

Secciones
Servicios
Destacamos
Entre Gerardo Diego y José Hierro, dos poetas santanderinos, dos Cervantes, caben muchas construcciones hechas con palabras. Pero si hablamos de ciudad y de biografías, ... La Magdalena es un mantra obligado. Los poemas de ambos sobre ese icono, uno inicial y otro de clausura, enmarcan y flanquean una singular obra que saldrá a la luz la primera semana de abril: 'Un palacio para mí. Vivencias, venturas y aventuras del niño que nació y creció en la península de La Magdalena'. El libro, que la editorial Valnera publica esta primavera, primera de una serie de novedades del veterano sello de Jesús Herrán, une la biografía de dos palacios: la del periodista Lino Javier Palacios y la del Palacio de La Magdalena y su entorno. Entre la evocación, el retrato personal e histórico fundidos, las anécdotas y los hechos inéditos, esta intrahistoria palaciega santanderina está acompañada por un profuso material gráfico. Casi 250 fotografías acercan al lector no solo el palacio y su entorno, sino el paisaje y las gentes que lo intentaron mantener, a duras penas y sin las condiciones adecuadas, hasta la compra por parte del Ayuntamiento en 1977. Fue entonces cuando «don Juan de Borbón, propietario hasta la fecha, retiró los mejores muebles y objetos. El Palacio que recibió Santander, a cambio de 150 millones de pesetas, ofrecía una imagen oscura, triste y destartalada en lo puramente formal y síntomas preocupantes de inestabilidad en lo estructural».
Pero por qué La Magdalena y este lazo singular como de entraña personal, social e histórica. Porque el autor del libro nació y vivió dentro del recinto cuyo acceso por aquel entonces estaba prácticamente vetado para los demás. «Ello le convierte en un insólito conocedor de gran parte de los secretos de esa finca privilegiada que se adentra en el mar». En la escritura se transmite la sensación de «haber conocido el palacio y su entorno en cuerpo y alma, porque el autor ha sabido convertir las piedras en carne», subraya el editor.
El autor narra ese vínculo iniciático: «Debió de ocurrir allá por 1945 cuando mis padres, Genaro y Melchora, cambiaron radicalmente de vida y se vincularon laboralmente a la Familia Real de España, pues se desplazaron a Cantabria para ser los guardeses del entorno del palacio. Dejaban atrás los paisajes agrestes, agrícolas y severos de los alrededores de Oseja de Sajambre (León) y Villanueva del Pardillo (Madrid). Se dedicaron durante más de medio siglo a servir, con dedicación leal y permanente, a la Familia Real de España. Tenían un cómodo hogar en la península emblemática más bella de toda la (entonces) provincia de Santander -allí nací yo-, unos terrenos inmediatos que cultivar, una atención a la puerta de acceso, siempre cerrada, a la finca palaciega, un cuidado de animales de granja para facilitar la supervivencia, y una existencia estilo pueblo al borde marino de la capital montañesa».
El periodista formó parte de una pequeña sociedad formada por «la treintena de vecinos» que se ocupaba de su mantenimiento. Allí estaban la casa del Administrador Real, la casa del puerto, la vivienda del faro de la Cerda, la vivienda del semisótano dentro del propio palacio, sendas viviendas en las plantas baja y alta de las caballerizas, y la casa de los guardeses. Y en el exterior, pero prácticamente integrada, la casa cuartel de la Guardia Civil.
Como en cualquier sociedad que se precie, también hubo allí un espacio para la crónica negra, con sus fantasmas, crímenes y suicidios.
Testigo privilegiado, el autor describe esa sociedad interior -tan alejada de la ciudad que siempre que iban a ella anunciaban que «tenían que desplazarse a Santander»-; de la pesca abundante que había en su entorno; de los juegos juveniles; de los días de nieve y las batidas de zorros; de las huertas, los gallineros y las cochiqueras; de los doce bares que había en su entorno; del cine infantil y las aficiones cinéfilas menos infantiles de Alfonso XIII; del campo de reclusión tras la guerra civil; del hospital de sangre; de la UIMP; de García Lorca y 'La Barraca'; de la fauna y la flora; de la historia rica que escondía el subsuelo; de las amas de cría; de las cocinas del palacio, de sus muebles, del cuarto del tesoro... todo ello enmarcado en esos poemas dedicados a La Magdalena.
Además, un mapa dibujado por Andy acerca la situación y la nomenclatura de los espacios que refiere Lino Javier Palacios en el libro. El propio autor subraya que «la escritura empezó en pleno confinamiento, y se completó con múltiples consultas, visitas, viajes, comprobaciones, búsquedas y seguimiento del terso hilo de Ariadna en el baúl de los recuerdos personales y familiares». Y confiesa: «Como quiera que se buscaba no solo descubrir lo que había y se vivía detrás de la portilla de la península de La Magdalena durante cerca de cuarenta años, desde el comienzo de la posguerra hasta que la finca retornó a manos de la municipalidad, fueron precisas, a fin de no cometer demasiados errores, lecturas revisionistas, totales o parciales, de amigos cercanos y profesionales...», explica.
La publicación cuenta con el apoyo del ayuntamiento de Santander a través de dos concejalías, la de Turismo y la de Cultura. En el prólogo de la alcaldesa de Santander, Gema Igual apunta que «gracias a este libro vamos a hallar nuevos aspectos de este sugestivo y majestuoso edificio, que el Ayuntamiento mantiene con el máximo cuidado y respeto, así como su entorno [...] una lectura que aporta una experiencia personal de la vida en el Palacio, un edificio que atesora un indudable valor patrimonial, histórico, arquitectónico y turístico que honra a la ciudad y enorgullece a los santanderinos [...] Siguiendo las vivencias del autor, se puede recorrer una península que guarda en sus entrañas gran parte de nuestro ser santanderino».
La trayectoria profesional de Lino Javier Palacio abarca etapas y responsabilidades en casi todos los medios y formatos, de prensa, radio, televisión. Licenciado y doctorando en Ciencias de la Información por la UPV, tras haber convalidado los estudios de la Escuela de Periodismo de Madrid, ha ejerció la actividad periodística en La Gaceta del Norte, Hoja del lunes, Alerta, Cadena SER, El País, Diario 16 en Cantabria, TVE en Cantabria, As, Cantabria económica.
En el plano literario publicó los libros '25 años del Alerta de Plata' y 'Esteban Martino, gran maestro cirujano'. En 2018 le fue otorgado por la Asociación de Periodistas de Cantabria el premio José Estrañi por su trayectoria profesional, que ha combinado «notables logros periodísticos con la máxima discreción, así como por su impronta en toda una nueva generación de periodistas actualmente en activo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.