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La transición de un año a otro, estará vigilada en Casyc por una veintena de miradas. Las que Joaquín Martínez Cano ha plasmado en un políptico de gran formato que forma parte de la exposición inaugurada ayer: 'Taller y Memoria'. Hasta enero de 2024 ... podrá verse en la segunda planta del centro cultural. La presentación de la muestra contó con Gaspar R. Laredo Herreros y Juan Muñiz, presidente y director respectivamente, de la Fundación Caja Cantabria, Salvador Carretero, director del MAS y Yolanda de Egoscozábal, directora de Cultura, Educación y Juventud del Ayuntamiento de Santander.
La invitación para exponer ha sido para el autor «un revulsivo» que le ha hecho «mirar hacia atrás y proyectar hacia delante» los proyectos en los que venía trabajando. Así lo afirmó frente a la obra de gran formato en la que 24 miradas se convierten en una sola: la suya.
'Taller y memoria'. Óleos, esculturas, instalaciones y tallas de madera conviven en esta mirada al pasado, apuntando al presente, seleccionada por Joaquín Martínez Cano. Organiza. Fundación Caja Cantabria, MAS y Ayuntamiento de Santander.
Agenda Se puede visitar hasta enero de 2024 en la Sala de Exposiciones de Casyc (segunda planta).
La disposición de la sala donde se muestran las obras requirió, a juicio del artista, «completar» esa visión con otras piezas. Obras que conviven en el tiempo. La serie de miradas se unió así a su constante fuente de inspiración; el paisaje. «El lugar que desde la niñez utilizo como campo de entrenamiento». Casar fotografía con dibujo es su práctica en la última etapa de esa actividad constante.
Taller y memoria se unen en el sentido de que «en mi trabajo he hecho una especie de retrospectiva en el tiempo», explicó. El ejercicio que implica, en sus pinceladas y elementos creativos, piedra, arena, mar, litoral, aquellos materiales «de los que siempre he bebido». Los paisajes están llenos de figuras y las figuras diluidas, embebidas de paisaje. «Técnica y concepto están funcionando a un tiempo».
'Pecio' resume bien ese entorno. Como aficionado al submarinismo, en la memoria de Martínez Cano perviven colores y brillos solo visibles bajo el mar. La pintura materia de gran formato que ocupa uno de los laterales de la sala, es testimonio de un método que practica desde los años 80. Materiales que surgen del medio acuático y se convierten «en un pretexto para incluirlos en la obra».
En el centro de la sala se pueden observar dos piezas escultóricas. Una de ellas tiene también su alma de pecio, pues está construida a partir de un trozo de madera que apareció en el dique de Gamazo y que Martínez Cano talló con el mismo hacha con el que suele cortar leña. Una pieza tosca, a modo de autorretrato, que reúne dos de sus características: el recuerdo de un adolescente aficionado al boxeo y la personalidad de un fajador, «que no es habilidoso, sino que se propone cosas y las realiza desde una posición humilde y sensata». Perseverancia frente a inmediatez.
Más recuerdos, en este caso encerrados entre cristal y madera; los de los veraneantes en su pueblo, Noja, una imagen recurrente. Incluso cuando la temporada ha pasado, el artista pasea por la playa vacía, que para él está «llena de gente» y sigue viendo los perfiles de los habitantes efímeros que aquí llevan bañadores de rayas marineras y dejan el tiempo mecerse con las olas.
En el centro, dentro de un cajón, están las llamadas 'rocaras', los primeros pasos de Martínez Cano. Piedras que adquieren personalidad gracias a su pintura y se transforman en rostros. Descansan sobre un suelo de arena y un cajón de madera, atendiendo a una mezcla de materiales primitivos, que simulan su taller representado en el diáfano espacio de Casyc. Al fin y al cabo, «taller y técnica hacen que las piezas deriven hacia una solución u otra, totalmente diferentes».
Juan Muñiz incidió en que en esos espacios, los talleres de los artistas, «queda, a veces de manera inconsciente, un estilo». La visita al de Martínez Cano abrió un abanico de posibilidades de enorme potencial creativo. «Es un explorador de la memoria, un evocador de paisajes perdidos con gran calidad creativa». destacó.
Talento, continuidad, metamorfosis y coherencia son sus características destacadas, según Carretero, en una visión múltiple y fascinante en que artista y mar son uno mismo.
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