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El 19 de enero de 2005 una violenta tormenta destruyó el arco que le confería su particular personalidad al islote ubicado a la entrada de la Bahía de Santander frente a la Península de la Magdalena. Ahora, como ya anticipó El Diario, una exposición que ... acogerá desde este mes el Casyc de la Fundación Caja Cantabria, revelará un proyecto singular concebido por el artista santanderino José Cobo y el arquitecto Clemente Lomba. Unarecreación, a modo de imaginativa reconstrucción del arco de roca destruido, que se plasmará en una maqueta, imágenes, esquemas, dibujos y objetos, a modo de propuesta de restitución simbólica.
La exposición refleja la fusión de todos aquellos elementos que el escultor y el urbanista y exdecano del Colegio de Arquitectos han documentado como envoltura y significado de su imagen, en tanto que icono, emblema, de la Bahía de Santander. Un trayecto de implicaciones, desde su propia naturaleza geográfica y geológica, pasando por la singular leyenda del barco de piedra que traía las cabezas de los Santos Mártires desde el Mediterráneo. Un itinerario hasta el presente en que, destruido el arco hace dos décadas, se traduce en «una idealizada reconstrucción en láminas de cristal templado, por la que seguiremos ensoñando no sólo lo que fue, sino también lo que pudiere llegar a ser», como define y explica el historiador del arte y exdirector del Museo de Bellas Artes Fernando Zamanillo.
«Realidad, deseo y utopía, geología, religión y arte en el paisaje» se entrelazan en este proyecto, como reza Zamanillo. La propuesta del autor del conjunto escultórico de Los Raqueros o del Incendio de Santander es «eminentemente artística, original e ideal. Cambia y recrea el material ya perdido, de modo que La Peña Horadada regresaría, pues, al paisaje de la bahía, enmarcada de nuevo dentro de su particular entorno geográfico ancestral, renovada y desprovista de nostalgia romántica alguna».
Zamanillo sostiene que su reconstrucción, en tanto que proyecto de una idea conceptual creativa, «adquiriría así el carácter de una siempre posible acción objetual o física posterior dentro del paisaje, pudiendo clasificarla, ya como maqueta, emparentada en su más amplio sentido con la corriente artística del 'Land-art', a la que se suma en este caso un trasfondo histórico y arqueológico importante». Tras la idea, destaca una imagen muy sugestiva, 'El tejido de la luz', que «muestra una estructura continua, cuyas fibras están hechas de invisibles hileras transparentes». La Fundación Caja Cantabria, de la mano de su director Juan Muñiz y su equipo y de Zamanillo, acogieron la idea de Cobo y Lomba con el fin de visualizar ahora la concepción del proyecto.
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