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«El 80% del impacto ambiental de un producto se define en el diseño gráfico»
Núria Vila - Diseñadora gráfica y directora de arte

«El 80% del impacto ambiental de un producto se define en el diseño gráfico»

Sábado, 16 de octubre 2021, 08:38

Comprometida con el medio ambiente, con la voluntad de aplicar el sentido común a cada proyecto y diseñando de una forma más sostenible y ética, Núria Vila apuesta por el trabajo con las manos, la experimentación y la colaboración interdisciplinar. Cree en el trabajo en red, investigar y descubrir nuevos lenguajes que se puedan aplicar a las necesidades de cada proyecto y su forma de hacerlo se ha convertido ya en un referente para la nueva generación de diseñadores gráficos. Un viaje a El Salvador con una ONG fue el punto de inflexión para esta profesional que teme que la preocupación de su gremio por el medio ambiente sea solo una moda. Actualmente, también es comisaria y se encarga del diseño gráfico de exposiciones y creación de instalaciones para el Museo Vida Rural.

– Su trabajo destaca por el compromiso con el medio ambiente. ¿Qué puede aportar el diseño gráfico a conservar el planeta?

– Antes de contestarte a esta pregunta debo decirte como llegué a esta forma de trabajar. Desde pequeña he sido una persona comprometida con mi entorno y el medio ambiente y, cuando acabé los estudios estuve dos años trabajando en Cuenca. Entonces me surgió la oportunidad de ir a El Salvador a grabar un documental y ese viaje fue un punto de inflexión. La terrible situación que sufría el país que acaba de pasar un guerra hizo que me diera cuenta de la suerte que tenemos en vivir en un país como este y lo importante que es preservar el planeta. ¿Sabes que el 80% del impacto ambiental de cualquier producto se define en el diseño gráfico? Es una cifra que me impresiona mucho y creo que mi papel como diseñadora es reducir ese porcentaje.

–¿Se considera un ejemplo?

–Es muy difícil responder a esa pregunta. Nunca me he planteado serlo y no creo que lo sea, pero sí puedo decir que después de ese viaje a El Salvador y desde que intento que mis trabajos sean lo más sostenibles posible duermo mucho mejor que antes. Una parte de mi trabajo consiste en dar clases y talleres y a veces siento que el impacto que dejo en los alumnos es bien positivo.

–¿Ha cambiado mucho el diseño gráfico desde que empezó hasta ahora?

–Muchísimo. Cuando yo empecé no había nada y costaba encontrar referentes. El único imaginario en diseño gráfico era el papel kraft y las tintas verdes y yo, que quería acabados secos para mis diseños, tuve que seguir un curso de diseño industrial para aprender nuevas técnicas y, sobre todo, para saber como poder participar en todo el proceso. Te estoy hablando del año 2009 más o menos. Desde entonces una de mis prioridades es alargar lo máximo posible el ciclo de vida de un producto antes de que este termine en la basura.

–¿Y ahora cómo están las cosas?

–Los diseñadores gráficos nos hemos puesto las pilas, sin duda, pero a veces tengo la sensación de que hemos pasado a la acción sin reflexionar demasiado. El campo del diseño sostenible está de moda, pero va mucho más allá de los materiales que utilicemos o del reciclaje y creo que aún no hemos llegado al punto de ser conscientes y que a veces trabajamos sin pensar y que a lo mejor dentro de unos años volvemos a encontrarnos con el mismo problema.

«No sé si soy un referente, pero duermo mucho más tranquila desde que mis trabajos sonmás sostenibles»

–¿Y qué se puede hacer para no llegar a esa situación?

–Pues de momento debería haber una regulación por parte de las autoridades políticas. Creo que esto sería un primer paso para eso tan necesario que es cambiar el modelo de consumo. También necesitamos que las empresas apuesten por intentar minimizar el impacto que generan y los diseñadores tenemos que ayudarles.

–¿Cómo aborda sus trabajos?

–En primer lugar hay que conocer bien el proyecto y en qué consiste el trabajo que vamos a hacer y cuál va a ser su ciclo de vida. Hay muchas cosas que hay que tener en cuenta como saber de donde vienen los materiales que vamos a utilizar. Cada producto tiene sus propias necesidades y la localización es una de las más importantes. Yo abogo por priorizar lo local porque eso nos ayudará a optimizar el impacto que puede causar en el uso de transportes y por lo tanto en la contaminación. También abogo por productos fáciles de ensamblar y que puedan ayudar a reducir el CO2. Por último, me parece muy importante que se pueda dar una segunda vida a esos productos y que sea fácil reciclar, aunque yo soy más partidaria de lo primero porque esto permitirá que los proyectos tengan una segunda vuelta.

–¿Qué opinión le merece encuentros como el de Tipos que se va a desarrollar en Santander?

–Personalmente suelo regresar de ellos con una buena carga de energía positiva. Creo que estos encuentros son muy necesarios porque nos ayudan a refrescar nuestras ideas. En este campo hay un buen número de profesionales con grandes ideas y que hacen un montón de cosas interesantes que merece la pena conocer y este tipo de foros se prestan a ello.

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