistas. El tercero a intelectuales y escritores, para concluir con un capítulo dedicado a columnistas y periodistas como Manuel Alcántara –«mi maestro»–, al malogrado David Gistau, – su «loco de la colina», con quien trabajó y a quien sentía como «un trozo de mí»–, además de Manu Leguineche, Jesús Hermida o Jesús Quintero.

Si Talese preparaba con anticipación, parsimonia y esmero sus necrológicas para The New York Times, Camacho no las escribe por anticipado. «No creo en la nevera», dice. Pero conoce bien la urgencia y las premuras del periodismo y admite «haber encargado decenas de ellas» como director.

«Igual que ocurría con todos los grandes, la prosa de Camacho está bendecida por esa luz convaleciente de 'El tercer hombre', un fulgor que alumbra el texto por fuera y por dentro, exacto al fuego pálido que se desparrama en las Iglesias vacías las mañanas de otoño», celebra José Luis Garci.

Filólogo de formación, el hoy columnista de ABC, diario que dirigió durante dos años, Camacho ha merecido los premio Mariano de Cavia, Julio Camba o Miguel Delibes. Publicó antes qu este títulos como 'Crónica de un sueño', sobre la Transición en Andalucía, o 'Cataluña, la herida de España'. Ha sido subdirector de 'El Mundo' y 'Diario 16' y es miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla.

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