José Dault | Dramaturgo
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José Dault | Dramaturgo
«La incomunicación es el factor humano que vertebra todas nuestras obras»Han arrancado el año «muy bien», llevando su gira a teatros grandes, que se encuentran llenos «lo cual es una gozada», dice José Dault, cofundador de la compañía vasca Kulunka Teatro junto a Garbiñe Insausti. La compañía cumple quince años de trayectoria, avalada por un ... premio Talía, dos Max y presencia en más de 30 países. Mañana y pasado estarán en el Palacio de Festivales (19.30 horas) con 'Forever'.
-Cuando una propuesta tan singular llena grandes teatros, ¿ha construido su propio espacio?
-Sí, cuando empezamos hace quince años, este era un código no muy habitual. No había muchas compañías en España que trabajasen con este lenguaje, la mayoría eran extranjeras y ni el público ni los programadores estaban habituados. Ahí hubo cierto miedo ante un espectáculo sin texto, con máscaras. En estos años hemos notado cómo conocer ese código hace que la compañía tenga una capacidad de llamada importante.
-Con su amplia formación, ¿qué les lleva a formar Kulunka?
-La creamos Garbiñe Insausti y yo en 2010, con el objetivo de hacer un espectáculo sobre una historia de amor en la vejez. No teníamos claro ni con quién ni cómo, sólo la temática. Descubrimos este código en compañías extranjeras, vimos que era muy poderoso a la hora de tratar temas universales y emotivos. Reunimos al equipo, sin tener una experiencia concreta en el teatro de máscaras e hicimos una búsqueda para encontrar nuestra manera de contar historias sin palabras. Eso dio origen a 'André&Dorine', que fue nuestro primer espectáculo y sigue girando. Lleva más de mil funciones en 32 países. Creamos nuestro propio lenguaje y nos quedamos enganchados a esta forma de hacer. La máscara es lo que nos ha dado reconocimiento, pero el sello es tratar de explorar cualquier tipo de lenguaje. Eso lo marca la historia que queremos compartir.
-Aquí plantean la experiencia de una familia que se aleja de lo que en realidad querría ser. Algo extensible a casi cualquier familia real.
-Sí, 'Forever' tiene este rasgo de universalidad, porque ahonda en una cuestión esencial del ser humano; cómo proyectamos una vida y esa vida hace lo que quiere con nosotros. Hay un factor importante que vertebra todas nuestras obras, que es la incomunicación. Cuando se asienta entre seres de un mismo entorno, es la chispa que va a desencadenar los grandes sucesos.
-En los últimos años se han producido grandes avances en la comunicación, pero la falta de ella sigue siendo su eje temático.
-A veces cuantos más medios de difusión tenemos, más ruido hay. La capacidad expresiva de la máscara tiene mucho que ver con esto. No disponer de la palabra, de las inflexiones, del rostro de un actor y sus expresiones, nos obliga, a la hora de crear esa partitura de acciones cotidianas que conforman nuestro texto, a ser muy esenciales y que la situación sea muy comprensible para que el público lo entienda perfectamente. Eliminamos filtros y ruido y el mensaje llega de una manera muy profunda, que hace que estos espectáculos estén llenos de ternura y emoción.
-¿El mensaje se ha entendido igual en las culturas de esos más de 30 países por los que han girado?
-Sí, si algo siempre decimos que hemos aprendido es que nos unen muchas más cosas de las que nos separan. Estos espectáculos han recibido siempre la misma acogida, independiente de la lengua o la cultura. El segundo país donde fuimos fue Nepal, donde la gestualidad es distinta y funcionó, en China hemos hecho más de 120 funciones siempre bien acogidas.
-Esta producción une a Kulunka con el Centro Dramático Nacional, el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Victoria Eugenia de Donostia. ¿Es importante crear redes?
-Es imprescindible, diría. Nos ha permitido dar un salto adelante hacia una producción mucho más ambiciosa, con un espectáculo de gran formato que incluye una plataforma giratoria y dos años de elaboración. Sin el apoyo de una institución pública esto es inviable. Cuando hay una hoja de ruta marcada, lo público debería estar al servicio de sacar adelante propuestas que difícilmente podrían hacerlo con las pautas de la industria privada.
-Participaron en un taller en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo el verano pasado. ¿El teatro tiene en la enseñanza y la formación uno de sus terrenos más habituales?
-El teatro lo concibo como un lugar de exploración. En los talleres compartimos una forma de pensar que se basa, por encima de todo, en el prueba y error, y a través de la práctica vas desarrollando cierta intuición, pero es un territorio infinito. No puedes dejar nunca de explorar.
-Si a día de hoy le quitan la máscara imaginaria, ¿qué expresión veríamos ante lo que han conseguido en estos quince años de creación artística?
-Obviamente, una cara de profunda satisfacción, de felicidad absoluta y de cansancio también; nada es gratuito. Vivimos un momento dulce, pero hay mucho trabajo y mucho tiempo detrás, con un compromiso muy grande.
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