Si Versalles pudiera hablar

Esta vida exitosa y amigable de compositores de la talla –peluca incluida– de François Couperin, Jean Philippe Rameau, Antoine Forqueray, Jacques Morel y el gran Marin Marais fue mostrada por un trío en el que brillaban la viola de gamba de Alejandro Marías, el violín de la santanderina Irene Benito y el clave de Jordan Fumadó. Los guiños de Couperin a Forqueray ('La superbe ou La Forqueray'), en una pieza donde el clavecinista vibraba con cada compás, se devolvían en 'La Couperin' de Forqueray, donde era el violagambista quien cerraba los ojos en señal de felicidad. Dúo compenetrado al que se añadía el violín– 'Quatriéme Concert Royal'– pasando de la suavidad de un lamento a la italiana a las alegrías juguetonas de una sarabanda. Las seis partes en que se dividió el concierto se comprendían en ese juego entre compositores franceses que conocieron Versalles y que La Spagna ilustraba con precisión. La vena literaria de Alejandro se mostró en sus explicaciones a la pieza final, una 'sonnerie' buscada con ahínco en las calles de París y mostrada campanada a campanada en su viola de gamba de luthier francés.

Espléndido trío que se animó a un bis alegre y conjuntado: otra sarabanda de Couperin. Tarde calurosa (más de treinta grados fuera del santuario de La Bien Aparecida) y concierto cálido. Un consejo versallesco explicaba lo escuchado y visto: 'Concordia Musis Amica', la concordia es amiga de las musas y estas son amigas de La Spagna.