Cuarenta años... son todo

Guitarreo de calentamiento para acometer el primer tema, un tanguillo lleno de alegrías cordobesas dedicado a las vendimiadoras: 'Enriquezco tu mano cogiendo uvas, cubiertas por los soles y por las lunas'. La poesía ya entró en la noche: Miguel Hernández. Carmen cantaba bien arropada por el piano de Pablo Suárez, los coros y palmas de Rosario Amador y Ana María González, y las guitarras de Salvador 'Salvi' Gutiérrez y Eduardo Espín Pacheco, hijo de la artista. Primeras palabras: 'Esta noche haré un recorrido por mi carrera'. Y llegó el cántico que una linarense canta con sentimiento profundo: 'Andaluces de Jaén'. Miguel Hernández en la voz profunda y expresiva de Carmen, también quebrada y flamenca en esa mezcla de folía, peteneras y taranta. Siguió la noche con homenajes a Enrique Morente, Paco de Lucía, Lorca y Juan Ramón Jiménez. Bulerías, cantes tradicionales, seguidillas, cantiñas y otros cantes se sucedían, con una descarga no esperada de un bailaor gitano de Morón: Pepe Torres. Encandiló con sus bailes a compás, zapateados interminables y originales cambios. Intervino en dos oportunidades y animó desde el escenario al fondo de la sala: fila 38 bulliciosa y alegre.

Carmen vivía cada cante y cerró con un sentido 'Gracias a la vida' dedicado a Violeta Parra y Mercedes Sosa, interpretado con variaciones y gran emoción. Miles de aplausos, olés y deseos de que el espectáculo no terminara. Y no acabó; la guinda más preciosa de la noche estaba por escucharse en un doble bis: la 'Baladilla de los tres ríos' seguida del 'Anda jaleo' (Lorca puro). Grupo en trance, bailaor en embeleso y todos felices porque 'ya se acabó el alboroto y ahora empieza el tiroteo'. Carmen dichosa y entregada. Una voz pura y con ganas de continuar más años.