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Margarita del Val recibió la distinción de la UIMP en La Magdalena. EFE /Pedro Puente Hoyos
«Es importante que la ciencia esté en todas las casas»
Margarita del Val Latorre - Viróloga e inmunóloga del CSIC

«Es importante que la ciencia esté en todas las casas»

Medalla de Honor de la UIMP a los Valores Sociales, la científica ha ofrecido certezas a la ciudadanía estos meses

Mada Martínez

Santander

Lunes, 26 de julio 2021, 08:59

Yo no sabía que podía comunicar, pero las cosas vienen como vienen», cuenta Margarita del Val, la reputada viróloga e inmunóloga del CSIC, que, incansable, ha explicado la pandemia en radios, televisiones, periódicos y en cualquier espacio abierto a al divulgación.

Las cosas, ciertamente, vinieron complicadas: una pandemia mundial. Las dudas, preguntas y suposiciones estuvieron presentes desde el primer día. Del Val también. Ha concedido decenas de entrevistas; ha intervenido en casi todos los medios de comunicación del país, y en cursos como el celebrado la pasada semana en la UIMP, 'La Escuela de Inmunología en tiempos de pandemia'. Su meta ha sido siempre la misma: ofrecer información contrastada, contextualizar, alumbrar el día a día de una crisis planetaria.

La divulgación es crucial y «es importante que quienes lo hagan sean científicos con conocimiento detrás. Divulgar no es poner en lenguaje normal lo que viene en una comunicación científica: divulgar es entenderlo a fondo, ponerlo en contexto, reflexionarlo y aplicarle todos los matices», define Del Val.

Desde hace año y medio, la investigadora del Centro de Biología Molecular 'Severo Ochoa' (CSIC-UAM) ha puesto en práctica esos principios, y por esa voluntad y capacidad de ofrecer certezas a la ciudadanía, y hacerlo desde el rigor científico, recibió la pasada semana la Medalla de Honor de los Valores Sociales de la UIMP.

-Ha recibido el premio consciente de la responsabilidad de los científicos con la divulgación y transferencia del conocimiento.

-Creo que siempre ha sido importante transferir ese conocimiento que los científicos vamos atesorando a lo largo de la vida. Y, particularmente, cuando ayudan a entender y a explicar una situación tan difícil como esta. Muchos científicos han aporta do su granito de arena con la idea de que cuando entiendes las cosas, las controlas mejor. Entender las cosas es importante y una de las razones de explicar qué esta ocurriendo cada semana, cada dos semanas, cada día, es que la gente pueda entender lo que le falta por entender, a lo mejor esa pieza del puzle con la que encajar lo que percibe y ubicarse mejor.

-Entiende, por tanto, que una sociedad informada en ciencia es una sociedad más libre.

-Cuanta más información se tiene, y si además está contrastada, es lógica y está apoyada por muchas fuentes, más piensas por ti mismo. Tenemos que pensar más por nosotros mismos. Yo, cuando tengo que pensar en temas en los que no soy experta, me ayuda poder preguntar dudas concretas a un experto. Para eso está la divulgación.

-Estos meses ha concedido decenas de entrevistas, ha intervenido en programas... ¿Es consciente de que, además de una voz autorizada, es una cara ya familiar para la ciudadanía?

-Mucha gente ha personalizado en algunos de nosotros todo lo que la ciencia les ha ayudado. Cuando me reconocen o me dicen 'qué bien lo estás haciendo', la gente tiene ganas de expresar que la ciencia ha sido la esperanza y está siendo la solución. Te lo transmiten a ti, pero hay cantidad de gente detrás. Soy una cara conocida, pero represento todo lo que hay detrás. Y sin una solidez científica general esto sería imposible.

«En general, los jóvenes han sido hiperresponsables. Y no por ellos, sino por sus padres y abuelos»

«También es necesario darle visibilidad a la vulnerabilidad»

-En la UIMP ha hablado a fondo de las vacunas. ¿Cómo ha planteado las ponencias?

-Desde el principio mi trabajo ha sido en vacunas. Mi tesis doctoral fue buscar la vacuna para un virus. Ahí empezamos. Me di cuenta pronto de que, además de conocer a los virus, había que conocer también el sistema inmunitario. Para mí ha sido muy importante entender los dos bandos, esto es una lucha y hay que entenderlos. Ese es mi enfoque.

Para mí, las vacunas son la mejor solución para una infección. Si no se logran habrá que buscar una alternativa, pero, siempre que haya, la vacuna es lo mejor.

Y conocer a los virus y nuestro sistema inmunitario nos dice dónde estamos. Ahora estamos en una situación con la mitad de las personas vacunadas y mucho virus circulante. Las personas vacunadas, salvo que tengan un problema especial, si se infectan van a reforzar su memoria inmunitaria. Que el virus circule ahora para las personas vacunadas no es malo. Sin embargo, para quienes no tienen inmunidad, que el virus circule sigue siendo la amenaza que ya ha sido durante año y medio.

¿Cuál es el punto medio? Los jóvenes. Los niños tienen un sistema inmunitario poderosísimo; los jóvenes poderoso, y los de 20 a 30 años lo tienen fuerte. Cuanto más fuerte sea tu muralla, que son los niños, mejor resistirás al invasor, que es el virus. Y eso no se está explicando bien: los jóvenes tienen un sistema inmunitario muy potente y están combatiendo bien el virus.

Para mí lo importante ha sido vacunar a los más vulnerables, empezando por los mayores. Ahora los vacunados tenemos que proteger para que no se infecten los jóvenes. ¿Por lo grave que va a ser su enfermedad? No, por su secuelas. Sabemos que su enfermedad raramente lleva a la muerte o a una UCI, pero lo malo son las secuelas, que son suficientemente importantes como para alterarte la vida. Ahora los vacunados tenemos que proteger a los jóvenes. Y no enfadarnos por los cuatro que son irresponsables, sino darles las gracias a la inmensa mayoría, que lleva protegiendo a los mayores durante año y medio.

-Cambia el mensaje sobre los jóvenes, a los que ahora se señala ahora constantemente...

-Eso no puede ser. Hay unos pocos que sí, pero en general los jóvenes han sido hiperresponsables durante año y medio. Y no porque les fuera la vida en ello, como a los mayores, sino por sus padres y sus abuelos.

-Virología e inmunología han pasado a primer plano estos meses. ¿Se está dando un impulso a estas dos disciplinas?

-A lo mejor sí, pero sobre todo para que nos valgan en posibles futuras pandemias. Si bien el siglo XX fue el de las epidemias, el XXI, con toda la movilidad, es el de las pandemias. O se controlan con medidas superrigurosas o salta en cuestión de días al resto de mundo. Y hace falta conocer al enemigo y a nuestras defensas, claramente.

-¿En qué momento está la vacuna intranasal del CSIC que protegerá de la infección y evitará la transmisión?

-En el CSIC teníamos tres y ahora cinco proyectos de vacuna; y alguno más avanzado que este. Pero quizá este es el más elegante y complejo: en lugar de usar una sola proteína del virus, llevará varias, y al sistema inmunitario le será más fácil, podrá reconocerlo mucho mejor, combatirlo mejor y evitar escapes.

Hasta ahora las vacunas era un campo bastante tradicional: no había vacunas que se conservasen a -80º, como la de Pfizer, porque era inviable; no había vacunas basadas en ARN porque que eran muy inestables... Es muy conservador y poco dado a innovaciones. Esta pandemia nos está diciendo que hay que probar las innovaciones. Hay que atreverse a las nuevas combinaciones y en España, que hay muy buenos investigadores, se han atrevido.

-Que en España el nivel de aceptación de las vacunas sea tan alto, ¿qué dice de nosotros como sociedad?

-España es uno de los países de Europa con mayor confianza en las vacunas, con mayor éxito en el control de enfermedades infecciosas y eso se ha reflejado con la covid. Nos ha pillado la pandemia con los deberes muy bien hechos. España es un paraíso comparado con, prácticamente, cualquier país de Europa, en cuanto a confianza el sistema de salud, en todas las medidas, en las vacunas, en la prevención... Por eso hay un porcentaje de vacunación alto, y por eso hay enfermedades que están eliminadas en España, pero no en Francia o Italia, como el sarampión; y el sarampión mata a niños. A varios países miembro les ha pillado la pandemia con los deberes sin hacer, y ahora están teniendo problemas con sus poblaciones.

-Procede de una familia de científicos. ¿Su trayectoria estaba, de alguna forma, escrita?

-No, en mi familia hay de todo... Pero al ver a mi madre como mujer y científica no me causó ninguna duda, ni me planteé que pudiera estar haciendo algo raro. Estaba haciendo algo que veía habitualmente, que me gustaba. Y aprender continuamente me sigue gustando. En el camino de la ciencia no tuve dudas o problemas de aceptación de mi familia.

Y esto es importante. Hay chicas a las que le gusta la ciencia, aprender cómo funcionan las cosas, y si su familia no lo entiende, no van a poder apoyarlas igual de bien. Es importante que la ciencia esté en todas las casas y si tu hija te dice: 'quiero ser científica', tú puedas pensar: 'bien, hay un camino por ahí'.

-Y es por supuesto un camino de largo recorrido.

-De largo recorrido, y por lo tanto hay que invertir tiempo y fondos. Y muy amplio. Hay muchos campos en la ciencia que una persona, según su carácter, puede desarrollar más o menos. La ciencia es muy amplia, no hay un camino lineal y único. Es importante que se abra más el camino a la industria tecnológica basada en la ciencia, y que no solo inventen ellos sino que también se invente aquí. Eso todavía nos lastra y se está notando en el desarrollo de las vacunas.

-Una de las reflexiones a raíz de esta pandemia tiene que ver con la vulnerabilidad del ser humano. ¿La comparte?

-No deberíamos olvidarlo. Por un lado, podemos estar satisfechos de que la ciencia al estilo occidental basada en décadas de investigación haya tirado hacia delante, nos ha traído las vacunas.

A la vez, saber que somos vulnerables nos quitaría un poco de la prepotencia que nos hizo perder al menos un mes entero a todos los países occidentales, pensando que esto no iba con nosotros. Somos vulnerables como humanidad, y hay muchas más infecciones de las que nos damos cuenta, porque, afortunadamente, con un sistema inmune sano, vigoroso, parece que podemos comernos el mundo. Pero no.

Darnos cuenta también de que somos vulnerables en salud mental. Toda la ansiedad, el miedo, el daño, la incertidumbre, la angustia, la depresión... que hemos tenido en las distintas fases de la pandemia nos ha permitido darnos cuenta de lo importante que es cuidarla. También hay que darle visibilidad a la vulnerabilidad.

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