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Reivindicar el poder benefactor y transformador del arte, así como su importante contribución en la construcción de nuestra identidad es el objetivo del Congreso 'Tiempo de Arte' que se celebra en el Palacio de La Magdalena y que durante dos días -ayer y hoy- reúne ... a galeristas, coleccionistas, académicos, médicos, psiquiatras y amantes de arte. La primera de las jornadas contó con ponentes como Federico Mayor Zaragoza que fue el encargado de impartir la conferencia inaugural y que, por medio de una videoconferencia, defendió la capacidad creativa como motor de cambio: «Nuestra esperanza está en la capacidad de pensar, de crear, porque solo siendo creativos podremos afrontar estos desafíos trascendentales».
Precisamente de capacidad de creación y otros desafíos se habló en la primera de las mesas redondas, y durante este congreso habrá varias, que llevó por título: 'Industrias creativas, integración de las artes en todos los ámbitos de la sociedad' y que contó con la participación de Óscar Becerra, CEO de La Fábrica; Gema del Corral, delegada en Málaga de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, y Enrique Andrés Ruiz, poeta, escritor y critico de arte español. José María de Francisco, director de la Feria Estampa fue el encargado de moderar las intervenciones que más o menos coincidieron en que la creación artística está en auge, es un valor en el que se debe invertir -pues nunca es un gasto- y que requiere la participación tanto de instituciones públicas como empresas privadas. También abogaron porque la industria cultural ha ayudado a que el arte sea un bien para toda la sociedad.
9.00. 'El Papel de la Ciencia y el Arte en la Crisis Ambiental'. Conferencia de María Novo, fundadora de Ecoarte.
9.45. Mesa 'La herida que sanar', con Jesús Artal, jefe de psiquiatría del Hospital Valdecilla; Blanca López-Ibor, jefa Unidad Oncologia Pediátrica Hospital Montepríncipe y Fátima Sánchez, directora del Centro Botín, moderada por Alejandra Sánchez-Yagüe, fundadora de Mindtraining.
11.45. Mesa 'El Arte de Ser: el desafío cotidiano', con José María Barreda, humanista, escritor y político; Jesús Ruiz Mantilla, periodista y escritor y María Magdalena Sánchez, directora Grandes Oyentes, moderada por Charo Izquierdo, asesora de empresas.
12.45. Experiencia 'Explorarte Slow Art' con Bettina Ingham, fundadora de Explorarte y embajadora Tiempo de Arte.
El primero en intervenir, Enrique Andrés Ruiz, contextualizó el papel de la industria cultural desde sus inicios. «Un comienzo lleno de reparos por varios intelectuales contrarios a la cultura de masas», dijo en referencia a T. S. Eliot y a los autores de 'Dialéctica de la Ilustración', Theodor W. Adorno y Max Horkheimer. No fue hasta los años 50 del siglo XX cuando se dejaron atrás esos reparos que, en parte, venían provocados por su defensa a la alta cultura. Sin embargo es en esa década cuando se plantea algo que, a la larga, cambió el panorama cultural y es que la industria proporcionaba igualdad a la hora de consumir productos culturales. «Se entendió que el acceso igualitario a la cultura pasaba por trabajar con la industria antes de repudiarla», señaló Enrique Andrés Ruiz y se comprendió que debía de verse como una inversión y por lo tanto de factor necesario para el crecimiento económico y del empleo. «Sin la industrialización de la cultura no es posible la igualdad», mantuvo para incluir.
Los otros dos ponentes expusieron sus propias experiencias. Especialmente entusiasta fue la de Gema del Corral que incluso se emocionó al recordar el gran paso que ha dado Málaga a nivel cultural. «Para mí lo más importante es que los malagueños por fin se enorgullecen de ser de esta ciudad», repitió.
El gran cambio en Málaga fue fruto de un fracaso, según expuso. Algo similar a lo ocurrido con Santander, Málaga se presentó candidata a ser ciudad cultural europea en el año 2006 con un proyecto que se puso en marcha pese a que finalmente la capital ganadora fue San Sebastián. «Pero nosotros no abandonamos nuestro proyecto y luchamos por él», aseguró. Su primera reivindicación, incluso anterior a esta fecha, fue la de la de abrir al público la Casa Natal de Picasso, «y en 2016 Málaga igual no era oficialmente la capital cultural pero si lo era de facto», aseguró.
«Nuestra esperanza está en la capacidad de pensar y crear. Solo siendo creativos podremos afrontar los desafíos»
«Cualquier transformación como la desarrollada en mi ciudad lleva detrás una buena planificación»
«La ambición del artees formar parte de la vida común, de la calle. No estar únicamente en un museo»
Hoy en día, y de eso no hay duda, esta ciudad andaluza está en cabeza en lo que respecta a museos, teatros, incluso el Pompidou de París abrió una sede en esta ciudad al igual que el Museo Ruso. «Pero que nadie piense que esto ha sido fruto de un día. Detrás hay un gran trabajo», aseguró la ponente. Cuando Málaga comenzó a diseñar ese plan, el por entonces alcalde, Pablo de la Torre, se asentó en tres ejes principales: cultura, educación e innovación y destinó 12 millones de euros del presupuesto del Ayuntamiento a los proyectos culturales. «Algo que fue muy criticado», recordó la que por entonces era concejala de Cultura.
Otra de las claves fue la de comenzar a invertir en infraestructuras -espacios- para usos culturales incluso antes de que se supiese que tipo de contenido iban a albergar. «Y eso fue clave, porque la mejor esquina del Puerto de Málaga se reservó para uso cultural y gracias a eso pudo instalarse el Pompidou y lo mismo con el edificio de Tabacalera. Cuando reflexiono con el alcalde cómo hemos llegado hasta aquí llego a la conclusión de que teníamos espacios gracias a una planificación estratégica en los planes de urbanización».
La experiencia de Óscar Becerra, CEO de La Fábrica está más entroncada con la iniciativa privada. «La empresa nació con la idea de innovar para atraer a más público hacia los productos culturales y eso solo se logra proporcionándole lo que desea». Y es que, en contra de aquellos autores de principios del siglo XX, La Fábrica apuesta porque la cultura esté en la calle. «Porque la ambición del arte es formar parte de la vida común y salir de los museos». También destacó que no debe haber prejuicios contra la iniciativa privada «parece mal que se pueda hacer negocio con la cultura pero se puede hacer» si bien abogó por tejer alianzas «aunque a veces sean con enemigos irreconciliables».
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