Secciones
Servicios
Destacamos
Es uno de los «mantras» de esa 'Cantabria infinita' cultural de ocurrente nombre, tan hiperbólico como desmentido con frecuencia. Lo cierto es que la Casona de Tudanca suele estar en boca de todos y, sin embargo, es una muy citada, pero desconocida joya patrimonial. A ... su vez constituye el principal tesoro de una localidad que además de estar reconocida como Conjunto Histórico Artístico desde el año 1983, está enclavada en un paraje natural de extraordinario valor como es el Valle del Nansa. José María de Cossío, hidalgo y artífice de Tudanca, supo mantener en su trayectoria un equilibrio entre lo regional y lo nacional, entre Madrid y Cantabria, entre conocimiento erudito y divulgación creadora, en definitiva, entre vida y literatura. Cossío formó parte muy activa de la generación del 27 y fue íntimo amigo, editor y mecenas de muchos de ellos.
Ahora medio centenar de intelectuales, artistas y creadores han elaborado un escrito, a modo de manifiesto (adjunto en estas páginas), en el que se preguntan si realmente le interesa la Casona al Gobierno de Cantabria. Y en el que ellos mismo se responden: «Los datos y sensaciones de los últimos años nos dan una respuesta más que evidente y demostrada. La Casona parece más bien una 'patata caliente' que nadie quiere, esa 'joya de la abuela' que no sabemos qué hacer con ella». Frente a «la desidia y el olvido», los firmantes reclaman una gestión cultural que atienda como se merece a este sitio histórico. El escritor, poeta e historiador Mario Crespo, que dirige desde hace años un curso de verano de la UC en la Casona, ha encabezado la iniciativa de este llamamiento público a las autoridades competentes que firman los casi cincuenta intelectuales, de Ian Gibson a Antonio Muñoz Molina. Ayer todavía se sucedía la incorporación de firmas de la comunidad de adhesión al escritor, caso de Fernando Bringas. «La provisión de personal específico, la mejora sustancial de un proyecto museográfico coherente y completo y la difusión de la Casona y sus fondos» son parte de sus demandas. Las llamadas de atención, reivindicaciones, reclamaciones y demandas en torno a la Casona de Tudanca han sembrado las últimas décadas de gestión cultural bajo gobiernos de un signo u otro. Desidia, abandono, falta de voluntad política, carencias, desconocimiento son algunos de los calificativos y factores que han rodeado la trayectoria de este espacio simbólico e histórico. Pero la Casona no tiene reflejo en la vida cultural, ha visto reducido el número de visitantes, sufrió recortes en el horario y falta de personal.
Fernando Abascal, Juan Manuel Alegre, Pedro Álvarez de Miranda, Andrés Amorós, Fernando Arrabal, Félix de Azúa, Emilio Calderón, Joaquín Carbonell, Camilo José Cela Conde, José Corredor-Matheos, Juan Antonio Cremades, Mario Crespo, Luis Alberto de Cuenca, Germán Delibes de Castro, Joaquín Díaz, Aurora Egido, Eva G. Fernández, Antonio Garrigues Walker, Ian Gibson, Raúl Gómez Samperio, Tomás Guasch, Luis Landero, Joaquín Leguina, Rafael Leonardo Setién, Feliciano Llanas, Joan Margarit, José Antonio Martín Petón, Gabriele Morelli, Antonio Muñoz Molina, Marcos Pereda, Jesús Alberto Pérez Castaños, Carlos Pérez de Cossío, José María Pérez de Cossío, Luis Pérez de Cossío, María Dolores Pérez de Cossío, Álvaro Pombo, Carmen Posadas, Chema Puente, Francisco Rico, Carme Riera, Lourdes Royano, Graziella Sáenz de Heredia, José Manuel Sánchez Ron, Marc Sardá, Jaime Siles, Andrés Trapiello, José Luis Villacañas.
Desde 2001 el público tiene acceso vía Internet a los valiosos documentos que allí se encuentran: veinte mil volúmenes y cinco mil cartas de destacados poetas, escritores, artistas y toreros ; también manuscritos originales de autores como Lorca, Jorge Guillén Pereda, Dámaso Alonso, José Hierro o Cela. Todos ellos integrados hoy en el Archivo Virtual de la Edad de Plata (1868-1936). En la actualidad, la Casona de Tudanca sólo abre los fines de semana, bajo reserva previa realizada al menos con un día de antelación y en visitas guiadas en tres turnos.
El pasado jueves 11 de julio se celebró el quinto encuentro de la Casona de Tudanca dentro de la programación de los cursos de Verano de la Universidad de Cantabria, que cuentan con el patrocinio de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte y la colaboración de la Fundación Botín. Hasta aquí el necesario apoyo institucional de este evento, que cada vez concita a más gente. Medio centenar de personas se reunieron en el jardín de la Casona de Tudanca (véase 'El Diario Montañés' del sábado 13 de julio) para celebrar, esta vez, la figura de Ramón Menéndez Pidal y su relación con el romancero, uno de los temas predilectos de José María de Cossío, y escuchar las magistrales intervenciones de Joaquín Díaz, tal vez el etnomusicólogo español más importante del último medio siglo, y Chema Puente, auténtico mantenedor y recuperador de la tradición popular de nuestra tierra.
Los anteriores encuentros han destacado las relaciones de amistad de Cossío con algunas figuras de la Generación del 27, en concreto Pepín Bello, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre. Por el jardín de la Casona de Tudanca han pasado algunos de los más importantes especialistas en ellas, que han hablado ante un público que se ha desplazado hasta la Casona consciente del debido homenaje a su valor patrimonial, un público para quien la lejanía de la Casona no es motivo suficiente para no acudir al encuentro de importantes figuras de nuestras letras. En estos cinco años hemos compartido tertulia con profesores, poetas o escritores, recuperando la tradición oral de la Casona, su valor como lugar de encuentro y reflexión en torno a la palabra en su manifestación literaria, popular y amistosa. Entre la nómina de estudiosos que han pasado por aquí podemos recordar a Ian Gibson, el más importante biógrafo de la más importante figura literaria del último siglo, Federico García Lorca, que regaló el manuscrito de su 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías' a Cossío. Cuando Gibson subió por primera vez a la Casona, ningún representante institucional le recibió; se ve que no tenía suficiente categoría para remover de su sillón –o de su mesa perezosa– a quien correspondiera.
La pregunta razonable es: ¿realmente le interesa la Casona al Gobierno de Cantabria? Los datos y sensaciones de los últimos años nos dan una respuesta más que evidente y demostrada. La Casona parece más bien una «patata caliente» que nadie quiere, esa «joya de la abuela» que no sabemos qué hacer con ella. ¿Sucedería lo mismo en otros lugares de Europa o aún más cerca, en algunas regiones españolas próximas? ¿Permitirían los vascos o los asturianos tener un tesoro como es la Casona, uno de los centros de la cultura de la Edad de Plata, pieza clave en la geografía humanística de nuestro país, y tenerla en una situación de mera subsistencia? Pero, por más que se quiera, la riqueza de esta Casona no la pueden ocultar ni la desidia institucional ni el olvido al que pretenden postergarla quienes tienen responsabilidad en el ámbito de la gestión cultural. Por este lugar han pasado Alberti, Lorca, Unamuno, Diego… En su colección y archivo está parte de la memoria de lo mejor de nuestras letras (el siglo XIX, Pereda, generaciones del 98, 14 y 27, epistolario, cancionero poético…). Y eso no lo puede ocultar nadie: numerosas ramificaciones de nuestro saber humanístico van a desembocar en algún momento en la Casona, como una luz que no puede esconderse.
Por lo tanto, hacemos un público llamamiento a las autoridades competentes en la gestión de la Casona de Tudanca, en el grado que les corresponda, para que se realicen las siguientes actuaciones:
1. Provisión de personal específico. La Casona de Tudanca debe contar con una dirección operativa y efectiva, que cumpla con todas y cada una de las responsabilidades que toda dirección conlleva. La solución de esta carencia es competencia gubernativa.
2. Mejora sustancial (cuando no creación) de un proyecto museográfico coherente y completo. Entre otras actuaciones, debería acometerse lo siguiente: revisión de los materiales expuestos y su presentación, con una mejora de las copias documentales, la contextualización de los materiales y la selección bibliográfica de la biblioteca de Cossío (que era una biblioteca viva, no muerta). En el material expuesto apenas hay nada de la Institución Libre de Enseñanza, ni de la Residencia de Estudiantes, ni del Ateneo de Madrid; la información sobre Miguel de Unamuno y otros visitantes de la Casona es escasísima o inexistente. Faltan materiales en exposición sobre el Cancionero de Cossío, sobre el deporte y, particularmente, sobre el fútbol, afición verdaderamente notable en Cossío y que podría servir para atraer a otros posibles visitantes. Como ejemplo de la incoherencia del proyecto, en la habitación interior de la planta primera las estanterías están tapadas por telas, para simular nada menos la tienda de campaña del general Gregorio de la Cuesta, antepasado de Cossío: se cambia y tapa lo sustancial (la biblioteca) por lo anecdótico.
3. Difusión de la Casona y sus fondos. Es evidente que se debe difundir mucho más la Casona y sus fondos y que las entidades locales también deben verla como un elemento dinamizador del valle del Nansa. Aparte de la necesaria relación administrativa y entre diferentes empresas y agrupaciones, deben realizarse actuaciones como un repositorio de materiales en internet que permita el enlace por esta vía con otras entidades dinámicas en la difusión y el estudio de la Edad de Plata, una colección de publicaciones con materiales de la Casona, actuaciones concretas de difusión en colegios, institutos y universidades, planes oficiales de investigación de sus fondos y el establecimiento de una conexión con los sucesores de los escritores y personalidades presentes de alguna manera en Tudanca.
La Casona de José María de Cossío es un centro especial de la cultura y como tal debe ser tratado. Es un caso extraordinario y verdaderamente peculiar en la historia española. No es una biblioteca normal, ni una mera casa-museo, ni una rama de la Biblioteca Central de Cantabria. El poso emocional, histórico, patrimonial que tiene es inmenso, no vale con ella una mínima gestión administrativa o el mantenimiento de unos horarios de visitas guiadas. Implica mucho más. Háganse ya las actuaciones que correspondan por parte, esencialmente, del propietario, que es el Gobierno de Cantabria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.