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La excusa era hablar de su última novela, 'Castillos de fuego' (Seix Barral), pero las palabras de Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) este martes en la UIMP pueden considerarse una lección de literatura y de la historia española del siglo XX. El autor, entre ... otras obras, de 'La buena reputación', galardonada con el Premio Nacional de Narrativa de 2015, o 'Carreteras secundarias' (1996) inauguraba la tribuna de los Martes Literarios de la UIMP, que patrocina El Diario Montañés. En una sesión en la que, entre otras reflexiones, aseguró que ha habido un cambio a la hora de escribir la Historia y que ahora, «los historiadores intentan acceder más al lector normal». En conversación con Guillermo Balbona, redactor jefe de Cultura, Martínez de Pisón afirmó también que «la realidad histórica y la literaria terminan siendo la misma ya que el tiempo ha terminado dando la razón a aquellos escritores que se han atrevido a retratar la Historia con veracidad en sus novelas porque han conseguido sintonizar con la idea que tiene la gente». Previamente, por la mañana, el autor también reconoció en un encuentro con los periodistas que: «Hace 40 años que soy escritor y se cumplen 40 años de mi primer libro publicado – 'La ternura del dragón'– y desde entonces puedo afirmar que «la novela para mí es un espacio de libertad absoluta».
Pero fue en la velada inaugural, durante la sesión con el público que llenó el Paraninfo de La Magdalena, cuando se explayó más a gusto sobre sus libros favoritos, los autores que no considera buen ejemplo o el análisis de cómo desarrolla sus historias. También habló de algunas de sus novelas como 'Enterrar a los muertos', de la que ahora se cumplen 20 años de su publicación, y que según comentó le hizo familiarizarse con la primera etapa de la posguerra española que no conocía apenas, un periodo que, según señaló, le interesa mucho más que los últimos años de la dictadura porque son «muchísimo más atroces, sin duda», pero «mucho más interesantes» para un escritor.
Como autor, precisamente, reivindica la realidad, las historias cotidianas porque tal y como él la vive, «la literatura tiene como objetivo dar fe de la complejidad humana. Al final, las novelas buscan personajes de carne y hueso en los que nos podamos sentir reflejados porque sus problemas y sus angustias son un espejo en el que nos sentimos reflejados», afirmó.
Con respecto a su novela 'Carreteras secundarias' reconoció que no podía haberla escrito antes. «Tenía 35 o 36 años cuando se publicó que es la edad más idónea para escribir. Un novelista tiene que saber cosas de la vida, se le tiene que haber muerto alguien y sufrido de amor y yo, con esa edad y ese libro, me di cuenta de que ya podía considerarme un escritor maduro».
Ahora, según confesó, anda buscando historias reales que poder escribir, como aquella de Coco Robles que asomó en 'Enterrar a los muertos' y al no encontrar ninguna «he tenido que contar la mía». Se refiere a la que será su próxima novela que verá la luz en septiembre y que lleva por título 'Ropa de casa', un libro sobre su infancia y juventud, en el que por primera vez cuenta una parte de su vida personal «porque tengo que agradecer al destino haber podido vivir de lo que me gusta que es la clave de la felicidad». Por ello, en ese nuevo trabajo habla de su infancia, de la pérdida de su padre con nueve años, de su madre que cuidó de cinco hijos, de sus profesores universitarios y de otros escritores que le ayudaron en sus inicios. «Es un libro de agradecimientos, de celebración de la vida y de la felicidad». Un poco el tipo de literatura que le agrada, porque reconoce que le encantan los libros en los que se celebra el ser hijo. Y puso un ejemplo. Uno de los que más le gustan es 'El olvido que seremos' de Héctor Abad Faciolince, que es un homenaje del autor colombiano a su padre asesinado.
Durante la conversación, Martínez de Pisón también confesó que «aun reconociendo que es un gran escritor» no comparte que Juan Benet tenga tantos discípulos y tan buenos como Javier Marías. «Yo he tenido problemas para leerle y creo que exige tener unos pulmones de boxeador para no morir en mitad de un párrafo», o que Jorge Luis Borges «no es una buena influencia para los escritores» y, sin embargo, reconoció haber llorado de emoción al leer 'A corazón abierto' de Elvira Lindo o 'Léxico familiar' de Natalia Ginzburg. En lo que se refiere a si por su experiencia cree que hemos aprendido algo del pasado sostuvo que ahora se está viviendo un nuevo fascismo, distinto al de antes: «El del miedo al de fuera».
Las palabras de Ignacio Martínez de Pisón inauguraron este martes una de las tribunas más veteranas de la UIMP y más seguidas por el público. El escritor aragonés precede a otros siete autores de distintas procedencias y estilos que, en los próximos martes, hasta el 3 de septiembre, dejarán su huella en el Paraninfo de La Magdalena. La siguiente cita tendrá lugar el 9 de julio y la protagonista será la también académica de la RAE, Soledad Puértolas que acaba de publicar 'La novela olvidada en casa del ingeniero' (Anagrama) una ficción metaliteraria y un juego de espejos donde los narradores se multiplican. A ella le seguirán en esta misma tribuna: Azahara Alonso, Luis Alberto de Cuenca y Emilio del Río, Antonio Altarriba, Jacobo Bergareche, José María Guelbenzu, Ramón Andrés y Ana Merino, premio Nadal de novela por su obra 'El mapa de los afectos'. La huella literaria llegará hasta el acto académico de clausura, el día 5 de ese mes, que acogerá la investidura como doctor honoris causa del escritor, poeta y dramaturgo Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura el pasado año.
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