Secciones
Servicios
Destacamos
El próximo día 8 se cumplirá el centenario del nacimiento de Jorge Sepúlveda. Un cantante y compositor que nació en Valencia, vivió en Madrid y falleció en Mallorca, pero que siempre estará ligado a Santander. A esta ciudad dedicó un bolero que la dio a ... conocer en todo el mundo. «Siempre llevaba Santander en su corazón», explica el periodista y escritor madrileño Carlos Arévalo que este jueves, a las 20.30 horas, presentará en el Club de Regatas la biografía 'Jorge Sepúlveda. La voz de la nostalgia'. Un libro editado por el sello santanderino PorBoCa (Promoción del Bolero de Cantabria)
-¿Desvela algún dato nuevo de su biografía?
-Sí. En primer lugar que había muchos errores sobre su vida. Hay muy poca información suya en la Red y una gran parte de ella está equivocada. Como su participación en la Guerra Civil, a él le tocó el bando republicano y como es lógico es un tiempo de luces y sombras que conviene abordar. Yo no he hecho mucho hincapié en ello porque el libro es más bien un homenaje al artista, pero sí que hablo de su época como soldado. Además se han publicado algunos errores como que en la guerra fue herido en una pierna y en realidad fue en una mano. Tampoco se conocía la fecha exacta de su nacimiento y he tenido que llegar hasta el Registro para obtenerla.
-¿Cómo definiría a Jorge Sepúlveda?
-Fue un hombre muy volcado en su profesión. Muy muy culto. Influido por la música del jazz y del swing americano de los años 30 y 40. Él era un 'crooner', es decir un cantante melódico con orquesta grande. Y un hombre que en su plano personal fue muy discreto, muy prudente y muy correcto y cordial con la gente. También hay una vertiente mucha muy solidaria con una gran faceta benéfica.
-¿Cómo era su música?
-Marcó esa época de posguerra. Él empezó a cantar en el año 1941 tras haber pasado una etapa en dúos musicales. Como profesional, llamándose ya Sepúlveda -su verdadero nombre era Luis Sancho Moleón- empezó en el 41 y con un gran éxito en los años sesenta en que decae la música melódica y entra la balada italiana y el rock. Luego en los años 70 inicia una segunda etapa, bien exitosa y casi tan importante o más como la primera que duró hasta los últimos años de su vida. Su música ha tenido varias etapas, la han seguido varias generaciones y aunque actualmente no se escucha todo lo que a él le gustaría y se merece está vigente.
-Pero sus canciones han sido muy versionadas.
-Desde Manolo Escobar, hasta María Dolores Pradera pasando por Javier Krahe o El Consorcio han grabado versiones suyas de 'Mirando al mar', 'Mi casita de papel' o 'Dos cruces'... La que no tiene versión aún es 'Santander'.
-¿Cómo surgió 'Santander'?
-El venía a cantar todos los veranos a Santander, sobre todo después del incendio de 1941 y esta ciudad tenía dos tipos de público. Uno era el del Hotel Real, y por eso su monumento en Reina Victoria a los pies del hotel. Allí actuaba para la alta sociedad, pero luego también tenía su público popular para los que cantaba en La Cabaña, en Los Pinares de El Sardinero. Cuando llega en el año 1946 compone 'Santander' mirando al mar desde la ventana del Hotel Real.
-¿Se sintió querido en Santander?
-La gente de aquí lo adoraba, pero él también amaba a esta ciudad hasta el punto que cuando se casó con Angelines, en el año 1955, vino aquí de luna de miel. Pasó una semana entera aquí. Después volvería en muchas ocasiones hasta casi el final de su vida. La última vez fue en el año 1982, un año antes de su muerte. Recibió muchos homenajes y nunca parará su relación con Santander hasta el punto de que mucha gente piensa que nació aquí y realmente su corazón de aquí y yo creo que aquí es don de más se le ha querido. Antes te decía que tenía una gran faceta solidaria y por eso en sus estancias en Santander siempre ofrecía conciertos en el Hospital de Santa Clotilde y también para las parroquia de Santa Lucía y donaba las taquillas a distintas causas.
-¿Con qué cantante de ahora se le podría comparar?
-Jorge Sepúlveda era el Julio Iglesias de su época. No tenía una gran voz, pero la sabía mover muy bien y también tuvo mucho éxito en América. Dentro de que las comparaciones no son siempre acertadas, claro. Siempre salía al escenario impecablemente vestido con esmoquin o traje, incluso en esa segunda etapa de los años setenta seguía vistiendo como en los años treinta.
-¿Por qué ha subtitulado el libro como 'La voz de la nostalgia'?
-Porque aunque su carrera fue larga parece que se quedó anclado en esos años treinta. Pero precisamente ahí radicó una buena parte de su éxito. A la gente que le sigue y le recuerda le viene a la cabeza con su pajarita o el bigote atildado. En Madrid le conocían como 'el hombre de las dos rayas', por su manera de peinarse con gomina. Tenía un porte de galán antiguo y elegante que podría recordar de alguna forma a Julio Iglesias o Luis Miguel.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.